Política

Ucrania

Putin se la juega en Ucrania

Poroshenko intenta dar un vuelco a los sondeos, que dan como favorito al cómico Zelenski.

Los «hinchas» de Poroshenko se colocaron a la izquierda, mientras que los de Zelenski se fueron agolpando a la derecha (con un cordón policial en medio) / Ap
Los «hinchas» de Poroshenko se colocaron a la izquierda, mientras que los de Zelenski se fueron agolpando a la derecha (con un cordón policial en medio) / Aplarazon

Poroshenko intenta dar un vuelco a los sondeos, que dan como favorito al cómico Zelenski.

El magnate y actual mandatario ucraniano Petro Poroshenko y el comediante Volodymir Zelenski se miden hoy en la segunda vuelta de las presidenciales. En la primera vuelta, Poroshenko obtuvo el 16%, mientras que Zelenski fue la gran sorpresa con el 30% de los votos. Las encuestas auguran la victoria del cómico de 41 años y sin experiencia política, excepto en la serie de televisión «Sirviente del pueblo», donde da vida a un presidente. Los analistas aseguran que el fenómeno de Zelenski es una clara manifestación del voto de protesta de un pueblo harto de los políticos tradicionales y refleja la tendencia global de la lucha contra el «establishment». Medios ucranianos ya hablan de cómo será el futuro de Poroshenko, un magnate de 53 años, si pierde las elecciones por poco margen y si podrá consolidarse en el Parlamento, o por el contrario tendrá que llegar a un acuerdo con las nuevas autoridades, o incluso huir del país, si la brecha de votos es muy alta.

La campaña ha sido una nueva oportunidad para el presidente ruso, Vladimir Putin, y su maquinaria de propaganda antiucraniana. De hecho, se trata de las primeras presidenciales en las que no pueden votar casi nueve millones de ucranianos que residen en la zona del conflicto en el este del país y en Rusia.

Como en España, los candidatos llevaban semanas discutiendo sobre la forma y la fecha de los debates que finalmente tuvieron lugar el sábado en el Estadio Olímpico de Kiev y ante más de 20.000 espectadores. La campaña ha estado marcada por los escándalos que salpicaron a los dos rivales. Por un lado, el ministro del Interior reveló un sistema para la compra de votos por parte del equipo de Poroshenko a cambio de asistencia financiera al electorado para cuyo fin se destinaron unos 600 millones de dólares de fondos presupuestarios. El propio Poroshenko declaró que no sabía de estas maquinaciones. En cuanto a Zelenski, a quien es considerado por algunos medios como un «títere» del oligarca ucraniano Igor Kolomoisky, la Prensa descubrió que durante dos años el actor había volado trece veces a Ginebra y Tel Aviv, precisamente las ciudades de residencia del oligarca. Zelenski salió en su propia defensa al indicar que no viajó «durante el período político».

Asimismo, esta semana un tribunal de Kiev declaró ilegal la nacionalización en 2016 de Privatbank, que pertenecía a Kolomoisky. Como consecuencia, Poroshenko convocó al Consejo de Seguridad Nacional e instruyó a la Fiscalía que enjuiciase a los magistrados. Además, esta semana el Servicio de Seguridad de Ucrania inició una investigación para conocer si la campaña de Zelenski ha estado financiada por los servicios secretos rusos.

El principal tema de campaña se centró en cómo recuperar los «territorios temporalmente ocupados» por Putin. Ambos candidatos rechazan en rotundo la posibilidad de negociaciones con los líderes de la milicias de Donbás, protegidos del Kremlin. La anexión rusa de Crimea es la primera prioridad para el nuevo mandato de Poroshenko y promete mayores esfuerzos políticos y diplomáticos y más sanciones a Rusia. El actual presidente, que intenta aún dar un vuelco a los sondeos, anunció que planea pronto discutir en el formato de Normandía (Ucrania, Rusia, Francia y Alemania) el despliegue de «cascos azules» en la zona de conflicto. Poroshenko amenaza con aumentar las sanciones, si Rusia bloquea la resolución correspondiente de la ONU. Zelenski reconoce que recuperar Crimea solo será posible cuando se vaya Putin.

El candidato promete un alto el fuego inmediato después de llegar al poder, así como sumar a las negociaciones a Reino Unido y EE UU, signatarios del Memorándum de Budapest, acuerdo que dio a Ucrania garantías de seguridad cuando Kiev, tras la desintegración de la URSS, renunció a las armas nucleares. Zelenski promete reanudar el pago de las pensiones a los residentes de Donbás, suspendidas tras la introducción de un bloqueo económico de estos territorios.

Si en algo coinciden tanto Poroshenko como Zelenski es en su compromiso con la integración europea y el ingreso de Ucrania en la OTAN. Poroshenko dice que uno de sus principales logros como jefe de Estado fue consagrar esta política en la Constitución, es decir, que cualquier desviación de este rumbo sería inconstitucional. El actual mandatario promete solicitar en 2023 el ingreso en la UE y aprobar una «hoja de ruta» para la membresía en la OTAN. Tampoco está en contra de celebrar un referéndum sobre ambos asuntos. Zelenski ve obligatorio convocar una consulta para unirse a ambas organizaciones.