Cumbre en San Petersburgo

Putin saca la alfombra roja a los líderes africanos

La crisis del grano marca la esperada Cumbre de San Petersburgo

Vladimir Putin pondrá un nuevo énfasis en las relaciones con África en los próximos 27 y 28 de julio. Son los días escogidos para celebrar la II Cumbre Ruso-africana en la ciudad de San Petersburgo, una cita a la que han sido invitados todos los jefes de Estado del codiciado continente. Moscú buscará así estrechar los lazos con la comunidad africana y ahondar su influencia en ella.

Esta cumbre seguirá a la ocurrida en 2019, cuando Rusia y las naciones participantes firmaron su intención de “construir relaciones de amistad, comprometerse con la carta de Naciones Unidas y el derecho internacional, y contribuir en el desarrollo de la Agenda 2063 especificada por los Estados africanos”. Asimismo, entonces se reiteró la proximidad de posturas entre Rusia y África en lo que respecta a la construcción de un nuevo orden mundial o la intención de colaborar en materias de seguridad internacional. No sobraría decir que la primera cumbre concluyó como un éxito para el Kremlin, gracias al interés de los gobernantes africanos a la hora de estrechar sus relaciones y al carácter innovador del formato.

Luego vino la guerra de Ucrania y la división del mundo en dos bandos enfrentados. Dos bandos que buscan atraer al mayor número de naciones africanas (con su capacidad geopolítica y sus reservas de materias primas) para sí. Vladimir Putin busca organizar una segunda edición de la cumbre como si Ucrania no hubiera pasado, pero se prevé que el éxito de 2019 no se repetirá en esta ocasión. Prueba de ello son las representaciones enviadas por las naciones invitadas.

Cuarenta y nueve delegaciones africanas han confirmado su participación, pero sólo dieciséis enviarán a sus jefes de Estado. Otras diez mandarán a sus primeros ministros mientras el resto enviarán a representantes de nivel inferior: vicepresidentes y ministros de Exteriores, donde cinco naciones se limitarán a mandar a sus embajadores en Rusia. Otros cinco países han rechazado la invitación. Y este primer fracaso no ha sido digerido con agrado por el Kremlin. El portavoz de la presidencia rusa, Dimitri Peskov, declaró que “prácticamente todos los Estados africanos han sufrido una presión sin precedentes por parte de Estados Unidos, y los embajadores franceses tampoco han estado inactivos […], igual que otras misiones occidentales han procurado boicotear la cumbre”.

La cumbre de San Petersburgo tratará las relaciones deportivas, culturales y económicas entre Rusia y África, pero también profundizará en materia sanitaria y de educación. Entre las medidas más importantes se encontraría el interés de Rusia por traer centrales de energía nuclear al continente, una iniciativa (renombrada para la cumbre como “Átomos por la paz y el desarrollo”) que ya ha mostrado sus primeros resultados en Egipto y Sudáfrica. Se pondrá asimismo especial atención a las ofertas que haga Moscú en cuanto a la seguridad africana. Es de sobra conocido que África se ha convertido en el principal teatro de operaciones de los mercenarios Wagner, mientras el programa de la cumbre contempla discutir un “África segura” y “la lucha por la seguridad nacional en tiempos de inestabilidad geopolítica”.

En lo que respecta a la cuestión alimentaria del continente, agravada tras la ruptura de los acuerdos del mar Negro este mes de julio, en San Petersburgo se abordará una estabilización del mercado de fertilizantes (de los que Rusia es uno de los mayores proveedores) y la creación de una “soberanía alimentaria” que ofrezca a las naciones implicadas una mayor independencia en la importación de grano.