Amenaza rusa

Qué papel están jugando los países del mar Báltico en la guerra de Ucrania

Lituania, Letonia y Estonia son los países que más apoyan a Ucrania. Quieren que la OTAN aumente su presencia militar en sus terrirorios

Militares daneses, junto a un carro de combate "Leopard" en Camp (Estonia)
Militares daneses, junto a un carro de combate "Leopard" en Camp (Estonia)Pavel GolovkinAgencia AP

Los tres países del Báltico -Lituania, Estonia y Letonia- son junto con Polonia los mayores apoyos de Ucrania en Europa. Quieren una política más dura y efectiva de Bruselas y de la OTAN contra Rusia tras la invasión y todos ellos dedican grandes cantidades de sus presupuestos para ayudar a los ucranianos. En el caso de Estonia se corresponde con el 1,1% del PIB. Tiene sus razones.

Durante años, los gobiernos de estos países alertaron de que Vladimir Putin no se detendría en su avance por recuperar peso en lo que fueron zonas de influencia rusa y soviética en el pasado. “Una lección de esta guerra es que deberíamos haber escuchado a quienes conocen a Putin”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en referencia a los bálticos.

Aunque Moscú está concentrado en la invasión de su vecino, ningún analista duda de que el mar sigue siendo vital para Rusia y especialmente para San Petersburgo, la ciudad natal de Putin. En Estonia, el Servicio de Inteligencia Exterior advirtió la semana pasada de que Rusia todavía es capaz de ejercer una “presión militar creíble” sobre los estados bálticos y podría reconstruir por completo su distrito militar occidental en menos de cuatro años.

Los tres países están mejor protegidos por las armas de la OTAN desde 2017, cuando se instalaron grupos de combate multinacionales de unos 1.000 soldados cada uno en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, diseñados para disuadir un posible ataque ruso. Para evitar que estos tres países tan modestos realizaran elevadas inversiones en aviones de combate, la OTAN asumió de manera rotatoria la vigilancia de ese espacio aéreo. España desplegó por primera vez cuatro Mirage F-1 del Ejército del Aire en los países bálticos el 1 de agosto 2006.

Tras la invasión rusa, los países que lideran cada batallón (Reino Unido, Canadá, Alemania y Estados Unidos) han enviado tropas adicionales. EEUU, por ejemplo, trasladó 400 soldados más a Letonia y 20 helicópteros Apache y varios cazas de quinta generación F-35mientras que Reino Unido transfirió varios cazas F-16.

Los países bálticos se sienten vulnerables y fuertes a la vez. Son débiles por sus dimensiones, poca población (seis millones de habitantes en total) y un ejército diminuto comparado con el ruso. Además, su ubicación geográfica les hace especialmente vulnerables a una agresión rusa si Ucrania acaba siendo un éxito para Vladimir Putin. Los tres estados bálticos están unidos territorialmente a la UE por solo una frontera de 65 kilómetros. Están encajonados por Bielorrusia y al otro lado por Kaliningrado, un territorio ruso fuertemente militarizado. Esa pequeña franja se conoce como el "corredor de Suwalki" y está considerado como una de las mayores debilidades de la OTAN ya que sería un objetivo fácil si el Kremlin busca aislar a los países bálticos.

Ese posible escenario sería demoledor. La vía marítima es el mejor sistema de envío para contenedores y otras cargas, que conecta Suecia, Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania con el resto del mundo.

Al mismo tiempo los países bálticos se sienten seguros porque son parte de la OTAN y de la UE desde 2004. Cualquier agresión rusa activaría el artículo 5 del Tratado de la Organización del Atlántico Norte que conlleva la defensa mutua entre los países que integran la alianza. Pero para muchos de sus ciudadanos no es suficiente y según algunas encuestas querrían ver tropas estadounidenses y de la OTAN con base permanente tras la invasión de Ucrania. Además, han pedido más y mejores de sistemas de defensa antiaérea y marítima.

La creación de nuevas bases de la OTAN en los Bálticos no es una opción que esté sobre la mesa. Sería una gran provocación para Rusia, tal y como aseguraron tres diplomáticos recientemente a la agencia Reuters. "Los estados bálticos no obtendrán suficientes tropas de la OTAN para crear una división", dijo un diplomático de la Alianza atlántica, refiriéndose a su solicitud de hasta 15.000 soldados en toda la región.

De momento, los tres países bálticos se han comprometido a gastar el 2,5 por ciento de su PIB anual en defensa, por delante del objetivo de la OTAN del 2 por ciento.

La historia sigue en la memoria de los bálticos

La desconfianza de los tres estados bálticos hacia Rusia tiene razones históricas, dijo el historiador Heute Martin Schulze Wessel a la cadena ZDF. "A través del pacto Hitler-Stalin, Lituania, Letonia y Estonia se convirtieron en parte de la Unión Soviética en 1939 y 1940".

Mapa de los estados bálticos
Mapa de los estados bálticosZDF

Antes de este episodio, partes del territorio actual de Estonia y Letonia fueron partes del imperio zarista tras la llamada Guerra del Norte bajo Pedro el Grande. Durante mucho tiempo estuvieron bajo la administración germano-báltica. En el caso de Lituania es diferente porque los territorios formaban parte del imperio Lituano-Polaco pero finalmente también pasó a formar parte de Rusia a finales del siglo XVIII.

Durante la Unión Soviética, muchos ciudadanos bálticos fueron víctimas de las deportaciones estalinistas, una traumática experiencia que sigue desempeñando un papel central en la conciencia de la gente. Con la industrialización de las repúblicas bálticas, también comenzó el asentamiento de los rusos y otros pueblos de la URSS con el objetivo de sovietizar a Lituania, Letonia y Estonia, lo que también supuso una rusificación parcial de sus países que persiste en la actualidad.

A día de hoy, un 26 por ciento de la población de Estonia pertenece a la minoría de habla rusa. En el caso de Letonia llega al 30 por ciento. En Lituania, el 5% de la población es étnicamente rusa. Más de tres décadas después de la independencia de la URSS, parte de la minoría de habla rusa aún no tiene ciudadanía letona ni rusa.