Defensa

¿Por qué el F-35 es un avión tan odiado? Iba a ser el mejor avión de la historia, pero para muchos es el peor

El controvertido programa del cazabombardero F-35, con un coste que ya excede el billón de dólares, continúa siendo foco de un intenso debate. Sus defensores lo tachan de hito tecnológico, mientras los críticos lo ven como un gasto desmedido, abriendo el interrogante sobre

Aparece un avión de combate visto desde abajo, por lo que podemos verle la "barriga"
Un F-35 en vuelo durante unas maniobras militares USAF

El Lockheed Martin F-35 Lightning II se ha consolidado como un referente de la quinta generación de cazas, concebido para atender las diversas necesidades de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Este ambicioso programa buscaba desarrollar un único fuselaje base que pudiera adaptarse a tres variantes principales: el F-35A, el F-35B y el F-35C, destinadas a operar en distintos entornos y misiones, lo que representa un reto de ingeniería considerable.

Sin embargo, esta visión de diseño unificado, pensada para lograr economías de escala, ha provocado que el F-35 se convierta en el proyecto militar más costoso de la historia. A fecha de hoy, su desarrollo ya ha superado el billón de dólares, y las proyecciones estiman que su factura final rebasará los 1,5 billones de dólares a lo largo de su vida operativa, una cifra sin precedentes en la adquisición de defensa.

A pesar de estas abultadas cifras y la considerable controversia que las acompaña, el F-35 realizó su primer vuelo exitoso en 2006. Desde entonces, el programa ha sido objeto de un intenso debate público y de análisis por parte de expertos militares, quienes sopesan su tecnología de vanguardia frente a su notable impacto presupuestario.

Capacidades avanzadas frente a un coste elevado

En este sentido, la apuesta tecnológica del F-35 se manifiesta en sus capacidades de quinta generación, que incluyen sistemas de aviónica de última generación y armamento avanzado. Este caza se caracteriza por una tecnología furtiva de primer nivel, ostentando una reducida sección de radar en el mundo, incluso en su configuración más limpia, tal y como se ha publicado en Migflug.

Asimismo, el diseño del F-35 incorpora soluciones innovadoras. La variante F-35B, por ejemplo, está concebida para realizar despegues y aterrizajes verticales, facilitando su operación desde portaaviones o bases improvisadas. De forma adicional, el propio fuselaje del avión contribuye notablemente a la sustentación aerodinámica, mitigando la necesidad de alas de mayor tamaño. Sus amplias bahías internas para armamento, por su parte, son cruciales para reducir la resistencia al aire, a diferencia de los cazas que transportan municiones de forma externa.

Por otro lado, el elevado coste no se limita al desarrollo global del programa. El coste unitario de la versión VTOL del F-35 ronda actualmente los 150 millones de dólares. A esta cifra se suman los gastos de mantenimiento, que ascienden a unos 31.000 dólares por hora de vuelo, lo que eleva la factura operativa a lo largo de su vida útil.

Finalmente, la magnitud del proyecto se refleja en las previsiones de producción, con cerca de 2.400 unidades destinadas a las fuerzas armadas estadounidenses y varios cientos más para socios internacionales. Esta escala productiva, si bien busca optimizar los costes a largo plazo, mantiene el debate abierto sobre la sostenibilidad económica de un programa de esta envergadura, que aspira a ser el pilar de la aviación de combate durante las próximas décadas.