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Putin pone a la mayoría del G-20 en contra de la guerra de Obama
Las diferencias sobre un posible ataque a Siria ensombrecen la primera jornada de la cumbre
La crisis en Siria ha irrumpido con fuerza en San Petersburgo y polariza buena parte de la atención mediática en una cumbre de líderes del G-20, que, a priori, debía centrarse en la economía.
La crisis en Siria ha irrumpido con fuerza en San Petersburgo y polariza buena parte de la atención mediática en una cumbre de líderes del G-20, que, a priori, debía centrarse en la economía. Pero no podía ser de otra manera cuando los dos hombres más poderosos del planeta –el presidente ruso, Vladimir Putin, y el invitado estrella a la cumbre, Barack Obama– mantienen desde hace varios meses un pulso sordo por la cuestión siria. Prueba de ello es que el protocolo de la cumbre, que de ordenar a los líderes de Gobierno según el alfabeto cirílico hubiera obligado a Putin y Obama a estar casi codo con codo (sólo el ministro de exteriores saudí, Saud Al-Faisal Al-Saud, hubiera mediado entre ellos) ha sido piadosamente dejado de lado para adoptar el alfabeto latino y, gracias a esta delicada finta diplomática, interponer algún jefe de Gobierno más entre ellos.
Este encuentro entre las veinte potencias más importantes del planeta fue utilizado por ambos mandatarios para medir sus fuerzas ante sus respectivos planes en Siria, cosechar el mayor número de aliados posibles y convencer a aquellos que todavía se mantienen a la espera del informe de los inspectores de la ONU para actuar. Mientras que el presidente de EE UU pisó San Petersburgo con el firme respaldo de Francia, Reino Unido, Turquía, Arabia Saudí, Australia y Canadá; su homólogo ruso lo hizo con la mayoría de las potencias emergentes, como Brasil o India, además de su socia China, Suráfrica y Corea del Sur.
A pesar de la guerra dialéctica que han mantenido en estas últimas semanas Putin y Obama, ayer, ambos intentaron limar asperezas ante los flashes y mostraron una cordialidad que pocos se creyeron. Durante 15 segundos ambos posaron sonrientes ante los medios en la entrada del Palacio de Constantino e intercambiaron unas breves palabras. «Es precioso», comentó Obama en relación al lugar de la cita, quien ha programado una reunión con activistas de Moscú defensores de los derechos de los homosexuales afectados por las recientes leyes aprobadas por su homólogo ruso . Además, el líder estadounidense fue el único político que se presentó en su coche oficial, conocido como «La Bestia», al contrario que el resto de los dirigentes, que llegaron en vehículos Mercedes, proporcionados por la organización de la cumbre en Rusia. «No habrá un encuentro formal entre ambos, pero, Obama sí tiene pensado tener alguna conversación informal con Putin con la intención de explicarle su postura sobre la intervención en Siria», aseguró Ben Rhodes, asesor del presidente de EE UU. Ante las alusiones de varios mandatarios a la situación que vive Damasco, Putin explicó que aunque en la agenda no estaba incluido el análisis sobre la reacción internacional ante el supuesto ataque con armas químicas de Bachar al Asad contra la población civil, abordarían este tema durante la cena que tendría lugar tras la sesión plenaria. «Varios de los participantes me han pedido que se les dé la posibilidad de discutir otros temas muy importantes y graves de política internacional, especialmente la situación en Siria», afirmó el presidente del Kremlin.
Antes de ser recibido por su homólogo ruso, Obama llamó por teléfono a los senadores en Washington, informa Marta Torres desde Nueva York. Allí, el miércoles por la tarde, el Comité de Relaciones Internacionales de esta cámara aprobó la resolución del ataque a Siria en una votación muy dividida. Todavía queda valorar la decisión de dicho comité en la Cámara de Representantes que abrirá el camino a la votación en el Congreso. En el Capitolio, todavía hay más de 300 legisladores que tienen sus dudas. Además, ayer, «The New York Times» publicó un vídeo en el que se muestra la ejecución de siete soldados sirios llevada a cabo por un grupo de rebeldes. Mientras, Putin ha mandado una delegación de Moscú a Washington para intentar convencer a los legisladores estadounidenses de que voten en contra del plan de Obama de atacar Siria. Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, anunció que mañana asistirá a la reunión informal de los ministros de Exteriores de la UE para continuar con la campaña de la Administración Obama para justificar su plan de intervención en Siria.
Puntos de fricción entre EE UU y Rusia
- Wasghinton aprueba en diciembre de 2012 la denominada «Acta Magnitski», una ley que afecta a un total de 18 funcionarios rusos que se enfrentan a sanciones económicas y a la prohibición de entrar en EE UU por estar supuestamente implicados en violaciones de los derechos humanos.
- En respuesta a la sanción impuesta por la Casa Blanca, Putin publica una lista negra impidiendo la entrada en su territorio a 18 funcionarios estadounidenses.
- La Duma golpea de nuevo al Gobierno estadounidense al prohibir por ley la adopción de niños rusos desde el pasado 1 de enero.
- La concesión de asilo al ex agente de la NSA, Edward Snowden, por parte de Moscú eleva la tensión diplomática entre los dos países. Obama llega incluso a cancelar una reunión con su homólogo ruso preparatoria a la cumbre del G-20.
- La cruzada rusa contra los homosexuales puede añadirse a la lista de desencuentros cuando Obama desafie hoy al Parlamento ruso y se reúna con organizaciones defensoras de los derechos del colectivo gay.
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