Guerra de Ucrania

Putin reedita la crisis de los misiles y anuncia el despliegue de armas nucleares en Bielorrusia en las próximas semanas

En pleno inicio de la contraofensiva ucraniana, el presidente ruso vuelve a sacar la carta nuclear y sitúa el 8 de julio como la fecha clave

Sistema de misiles Iskander
Sistema de misiles Iskanderlarazon

El plan del Kremlin de desplegar armas nucleares en la vecina Bielorrusia sigue imparable su curso. Así lo manifestó este viernes el presidente ruso, Vladimir Putin, adelantando que durante la primera semana de julio podrían empezar a llegar sus misiles a dicho país. «Todo va según lo previsto. Los días 7 y 8 de julio se prepararán las instalaciones para este despliegue. Después pondremos en marcha medidas para la obtención de diferentes tipos de armamento. Todo está planeado», afirmaba Putin durante una reunión con su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, en la residencia de verano del jefe del Kremlin en Sochi, a orillas del mar Negro. Casualidad o no, las fechas previstas para el traslado del armamento confirmarían que los misiles ya se encontrarían en sus nuevas posiciones justo antes de la cumbre de la OTAN, que se celebrará entre el 11 y el 12 de julio en Lituania, a pocos kilómetros de las armas colocadas por Moscú.

El encuentro con Lukashenko, su principal aliado militar, estaba fijado desde hace tiempo para tratar varios temas de cooperación bilateral, en el que no podía faltar hablar de su alianza de defensa. Fue en marzo cuando el líder ruso anunció que Moscú y Minsk habían acordado la colocación de armas nucleares tácticas en esa ex república soviética, decisión tomada como respuesta al suministro llevado a cabo por Reino Unido a Ucrania de municiones con uranio empobrecido. Putin justificó la decisión argumentando que seguía los pasos de Washington y sus aliados, que habían desplegado sus armas en terceros países, y afirmó que esto no viola las obligaciones internacionales, ya que Rusia no transfería el armamento a sus vecinos del oeste, sino que «está haciendo lo que hace EE UU desde hace décadas».

Se sabe que Rusia ya ha enviado un sistema de misiles «Iskander», capaz de portar ojivas nucleares, y diverso equipamiento militar a Bielorrusia para hacer uso de munición especial, en respuesta a lo que desde Moscú llaman «política agresiva de los países hostiles», con EE UU a la cabeza y sus socios de la OTAN. En este sentido, el ministro ruso de Defensa, Serguei Shoigu, informó de que Moscú tendrá en todo momento el control sobre las armas transferidas al país vecino y la decisión sobre su posible uso. Fue el propio Shoigu quien se trasladó a Minsk hace un par de semanas para firmar con su homólogo bielorruso, Victor Jrenin, los acuerdos que regulan ese despliegue y almacenamiento de armas nucleares «no estratégicas» en aquella ex república soviética.

El presidente ruso también anunció un plan de acción ante la presión externa, ideado por ambos países, que podría desarrollarse en el futuro acogiendo a otras repúblicas de la antigua URSS con las que Moscú y Minsk tienen buena relación. «Necesitamos centrarnos en nuestras fortalezas y en nosotros mismos. Si desarrollamos un plan de acción de este tipo, entonces nuestros socios definitivamente se unirán, estoy seguro, tanto Kazajstán dentro de la EAEU como Uzbekistán. Crearemos condiciones atractivas», adelantó Putin. El líder ruso reconoció que el Ejército de Ucrania había comenzado ya su anunciada contraofensiva, con el objetivo recuperar el territorio perdido desde que se iniciara la ocupación rusa en febrero de 2022. «Podemos afirmar absolutamente que la contraofensiva ucraniana ha comenzado, y esto se evidencia por el uso de reservas estratégicas», aseveró el presidente de Rusia.

La noticia no pilla por sorpresa al Kremlin, cuyos sistemas de seguimiento ya habían comprobado previamente lo anunciado por el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, hace varias semanas. Aun así, el mandatario ruso ha asegurado que, por el momento, todas las ofensivas ucranianas han fracasado, aunque sí ha reconocido que el Ejército de ese país posee un importante potencial ofensivo. Lo que más preocupa en Moscú ahora mismo es la capacidad de ataque ucraniano en territorio ruso. Ayer mismo, un dron procedente de Ucrania impactó contra un bloque de viviendas en la ciudad rusa de Voronezh, situada a 300 kilómetros de la frontera, dejando un balance de, al menos, tres personas heridas. Se cree que el artefacto no pilotado pudo ser interceptado por la aviación rusa y que su objetivo inicial era explosionar en una fábrica de aviones cercana.

Según el gobernador de la región, Alexandr Gusev, las víctimas del ataque «resultaron heridas con fragmentos de cristales. Se les ofreció ayuda médica en el lugar de los hechos, ya que se negaron a ser hospitalizados», aseverando que el balance de víctimas pudo ser mayor, pero la suerte quiso que el edificio se encontrase vacío en el momento del impacto. Ya se han evacuado a los vecinos de los edificios colindantes. Desde el ministerio de Defensa ruso se informa diariamente de los ataques repelidos, que se han intensificado de manera gradual.