Cargando...

Líbano

Un resort en el Líbano impide a una niñera filipina bañarse en la piscina: "Me pararon por ser inmigrante"

El testimonio da muestras de una segregación que desafía los Derechos Humanos

Varias piscinas del Puerto Antilla Grand Hotel, un resort especial para familias que quieran ir con niños larazon

La experiencia de la joven Jane Tiozen en un club de playa de lujo, de la que fue expulsada, ha revelado las profundas fracturas sociales que persisten en en Líbano. La trabajadora doméstica filipina se ha convertido en el símbolo de una realidad lacerante: la discriminación sistémica contra trabajadores migrantes en el país. El incidente, que ha ocurrido hace unas semanas, expone la cruda realidad del sistema de kafala, una estructura laboral que reduce a los trabajadores migrantes a una condición casi servil, negándoles derechos fundamentales y dignidad humana.

La expulsión de Jane de la piscina por un guardavidas, argumentando que "el personal no puede nadar", ejemplifica el racismo institucionalizado. Este acto no es un hecho aislado, sino parte de un patrón sistemático de discriminación que afecta a miles de trabajadores migrantes en Líbano.

Maya Nassar, la empleadora de Jane, ha denunciado públicamente estas prácticas: "Estos clubs de playa tienen reglas que prohíben el acceso a personas de color, especialmente a trabajadores en empleos mal remunerados", ha señalado, destacando la mentalidad que asocia el estatus social con la exclusión.

Un problema estructural

La batalla de Jane y Maya va más allá de un incidente individual. Al compartir su historia en redes sociales, han visibilizado una realidad que muchos prefieren ignorar. Más de 300,000 seguidores han sido testigos de un testimonio que desnuda las profundas desigualdades sociales en Líbano.

El sistema de kafala, frecuentemente comparado con la esclavitud moderna, otorga a los empleadores un control casi absoluto sobre la vida de los trabajadores migrantes. Esta estructura legal no solo limita sus derechos, sino que los expone a constantes vejámenes y discriminación. Aunque la legislación libanesa prohíbe la discriminación por color de piel o estatus socioeconómico, la aplicación de estas normas brilla por su ausencia. La falta de enforcement permite que prácticas racistas continúen sin consecuencias.