Guerra en Ucrania
Rusia acusa a Occidente del caos en Kiev
Putin reprueba el castigo europeo y envía un equipo mediador a Ucrania
El Gobierno ruso anunció ayer el envío de una «misión humanitaria» a Ucrania para mediar en el conflicto, una petición que al parecer le trasladó el propio presidente Yanukovich a Vladimir Putin en una conversación telefónica, probablemente con la idea de hacer de contrapeso a la delegación europea. Sin embargo, mientras la Unión envió una representación con los ministros de Exteriores de Alemania, Francia y Polonia, Moscú manda únicamente a un diplomático de rango medio, el liberal Vladimir Lukin, de 76 años, ex defensor del pueblo y actual presidente del comité paraolímpico nacional. «Es reconocido por su inteligencia diplomática y goza de reconocimiento entre activistas de derechos humanos», comentó sobre la elección el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.
El ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, se encuentra de visita en Bagdag, desde donde se refirió a la crisis en Ucrania, en su ya habitual tono beligerante hacia los países occidentales: «La oposición no quiere alejarse de los extremistas y de las fuerzas occidentales lideradas por Europa y Estados Unidos. Ellos tienen toda la responsabilidad de la situación actual, al tiempo que no condenan los actos de los extremistas y amenazan con imponer sanciones». El primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, volvió a referirse ayer a la situación en el país vecino: «Las autoridades ucranianas deben centrarse en proteger a sus ciudadanos y a los agentes del orden que velan por el interés público y defienden a la gente». Una de las principales cuestiones en este punto es el estado de la ayuda financiera que Rusia prometió a Ucrania en diciembre (compra de 11.000 millones de euros en bonos del Estado), oficialmente congelada desde hace diez días. «Por supuesto seguiremos colaborando con nuestros socios ucranianos en todos los ámbitos donde tenemos acuerdos, haremos todo lo posible para cumplir con nuestros compromisos. A la vez, es necesario que los propios socios sean fuertes y que las autoridades de Ucrania sean legítimas y eficaces, que no permitan que les pasen por encima», aseveró Medvedev, unas palabras que se puede interpretar como una petición a Yanukovih de más mano dura para sofocar los disturbios. Las quejas de Lavrov y las advertencias de Washington en las que instaba a Kiev a retirar el Ejército de las calles han elevado la tensión entre Rusia y las potencias occidentales.
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