Rusia

El misil «invencible» de Putin

El presidente ruso presenta entre sus nuevas armas a «Satán», un dispositivo nuclear capaz de burlar el sistema defensivo de EE UU. Según la Casa Blanca, el anuncio demuestra que Moscú viola los tratados de no proliferación.

Putin, en su discurso sobre el estado de la nación ante las dos cámaras del Parlamento
Putin, en su discurso sobre el estado de la nación ante las dos cámaras del Parlamentolarazon

El presidente ruso presenta entre sus nuevas armas a «Satán», un dispositivo nuclear capaz de burlar el sistema defensivo de EE UU. Según la Casa Blanca, el anuncio demuestra que Moscú viola los tratados de no proliferación.

El discurso anual de Vladimir Putin ante la Asamblea Federal (Parlamento) estaba previsto que durara los habituales 40 minutos. Pero esta vez el presidente ruso tenía otros planes. Seguro de su victoria en las elecciones presidenciales del próximo 18 de marzo, Putin se tomó una hora y 55 minutos –todo un récord– para explicar la hoja de ruta que aplicará durante los próximos seis años en ámbitos como la economía, la educación y la salud.

Sin embargo, en un giro bien calculado, el líder ruso dedicó la mitad de su discurso a hablar de temas militares y de defensa movido por la «amenaza creciente del sistema de defensa antimisiles de EE UU y el despliegue de la OTAN cerca de las fronteras rusas». Valiéndose por primera vez de enormes pantallas que mostraban vídeos e infografías, hizo varios anuncios en este ámbito que propiciaron, como era de esperar, los entusiasmados aplausos de los presentes.

Putin aseguró que durante varios años Rusia exhortó a los estadounidenses a no romper el acuerdo sobre el escudo antimisiles (ABMT, firmado en 1972 con la extinta Unión Soviética) y no infringir el equilibrio estratégico, «pero fue en vano», dijo. «Estados Unidos abandonó en 2002 el tratado de manera unilateral». Ante esta realidad, añadió, a Moscú no le quedó otra opción que crear nuevas tecnologías militares para responder, y aprovechó su intervención ante cientos de cámaras y testigos para mostrarlas en detalle.

Entre los anuncios destaca el nuevo misil estratégico intercontinental Sarmat (SS-X-30 Satan-2, según la OTAN) que, según explicó, tiene un mayor alcance –cualquier punto del globo–, puede transportar una mayor cantidad de ojivas y no sigue una trayectoria de vuelo balística, lo que hace «inútil» al sistema de defensa antimisiles de Estados Unidos y sus aliados. Aseguró también que a finales de 2017 Rusia ensayó con éxito un misil de crucero con propulsión nuclear y un nuevo misil hipersónico de emplazamiento aéreo llamado «Kinzhal» (Daga), que excede la velocidad del sonido diez veces, es maniobrable durante todo su recorrido, puede portar una ojiva nuclear y tiene un alcance superior a los 2.000 kilómetros. La nueva ronda de aplausos no se hizo esperar. En opinión de Putin, estos nuevos misiles le dan a Rusia «una seria ventaja» y su velocidad los hace invulnerables para los sistemas de defensa antimisiles porque «simplemente no pueden ser alcanzados». Además mostró imágenes de un vehículo no tripulado submarino que transporta una ojiva nuclear y puede atacar portaaviones e instalaciones costeras. Para terminar de poner la cereza al pastel, Putin subrayó que «Rusia ha sido y sigue siendo una potencia nuclear. Nadie quería escucharnos. Ahora pueden hacerlo».

Aseguró también que teniendo en cuenta las nuevas tecnologías militares desarrolladas por su país, el acercamiento de la OTAN a las fronteras rusas «se vuelve poco eficaz desde el punto de vista militar».

El presidente ruso expresó por otro lado su preocupación por algunos puntos de la estrategia nuclear revisada de EE UU, que «reduce el umbral para el uso de armas nucleares». Según dijo, ese documento establece que las armas nucleares pueden ser disparadas en respuesta al empleo de armas convencionales e incluso a una ciberamenaza y prometió que «cualquier uso de armas nucleares contra Rusia o sus aliados será considerado como un ataque contra nuestro país y responderemos».

Sin embargo, y pese a estos anuncios subidos de tono, Putin aseguró que «Rusia no amenaza a nadie» y está interesada en una cooperación normal y constructiva con EE UU y la Unión Europea. «Pese a que nuestras posiciones no coinciden sobre algunos temas, de todos modos seguimos siendo socios porque juntos debemos responder a retos muy difíciles, garantizar la seguridad global, construir un mundo futuro que se vuelve cada vez más interconectado y en el que va en aumento la dinámica de los procesos de integración», matizó.

La reacción de Washington no se hizo esperar. La Casa Blanca insistió en acusar a Rusia de violar los tratados de no proliferación nuclear y afirmó que el anunció del líder ruso supone una confirmación de ello. «El presidente Putin ha confirmado aquello que el Gobierno de Estados Unidos ha sabido desde el principio, que es que Rusia ha estado desarrollando armas desestabilizadoras durante una década, lo que supone una violación de sus obligaciones», afirmó la portavoz de la Administración del presidente Donald Trump, Sarah Huckabee Sanders.

La Casa Blanca siguió así la línea del Departamento de Defensa, que unas horas antes había afirmado que el anuncio del Kremlin no había «sorprendido» al Pentágono. A pesar de que el anuncio de Putin se produce después de que EE UU presentara en enero su nueva Estrategia de Defensa Nacional (NDS) y en febrero su Revisión de la Postura Nuclear (NPR), Sanders aseguró que la situación no ha cambiado, puesto que Trump «entiende las amenazas» de «este siglo». Tanto la NDS como la NPR volvían a señalar a Rusia como una amenaza, después de años en que la Defensa estadounidense se ha centrado en combatir al terrorismo islamista.