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Resultado histórico para Le Pen

La ultraderecha pasa a la segunda vuelta en 200 municipios franceses. La impopularidad de Hollande pasa factura a los candidatos socialistas

VICTORIA EN CASA. La líder ultra, Marine Le Pen, celebra su triunfo en Hénin-Beaumont
VICTORIA EN CASA. La líder ultra, Marine Le Pen, celebra su triunfo en Hénin-Beaumontlarazon

La primera vuelta de las municipales celebradas ayer en Francia confirmó la amenaza de un severo varapalo electoral para la izquierda gobernante y su impopular presidente, François Hollande, el próximo domingo.

La primera vuelta de las municipales celebradas ayer en Francia confirmó la amenaza de un severo varapalo electoral para la izquierda gobernante y su impopular presidente, François Hollande, el próximo domingo. En cabeza, la oposición de derechas se impuso con un 46,5% de los votos frente al 38% de las listas de izquierda, según resultados provisionales. Sin embargo ésa no es la más importante enseñanza de unos comicios que, como todos los que se celebran a mitad de mandato, suelen penalizar al partido en el poder.

Por encima de la pugna entre los dos partidos mayoritarios y su tradicional alternancia, ayer se proclamaron dos vencedores, el Frente Nacional y la masiva abstención, cuya victoria aunque relativa es muy sintomática de una cierta delicuescencia del clima político en Francia, así como del rechazo cada vez más creciente hacia la clase dirigente. Las listas de la extrema derecha se acercaron ayer al 7% de los sufragios permitiendo al Frente Nacional mantenerse para la segunda vuelta del próximo domingo en cerca de 200 ciudades y convertirse en árbitro de muchos duelos entre la derecha y la izquierda. Entre sus ambiciones: obtener un millar de ediles y hacerse con una decena de las quince ciudades, pequeñas pero altamente simbólicas, que por primera vez tendrían un alcalde de extrema derecha. En Hénin-Beaumont (norte de Francia) localidad-laboratorio y feudo del FN, su candidato obtuvo la mayoría absoluta. Un triunfo «espectacular» e «inesperado», clamó Marine Le Pen. En municipios como la desindustrializada Forbach (este) o Béziers y Fréjus en el sur de Francia, el FN se calificó ampliamente en cabeza. Al igual que en Perpiñán o Aviñón donde sorprendió el auge de esta formación.

El hecho de que los ultraderechistas hayan presentado en esta convocatoria casi 600 listas frente al escaso centenar de 2008, constituye en sí un éxito para el partido, cuyo mayor obstáculo sigue siendo su limitada implantación local. Su constante progreso –en las presidenciales y legislativas de 2012 se convirtió en la tercera fuerza más votada– confirma y valida la estrategia de «desdiabolización» y «normalización» emprendida por Le Pen desde que se hizo en 2010 con la presidencia de una formación tachada de xenófoba y antieuropea. Los resultados de anoche prueban que, pese a que aún está lejos de instituirse como un partido de gobierno, en cada nueva cita electoral recorta distancias con los conservadores de la UMP y el Partido Socialista.

La segunda gran vencedora de la noche fue la abstención, que marcó un nuevo récord cercano al 39%, confirmando el desencanto general del electorado, sobre todo en la izquierda, cuya menor movilización supuso un castigo para el Ejecutivo. Ante la fuerte irrupción frontista, el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, llamó a «crear las condiciones para impedir la victoria del FN». Ciudades como Marsella, que los socialistas aspiraban a conquistar y donde han quedado por detrás de la UMP y el Frente Nacional, ilustran el revés infligido a la mayoría gobernante. Toulouse o Estrasburgo, ganadas por el PS en 2008, también se encuentran en peligro.

La presencia de la extrema derecha en la segunda vuelta formando triangulares y cuadrangulares frente a las listas de la izquierda y la derecha perjudica en principio a la conservadora UMP, debido a la dispersión del voto pudiendo atenuar la «marea azul» con la que la oposición aspira a reconquistar el poder. Por eso, anoche, su líder, Jean-François Copé, reelegido por mayoría en su ciudad de Meaux, pidió el «voto útil» el próximo domingo, negándose a pactar con el FN, pero también a retirar sus listas en aquellas ciudades donde están en desventaja. Todo dependerá de si las distintas formaciones en liza consiguen ponerse de acuerdo a favor del candidato mejor posicionado para cortarle el paso al Frente Nacional y frenar así su inevitable escalada.