
Táctica militar
Por qué las defensas de Irán no pudieron detectar a los bombarderos B-2 Spirit sobrevolando las centrales nucleares persas
La tecnología furtiva de estos aviones, las tácticas de engaño con señuelos y el debilitamiento previo de las defensas iraníes por los ataques israelíes facilitaron la operación "Martillo de Medianoche"

Los sistemas de defensa aérea iraníes, considerados entre los más sofisticados de Oriente Medio, fallaron estrepitosamente en la detección de los bombarderos B-2 en cuando entraron en el espacio aéreo de Irán. La "Operación Martillo de Medianoche" de Estados Unidos, calificada por Donald Trump como "histórica", reveló las vulnerabilidades críticas de las defensas del país persa ante la tecnología furtiva estadounidense.
La clave del éxito del Pentágono residió en una meticulosa operación de engaño que comenzó días antes del ataque real. Mientras el presidente Trump anunciaba públicamente el jueves que tomaría una decisión "en dos semanas" sobre un posible ataque a Irán, los preparativos militares ya estaban en marcha. El general Dan Caine, presidente del Estado Mayor Conjunto, reveló que solo "un número extremadamente pequeño de planificadores y líderes clave" conocía los detalles de la operación en Washington y Florida, sede del Comando Central estadounidense.
La estrategia de distracción fue particularmente sofisticada: mientras un grupo de bombarderos B-2 volaba hacia el oeste, en dirección a la base estadounidense de Guam en el Pacífico -capturando la atención de observadores de aviones, funcionarios gubernamentales y medios de comunicación-, otros siete B-2 armados con bombas "bunker buster" volaban silenciosamente hacia el este, manteniendo las comunicaciones al mínimo.
Los bombarderos B-2 Spirit, diseñados específicamente para evadir sistemas de radar, demostraron su efectividad contra las defensas iraníes. A pesar de que Irán cuenta con sistemas de misiles superficie-aire S-300 de fabricación rusa -considerados entre los más avanzados del mundo- y redes de radar distribuidas, ninguno logró detectar la aproximación de los bombarderos estadounidenses. "Los cazas iraníes no volaron, y parece que los sistemas de misiles superficie-aire de Irán no nos detectaron", confirmó Caine en su conferencia de prensa. "Durante toda la misión, mantuvimos el elemento sorpresa".
El vuelo de 18 horas desde la base aérea Whiteman en Missouri hasta territorio iraní requirió múltiples reabastecimientos aéreos mientras las aeronaves cruzaban el Atlántico y el Mediterráneo. Los bombarderos se encontraron con cazas estadounidenses y aeronaves de apoyo una vez sobre tierra en Oriente Medio, ejecutando una "maniobra compleja y perfectamente cronometrada".
El teniente general retirado Richard Newton, quien comandó el primer escuadrón stealth B-2, atribuyó parte del éxito de la operación a las acciones militares israelíes de los días previos. "Las operaciones militares israelíes durante los últimos 10 días ayudaron a crear la oportunidad estratégica para la misión estadounidense", explicó. Los bombardeos israelíes durante nueve días debilitaron significativamente el liderazgo militar iraní y sus defensas aéreas, creando las condiciones que permitieron a las fuerzas estadounidenses operar efectivamente en la región.
La operación demostró la capacidad estadounidense para penetrar uno de los espacios aéreos más defendidos del mundo. Newton describió el espacio aéreo iraní sobre las instalaciones nucleares como "muy restringido, altamente controlado", lo que hace que la penetración exitosa sea particularmente desafiante.
El paquete de ataque incluyó aeronaves de inteligencia y vigilancia, cazas F-18 de la Marina proporcionando apoyo de guerra electrónica, y cazas de la Fuerza Aérea y la Marina realizando supresión de defensas aéreas enemigas antes de que los B-2 entraran en el espacio aéreo iraní. "Los bombarderos entraron y salieron... sin que el mundo lo supiera en absoluto", se jactó el secretario de Defensa Pete Hegseth. "En ese sentido fue histórico".
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