Francia

Las protestas contra la reforma de las pensiones de Macron pierden fuerza

La ultraderechista Le Pen rentabiliza el malestar social de los franceses y encabeza ahora los sondeos electorales

Los manifestantes se cebaron con el restaurante «La Rotonde», donde Macron celebró su victoria electoral en 2017
Los manifestantes se cebaron con el restaurante «La Rotonde», donde Macron celebró su victoria electoral en 2017TERESA SUAREZAgencia EFE

Son las tres de la tarde en París y los enfrentamientos entre manifestantes y policías comienzan a estallar más temprano que de costumbre. El olor inconfundible del gas lacrimógeno inunda también las calles de Lyon, Marsella, Nantes, escenarios de incendios y pedradas contra los agentes del orden. Es el ambiente de la undécima jornada de protestas contra la polémica reforma de las pensiones que retrasa la edad de jubilación de 62 a 64 años y que fue aprobada con fórceps por Emmanuel Macron.

El epicentro de la protesta esta vez es el restaurante “La Rotonde”, donde el mandatario celebró junto a sus amigos más cercanos el pase a la segunda vuelta electoral en 2017, que lo llevó finalmente a la presidencia. El lugar es considerado un ícono elitista, totalmente contrario a la lucha social. Según la policía, unos 300 manifestantes vestidos de negro – los famosos black blocs- se ensañaron contra la "brasserie", rompiendo ventanas y prendiendo en fuego el toldo rojo de la entrada.

Sophie Binet, la nueva secretaria general de la Confederación general del Trabajo - la poderosa CGT – no duda en culpar a Macron de la violencia: “Es evidente el rechazo de la gente a esta reforma y al hecho de aprobarla por la fuerza... Emmanuel Macron era el presidente de los ricos, ahora es el presidente del caos...”

La escena de “La Rotonde” en pedazos resume un descontento mucho más intenso este jueves. La razón es que, apenas la víspera, la reunión entre los líderes sindicales y la primera ministra, Elisabeth Borne, fracasaba estrepitosamente en su intento de calmar los ánimos y recuperar la paz social.

Siguiendo la línea férrea de Emmanuel Macron, Borne dejó claro que no retiraría la reforma de jubilaciones. En respuesta, los ocho sindicalistas convocados a su despacho cumplieron lo prometido: se retiraron de la mesa de diálogo y llamaron a endurecer más que nunca la protesta en la calle.

Pero se quedaron cortos. La huelga no se cumple como otras veces. El transporte urbano y ferroviario funcionaron casi normalmente y los maestros participaron en un 8% a nivel nacional. En las manifestaciones, los números también bajan. Los sindicatos aseguran que 400.000 personas salieron a protestar en las calles de París, cincuenta mil menos que el pasado martes 28 de marzo. Las cuentas del ministerio del interior también apuntan a la baja: 93.000 personas en París la semana pasada contra 57.000 este jueves.

A nivel nacional, los sindicatos aseguran haber reunido cerca de dos millones de manifestantes mientras las autoridades calculan un número mucho más bajo: 570.000.

A pesar de las cifras en descenso, el movimiento no parece detenerse. De hecho, la jornada se termina con una nueva convocatoria a la calle el próximo 13 de abril.

En este contexto de tensiones políticas y sociales, se impone una pregunta lógica: ¿a quién beneficia todo esto? Según un sondeo publicado esta semana por la encuestadora IFOP, la gran ganadora de la situación es la ultraderechista Marine Le Pen. Primero, porque hay un profundo sentimiento de arrepentimiento de parte de los votantes por haber apoyado a Macron antes que permitir la llegada a la presidencia de la extrema derecha, aún con la sombra del viejo Frente Nacional -considerado violento y racista- bien presente en la memoria colectiva. “No más voto útil” reza un buen número de pancartas en medio de las protestas de calle.

La segunda razón es que Marine Le Pen ya no sólo convence en asuntos migratorios de extrema derecha. Ha suavizado su imagen y su discurso, logrando penetrar distintas capas de electores con temas como inflación, seguridad, empleo, familia.

Según IFOP, si las elecciones se realizaran este domingo, Le Pen ganaría con un 31% de los votos, ubicándose por encima del candidato del partido presidencial (eventualmente, el ex primer ministro Edouard Philippe) y del símbolo de la extrema izquierda francesa, Jean-Luc Mélenchon.