Moscú
Putin se deshace de su principal enemigo político
Alexei Navalni, el bloguero ruso y líder más visible de la oposición al presidente Putin, fue condenado ayer a cinco años de cárcel por robo y malversación, una pena en la que muchos ven más que un castigo una auténtica purga política. La resolución judicial llega en plena campaña electoral para las elecciones municipales y cuando Navalni aspiraba a la alcaldía de Moscú, por lo que generó numerosas protestas entre sus seguidores que, a través de las redes sociales, convocaron ayer manifestaciones en la capital rusa y otras ciudades del país para denunciar un proceso tras el que ven la mano de Putin. Más de 3.000 personas se concentraron con carteles y fotografías del líder opositor frente al Kremlin.
Los hechos que se le imputan a Navalni datan de 2009, cuando trabajaba como asesor voluntario del gobernador de Kirov, una región 900 kilómetros al este de Moscú, en una compañía maderera estatal. Según la investigación, el líder opositor sustrajo entonces el equivalente a un total de 375.000 euros a través de contratos ilegales.
La defensa ha negado por completo los cargos alegando que Navalni no tenía ninguna capacidad para tratar con los ejecutivos de la compañía maderera y firmar contratos por sumas tan altas. Además, sus abogados han criticado que el juez no les haya permitido llamar a ningún testigo y han acusado al tribunal de ponerse de acuerdo con el presidente de la empresa maderera, Vyacheslav Opalev, para que declarase en contra de Navalni.
En definitiva, para la defensa, el proceso judicial no ha sido muy diferente de «las farsas judiciales de la época de Stalin». La misma idea lanzó desde su prisión de Siberia Oriental el que fuera el hombre más rico de Rusia y feroz opositor de Putin, Mijail Jodorkovski, quien subrayó que, como en la era estalinista, los disidentes y opositores políticos son procesados como criminales para que el régimen pueda presumir de la ausencia de presos políticos. Pese a todo, Navalni no se arredró y, en su primer tuit después de la condena, pidió a sus seguidores que no le echen de menos y que no se queden quietos. «La rana no se va a mover del oleoducto por sí sola», ironizó en referencia al control de Putin sobre los recursos naturales del país. La sombra de la duda se posa ahora sobre el Kremlin, pues el líder opositor se encontraba en plena campaña para las elecciones a la alcaldía de Moscú y había expresado en alguna ocasión su intención de continuar hasta las presidenciales de 2018, fecha en la que, con la pena de cinco años, seguirá en prisión.
Tras conocerse la condena, Navalni retiró su candidatura a la alcaldía e hizo un llamamiento a boicotear los comicios. Además, dentro y fuera de Rusia arreciaron las críticas por las sospechas de que los derechos fundamentales en la Federación Rusa brillan por su ausencia.
Así, el ex líder soviético Mijail Gorbachov denunció que el caso «demuestra que no tenemos una judicatura independiente» y acusó a Putin de «usar el poder judicial contra enemigos políticos». Otro representante de la oposición, Boris Nemtsov, criticó a Putin porque, a su juicio, «Putin ha demostrado al mundo entero que es un dictador que envía a prisión a sus oponentes políticos». Incluso algunos aliados del presidente han criticado la decisión, como el ex ministro de Finanzas Alexei Kudrin, para el que el veredicto es «un intento de aislarle [a Navalni] de la sociedad y el proceso electoral» y lamentó que el impacto de la noticia pueda dañar la actividad económica y desanimar la inversión en un país en el que la corrupción y la ausencia de derechos de propiedad son la tónica general. Amnistía Internacional no dudó en acusar al Kremlin de usar la justicia penal para «aplastar a la oposición política». Desde la UE, fue la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, quien declaró que los cargos contra Navalni no tenían ninguna base sólida y «ponen en cuestión» el imperio de la ley en Rusia.
Por su parte, la Casa Blanca manifestó su «decepción y consternación» ante la noticia y declaró que «la dura sentencia de Navalni es el último ejemplo de una preocupante tendencia a reprimir la disidencia en la sociedad civil rusa». La organización «Memorial», por su parte, le consideró ya un «preso político».
Un bloguero incómodo para el Kremlin
El abogado ruso de 39 años se ha convertido en los últimos meses en uno de los opositores que más quebraderos de cabeza ha supuesto para Putin. Indignado por los casos de corrupción que se descubrían día a día durante la transición democrática y las violaciones de los derechos humanos en las repúblicas del Cáucaso, Navalny decidió entrar en política en 1999 , poco antes de la llegada de Putin al poder, y se unió al partido liberal Yabloko. En 2007 fue expulsado de la formación por sus posturas críticas contra la inmigración y se convirtió en copresidente del movimiento Narod, donde comenzó a aumentar su popularidad entre los jóvenes. A partir de entonces Navalni inició su expansión por las redes sociales y creó un blog que se encuentra ahora entre los más leídos del país. Durante todo este tiempo, el abogado ruso se dedicó a denunciar casos de corrupción y amiguismo en el seno de Rusia Unida, el partido oficialista de Putin, provocando la dimisión de varios diputados del Parlamento nacional, según informa Efe. El bloguero también logró sacar a la luz los casos de muchos presidentes y ejecutivos de bancos y grandes empresas que habían llegado a sus puestos con apenas veinte años gracias a sus lazos con el poder. Desde la autoridad moral que le había dado ser el azote de los corruptos del régimen, Navalni lideró las protestas multitudinarias de 2011 tras la reelección de Putin y los manifestantes lo eligieron como su representante por delante de otros disidentes de renombre, como el ajedrecista Gari Kasparov. Fue precisamente su participación en las protestas la razón por la que fue arrestado y encarcelado durantedos semanas. Impulsado por el eco mediático que ha recibido desde entonces desde las redes sociales y muchos medios tradicionales de Europa y Estados Unidos, el abogado decidió presentarse a las elecciones del próximo mes de septiembre para la alcaldía de Moscú, plataforma que utilizaría para las presidenciales de 2018, su verdadero objetivo.Según las encuestas, el líder opositor apenas alcanzaría un 8% de los votos en las municipales, mientras que Putin mantiene hasta ahora un 63%. Queda ahora por saber cómo será su futuro tras la sentencia.
✕
Accede a tu cuenta para comentar