Grupo Wagner
Prigozhin se reúne en San Petersburgo con emisarios africanos en mitad de la cumbre de Putin con los líderes del continente
El oligarca tranquiliza a sus clientes un mes después del golpe de Estado para garantizar la presencia de Wagner en África
Yevgueni Prigozhin ha aparecido por sorpresa en San Petersburgo, el escenario que acoge estos días la segunda Cumbre Rusia-África en la que Vladimir Putin pretendía escenificar su salida del aislamiento internacional al que le han sometido los países occidentales por la invasión de Ucrania. En una imagen difundida en Facebook por Dimitri Sytii, jefe de la Casa Rusa en Bangui, el oligarca posa en vaqueros y polo blanco con Freddy Mathurin Mapouka, el jefe de protocolo del presidente de la República Centroafricana. Esboza una media sonrisa y se da un apretón de manos con quien figura como uno de los hombres de confianza del líder centroafricano Faustin-Archange Touadéra, quien lleva como escolta en su país a mercenarios del Grupo Wagner.
La fotografía está tomada en el Hotel Palacio Trezzini de San Petersburgo, situado a poco menos de 25 kilómetros de distancia del ExpoForum, el centro de convenciones donde Putin ha ido recibiendo uno a uno a los líderes de los países africanos. No es la única. El cabecilla de la compañía militar privada aparece en una segunda imagen, difundida por el canal de Telegram Orchestra_W, con un tal Justin Tagouh, director de la edición camerunesa de Afrique Media TV, una de las terminales mediáticas de Wagner que se encargan de amplificar las campañas de desinformación rusas en el continente. Probablemente es del mismo día. Prigozhin repite atuendo y pose. Apretón de manos y, a sus espaldas, un extenso mapa de África.
Los canales de Telegram vinculados con Wagner aseguran que el líder del grupo de mercenarios ha recibido en San Petersburgo varias muestras de interés en cooperar por parte de emisarios africanos. No han trascendido más reuniones de Prigozhin en los márgenes de la Cumbre presidida por Putin, pero el hecho de que se hiciera pública su presencia en territorio ruso ha sorprendido a propios y extraños. Del golpe de Estado contra el alto mando militar y, en última instancia, contra el presidente ruso apenas han pasado unas semanas. Pero Putin parece tolerar las idas y venidas del que fuera su proveedor de catering.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, filtró en rueda de prensa que se había producido una reunión entre el presidente ruso y Prigozhin días después del motín, el mayor desafío al liderazgo de Putin en sus 23 años en el poder, que acabó con el líder de Wagner aceptando un «exilio» en Bielorrusia gracias a la mediación del autócrata Alexander Lukashenko. Sin embargo, Prigozhin habría entrado y salido de Rusia a placer en su avión privado, un hecho que parece confirmar su estancia en San Petersburgo.
«Es probable que Moscú aproveche la Cumbre para tranquilizar a los socios africanos sobre su compromiso y la continuidad de los servicios de Wagner tras la incertidumbre del mes pasado», explica la analista Catrina Doxsee. En este sentido, la presencia del oligarca estaría en consonancia con las intenciones del Kremlin, que busca proyectar una imagen de normalidad, de calma, después de la tempestad que sacudió los cimientos del régimen de Putin. Bussines as usual, sobre todo para el oligarca, cuya fuente de ingresos principal proviene de sus lucrativos negocios en África, donde controla minas de oro y otras reservas de preciados recursos materiales como contraprestación por sus servicios de seguridad.
En su primer discurso después del motín, Putin garantizó que Wagner dejaría de operar en Rusia, un país donde la legislación prohíbe la existencia de compañías militares privadas pero que a su vez ha nutrido con fondos públicos y combatientes de las filas de su propio Ejército a Wagner para que actuara como fuerza paramilitar en la sombra. Pero no concretó si los hombres de Prigozhin podrían mantener sus redes en África. El propio Prigozhin, pasadas unas semanas, confirmó en un vídeo grabado en Bielorrusia que continuarían en el país vecino antes de reagrupar a sus fuerzas y partir hacia el continente africano.
Los tentáculos de Wagner en Níger
La misma cuenta de Telegram que filtró la imagen de Prigozhin con Tagouh publicó minutos después otra fotografía tomada según parece en Malí, en la que aparecía un grupo de personas con banderas rusas, enseñas de Wagner y pancartas con la inscripción «Gracias Wagner» o «Wagner es la cura para Occidente». Son los mismos carteles que han aparecido en la tarde del jueves en las calles de Niamey, la capital de Níger, que presenció a mediados de semana la culminación de un golpe de Estado contra el presidente Mohamed Bazoum, un líder prooccidental cuyo mandato se ha caracterizado por colaborar estrechamente con Estados Unidos y la Unión Europea en materia de migración y, sobre todo, en la lucha contra el yihadismo que asola sus fronteras.
Los observadores señalan que, por el momento, la aparición de banderas rusas y la presencia de manifestantes favorables a la intervención del Kremlin parece más bien «una postura oportunista». La responsabilidad de Wagner en la asonada es, todavía, una hipótesis sobre la que apenas hay pruebas. Además, los acontecimientos en Níger poco tienen que ver con lo ocurrido en los recientes golpes de Estado en Malí o Burkina Faso, donde la influencia de Rusia era más evidente. Los líderes golpistas de ambos países, por cierto, estaban en la Cumbre de San Petersburgo cuando ocurrieron los hechos.
Pero Prigozhin quiere capitalizar la situación, como hizo en Malí y como intenta hacer desde hace meses en Burkina Faso, donde, a diferencia de su vecino, Wagner aún no está presente. Con ese objetivo, el oligarca felicitó a Níger «por su nueva independencia» y acusó en una nota de audio difundida en Telegram al ya expresidente y a sus aliados occidentales de desestabilizar y apoyar «a bandas y terroristas» en el Sahel. Una retórica utilizada por los canales prorrusos en el continente para alimentar la animadversión de la población local contra las fuerzas europeas y norteamericanas. El mismo mensaje repitió desde la Cumbre de San Petersburgo el traficante de armas Viktor Bout, canjeado en un intercambio de prisioneros con Estados Unidos hace unos meses. Para Bout, Níger y África en general «se han liberado de la dominación colonial y empiezan a proclamar alto y claro su lugar absolutamente legítimo en la mesa de la política y la economía mundiales».
Detrás de esta estrategia de comunicación está Alexander Ivanov, que dirige la Comunidad de Oficiales para la Seguridad Internacional, una empresa con sede en Rusia que coordina a los instructores que Wagner envía para formar a las Fuerzas Armadas de República Centroafricana. Es el hombre de Prigozhin en África, que promociona a una empresa de seguridad cuestionada tras la rebelión fallida.
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