Conflicto mundial

¿Qué es una guerra híbrida y por qué la OTAN está en peligro? La amenaza que podría repercutir sobre Europa

Este conflicto fija su importancia en las estrategias bélicas que se emplean y su variación continua de técnicas. Debido a las guerras que existen en la actualidad, la OTAN podría verse afectada

An SPZ Marder tank drives across the site during the "Allied Spirit 24" military exercise, in Hohenfels, Germany, Saturday March 16, 2024. The action took place on the media day of the U.S. Army's military exercise together with the NATO allies with around 6500 participants. (Daniel Vogl/dpa via AP)
¿Qué es una guerra hibrida y por qué la OTAN está en peligro? La amenaza que podría repercutir sobre EuropaASSOCIATED PRESSAgencia AP

El escenario geopolítico actual está marcado por una elevada tensión y una multiplicidad de conflictos abiertos en distintas regiones del mundo. La invasión rusa a Ucrania, que continúa desde febrero de 2022, ha reconfigurado el equilibrio militar en Europa del Este y ha devuelto la guerra convencional al corazón del continente. Al mismo tiempo, en Oriente Medio, el conflicto entre Israel y Palestina ha desatado una nueva ola de inestabilidad regional, con impactos humanitarios, políticos y diplomáticos de gran escala, donde incluso España se ha personado específicamente durante las últimas semanas. A ello se suman enfrentamientos en el Sahel africano, tensiones en el mar de China Meridional, entre otras menores.

Lejos de limitarse a los campos de batalla tradicionales, la naturaleza de la guerra se ha transformado en las últimas décadas. Los actores estatales y no estatales han comenzado a emplear estrategias que no se ajustan a las definiciones clásicas del conflicto armado. Esto ha dado lugar a una nueva forma de agresión conocida como guerra híbrida, una estrategia que mezcla tácticas convencionales con medios no militares para desestabilizar al adversario sin necesidad de una declaración de guerra formal. Esta modalidad permite atacar desde múltiples frentes como el económico, informativo, tecnológico y psicológico, muchas veces sin que la víctima sepa que está siendo atacada, o sin poder atribuir de forma clara la agresión a un responsable.

¿Qué es una guerra híbrida? El peligro de nuestros tiempos

La guerra híbrida se caracteriza por su versatilidad y por el uso combinado de herramientas que van desde el sabotaje hasta la manipulación informativa. Las campañas de desinformación, por ejemplo, han demostrado su capacidad para influir en procesos democráticos mediante la difusión de noticias falsas o mensajes polarizantes en redes sociales. Los ciberataques, otra de las armas principales de este tipo de conflicto, pueden paralizar infraestructuras críticas como sistemas eléctricos, bancos, hospitales o servicios públicos. También se recurre a operaciones encubiertas, financiamiento de grupos radicales, chantaje económico, presión diplomática y estrategias de espionaje digital, todo ello sin desplegar tropas en el terreno.

El avance tecnológico ha sido un factor clave en la expansión y sofisticación de la guerra híbrida. Plataformas digitales, inteligencia artificial y redes sociales han convertido al entorno virtual en un nuevo campo de batalla. La facilidad con la que se puede manipular información, interferir en sistemas electrónicos o recolectar datos sensibles ha reducido los costos y los riesgos de los ataques, al tiempo que complica la defensa. A diferencia de una agresión convencional, los ataques híbridos suelen ser invisibles al ojo público, difíciles de rastrear y aún más difíciles de sancionar legalmente en el plano internacional.

La OTAN en el punto de mira

En este contexto, este nuevo modelo de guerra representa un desafío significativo para organismos multilaterales como la OTAN, que fue concebida bajo una lógica de defensa militar tradicional. La Alianza Atlántica, que basa su fuerza en la respuesta colectiva ante un ataque armado, como establece el Artículo 5 de su tratado, se enfrenta ahora a una serie de amenazas que no necesariamente activan los protocolos clásicos de defensa. Cuando un Estado miembro sufre un ciberataque masivo, una campaña de desinformación o un sabotaje económico, resulta difícil determinar si se trata de un acto de guerra, de quién proviene y cómo debe responderse. Esta ambigüedad deja a la OTAN en una posición vulnerable.

Además, la guerra híbrida tiene la capacidad de erosionar desde dentro. El objetivo de muchas de estas operaciones no es destruir, sino dividir, es decir, sembrar desconfianza en las instituciones, polarizar a la sociedad y debilitar la cohesión entre los aliados. La desinformación, en particular, ha sido utilizada para interferir en elecciones, fomentar el nacionalismo extremo o desacreditar organismos internacionales. Si la OTAN no logra adaptarse con rapidez a esta nueva lógica de conflicto, corren peligro no solo su capacidad de respuesta, sino también su relevancia como alianza de seguridad en el siglo XXI.

¿España se encuentra en peligro?

España, como integrante clave de la Unión Europea y de la OTAN, se encuentra en una posición geoestratégica especialmente vulnerable ante las nuevas formas de conflicto. El aumento de ciberataques y las posibles injerencias extranjeras en procesos políticos y económicos han puesto en el punto de mira a las infraestructuras críticas del país, como las redes energéticas, el sistema sanitario, las telecomunicaciones y el transporte. En los últimos años, se han registrado ataques dirigidos a hospitales y episodios de desinformación, reflejo claro de las tácticas de esta clase de guerra que ya se están desplegando dentro de nuestras fronteras.

El Centro Nacional de Protección de Infraestructuras Críticas (CNPIC) ha emitido múltiples alertas ante intentos de sabotaje e intrusión informática en sectores estratégicos. Este tipo de amenazas, que combinan lo digital con lo psicológico y lo político, ponen en riesgo la estabilidad nacional sin necesidad de una agresión militar directa. Con actores como Rusia promoviendo estas tácticas en toda Europa, España se ve obligada a reforzar su capacidad de defensa ante un enemigo que actúa en silencio, pero con la capacidad de generar un daño profundo y sostenido. La guerra híbrida ya no es una posibilidad futura, sino un desafío presente.