Europa

Bruselas

Putin presume de poder moral

Putin, antes de pronunciar un discurso | Fotografía archivo 2019
Putin, antes de pronunciar un discurso | Fotografía archivo 2019larazon

La Unión Europea sigue manteniendo la mano tendida hacia el presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, origen de la crisis en la que él mismo se metió de cabeza al decidir suspender la firma del acuerdo de asociación y libre comercio con los Veintiocho. Pese al giro hacia Rusia, orquestado por Moscú, la ex república soviética sigue siendo una pieza preciada para la Unión Europea, por ser un socio estratégico de 60 millones de habitantes y hallarse en una posición fundamental en el tránsito de las redes de energía.

La Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Catherine Ashton, aseguró ayer de vuelta a Bruselas tras dos días en Ucrania que sus dos encuentros con el presidente la han convencido de que éste «tiene intención de firmar el acuerdo de asociación» con la UE, un pacto que «ayudará a atraer inversiones» al país. En este sentido, reconoció que Yanukovich se mostró preocupado por «las cuestiones económicas a corto a plazo» a las que el país se enfrenta y que, según ella, son desafíos «reales». En concreto, Ucrania solicita 20.000 millones de euros a cambio de firmar un acuerdo de asociación y de libre comercio, debido a las pérdidas que supuestamente le generaría la entrada de nuevos competidores, y en compensación por la pérdida potencial de su mercado ruso, según dijo ayer el primer ministro, Mikola Azarov. Sin embargo, Bruselas no quiere entrar en el mercadeo e insiste en que si se cumplen las condiciones –incluidas aquellas referidas al Estado de Derecho– podrá firmarse el acuerdo. «Esta cifra de 20.000 millones al año es sólo otra cifra de los ucranianos. No vemos de dónde sale esta cifra y la cifra debería ser discutida en la reunión que prepararán las delegaciones técnicas», indicaron fuentes de la UE.

Con todo, el comisario de Ampliación, Stefan Füle, dijo ayer en Estrasburgo que Europa está lista para ayudar a Ucrania y promover su modernización, incrementando el préstamo del Fondo Monetario Internacional con asistencia macrofinanciera y «aumentando» su programa de asistencia financiera. Pero, cuidado, la oferta europea se enmarca dentro de los instrumentos ya existentes y no se trata de una nueva «puja» para promover el acercamiento con Ucrania. En concreto, la UE ha prometido a Ucrania un préstamo de asistencia macrofinanciera de 610 millones de euros, condicionado a un programa de reformas con el Fondo Monetario Internacional. Asimismo, el país podría recibir una ayuda bilateral anual de 120 millones de euros, otros 40-50 millones al año en función de avances en las reformas democráticas y una ayuda adicional anual de unos 20 millones de otro instrumento para facilitar las inversiones en los países vecinos. A todo ello se sumaría el ahorro de unos 500 millones de euros anuales en aranceles para las empresas ucranianas.

En este contexto, el presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró ayer que Rusia no está presionando a Ucrania para que ingrese en la Unión Aduanera (UA), en detrimento de la opción europea, sino que es una «fuerza por el bien moral». «Nosotros no imponemos nada a nadie, no buscamos la hegemonía regional, pero si nuestros socios desean trabajar conjuntamente, estaremos dispuestos a continuar esta labor a nivel de expertos», dijo Putin en un discurso sobre el estado de la nación ante el Parlamento. Putin quiso sacar pecho por sus últimos éxitos diplomáticos en Oriente Medio: la negociación del desmantelamiento químico del régimen sirio y el acuerdo preliminar sobre la suspensión del programa nuclear iraní y lanzar, de paso, una puya a su tradicional enemigo, Estados Unidos. Durante su discurso en la Sala de San Jorge en el Kremlin, el presidente acusó a Occidente de tratar de «imponer a otros países un modelo de desarrollo supuestamente más progresista», que al final termina en «barbarie y derramamiento de sangre».

Según la oposición ucraniana, Moscú y Kiev podrían estar preparándose para cerrar un acuerdo comercial durante la reunión de la comisión interestatal que se celebrará en la capital rusa el próximo 17 de diciembre. Si esto fuera cierto, demostraría el doble juego del presidente Yanukovich, que se muestra dispuesto a firmar el acuerdo de asociación como exige Euromaidan pero sin renunciar al trato preferencial de Moscú. Una estrategia que no comparten los opositores europeístas, que quieren dejar de ser el patio trasero del Kremlin. Mientras, la toma de la Plaza de la Independencia de Kiev sigue creciendo, y los manifestantes han levantado barricadas con sacos terreros, neumáticos y nieve, dispuestos a no abandonar la plaza si Yanukovich no rectifica su giro a Rusia.