Segundo mandato

El rodillo castrista reelige a Díaz-Canel pese a la crisis total en Cuba

La asamblea comunista encomienda un segundo mandato al elegido por Raúl Castro mientras se multiplican las penurias para los cubanos

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-CanelErnesto MastrascusaEFE/ESTUDIO REVOLUCIÓN

Cuba vive una de las mayores crisis económicas y sociales de su historia, pero eso no impedirá a su presidente, Miguel Díaz-Canel ser reelegido para un segundo mandato.

Quienes lo elegirán serán sus compañeros en la nomenclatura castrista que, reunidos en la Asamblea Nacional del Poder Popular, tenían previsto este miércoles votar por la permanencia en el cargo del hombre designado por Raúl Castro para asumir el timón de la dictadura.

Son las formalidades del régimen de partido único que rige en Cuba, donde toda actividad política ajena al oficial Partido Comunista de Cuba está prohibida y es ferozmente perseguida. Los 470 diputados de la Asamblea elegirán al presidente y al vicepresidente en un votación directa y secreta.

Las sorpresas estaban descartadas. Pese a lo aparentemente desastroso de su gestión, con los cubanos padeciendo la peor crisis económica desde el aciago Periodo Especial de la década de 1990 y huyendo en masa hacia los Estados Unidos como en la peor época de los balseros, Díaz-Canel será reelegido con el aval de no haberse desviado un milímetro de la ortodoxia comunista y haber reprimido sin piedad pero eficazmente las protestas contra la falta de libertades y oportunidades en la isla que tuvieron su máximo exponenten en la jornada del 11 de julio de 2021.

Pese al hermetismo oficial, todo parece indicar que lo que garantiza su continuidad es su apego a los dictados de Raúl Castro, que, apartado ya por su avanzada edad de tareas institucionales, supervisa en la sombra el relevo generacional en la cúpula del estado que él y su hermano Fidel fundaron. Díaz-Canel es visto como un “primum inter pares” entre una nueva hornada de burócratas que no cuentan con el carisma de la llamada “Generación histórica de la Revolución” y están llamados a una dirección más colegiada del Estado.

Díaz-Canel tendrá por delante con un segundo mandato de otros cinco años. De acuerdo con las reformas constitucionales impulsadas por Raúl Castro antes de pasar a un segundo plano, no podrá ser reelegido para un tercero, una medida que va en la línea de repartir el poder entre sus sucesores.

Pero en la Cuba castrista, la nueva generación está también lejos de la mocedad. De 62 años, Díaz Canel preside el Consejo de Ministros desde 2018. Descendiente de asturianos, este ingeniero eléctrico de profesión que ganó notoriedad y escaló en la estructura del régimen como primer secretario del Partido Comunista en Villa Clara, ha visto durante su mandato deteriorarse gravemente las ya duras condiciones de vida de los cubanos, hasta el punto de que 180.000 de ellos abandonaron la isla con rumbo a Estados Unidos solo en 2022, según la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de ese país. Los datos superan a los registrados en la década de 1990, cuando la caída de la URSS dejó a la Cuba comunista sin su gran valedor en la escena internacional y a su población sumida en la miseria.

La economía ha sido uno de los focos de atención prioritario para Díaz-Canel, elegido con la supuesta tarea de completar las reformas económicas diseñadas por Raúl Castro para “modernizar” el sistema económico cubano. Se trata de un abanico de tímidas reformas liberalizadoras, como autorizar determinados negocios por cuenta propia, que sin embargo se han ido desplegando con cuentagotas y a regañadientes por el temor de la dirigencia a que una verdadera apertura económica llevara a un indeseado clima de mayor libertad política y social.

La principal de las medidas desde que llegó al poder fue la reforma monetaria de 2021, que puso fin a la paridad del Peso Cubano Convertible, una sobrevaluación artificial de la moneda cubana que provocaba graves disfunciones en la contabilidad nacional y encubría la ruinosa situación de las arcas públicas. Pero la medida ha provocado una devaluación masiva y una escalada inflacionaria que han empobrecido aún más a los cubanos y ha supuesto una dura receta a una sociedad asfixiada.

El propio Díaz-Canel se declaró “insatisfecho” en una reciente entrevista con la cadena árabe “Al Mayadeen” por no haber logrado “acciones que sean más eficientes, más eficaces en la solución de esos problemas”. Pero el conato de disculpa no bastará para los cubanos, que vista la deriva de los acontecimientos han emprendido en masa el a menudo arriesgado camino del exilio.

Represión

En lo que sí se ha mostrado un eficiente gestor Díaz-Canel ha sido en la represión de toda disidencia. Tras las protestas del 11 de julio de 2021, que hicieron estremecerse a la dictadura, se inició una campaña detenciones y juicios sumarísimos que acabaron con centenares de disidentes encarcelados. Muchos de las que fueron caras visibles de aquella oleada cívica han visto su voz silenciada y no han tenido otra alternativa que la prisión y el exilio. El miércoles, los albaceas del testamento de los hermanos Castro votaron por cinco años más de eso.