
Defensa
A Rusia le crecen los enemigos: Etiopía se niega a ayudar al régimen de Putin a reconstruir su flota aérea
Un nuevo revés golpea a la aviación rusa en su búsqueda de sortear las sanciones internacionales impuestas por la guerra en Ucrania

Rusia se ha topado con una nueva negativa en su persistente búsqueda de sortear las sanciones internacionales que lastran su sector aéreo. En esta ocasión, los intentos discretos de arrendar aeronaves de pasajeros a Etiopía han llegado a un punto muerto, lo que supone otro golpe considerable para una industria ya estrangulada por las restricciones.
La Autoridad de Aviación Civil de Etiopía (ECAA) ha sido la última en rechazar la solicitud de una delegación rusa. Las negociaciones, celebradas en Adís Abeba a finales de julio, concluyeron con la clara posición etíope de que no tiene sin autoridad para intervenir en las operaciones de Ethiopian Airlines, la aerolínea de bandera estatal.
Desde United24media informan que Mesfin Tasew, director ejecutivo de Ethiopian Airlines Group, confirmó la ausencia de acuerdo. La razón es clara: Rusia está bajo sanciones de EE. UU., y Ethiopian Airlines, con fuertes lazos operativos con dicho país, no está dispuesta a asumir riesgos que deriven en violaciones de la normativa internacional. Además, la aerolínea etíope busca aeronaves para su propia expansión. Yaroslav Tarasyuk, representante comercial ruso en Etiopía, había liderado las conversaciones buscando un contrato de arrendamiento con tripulación ("wet lease") para uso dentro de Rusia. Moscú ya se acercó sin éxito a Kazajistán, Kirguistán, Kuwait y Catar.
Un intento fallido en el mercado africano
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, las aerolíneas rusas perdieron el acceso al suministro y mantenimiento de aeronaves Boeing y Airbus. Estos modelos representaban dos tercios de la flota civil rusa y el 90% del tráfico de pasajeros. Esta pérdida de acceso ha generado una dependencia crítica y una situación operativa de calado.
La carencia de piezas y mantenimiento ha provocado un número creciente de incidentes técnicos en la aviación rusa. En 2024, Novaya Gazeta Europe registró 208 incidentes aéreos, un aumento del 25% respecto a 2023. Casi la mitad, noventa casos, estuvieron relacionados con fallos de motor o averías en el tren de aterrizaje.
Tras la invasión de Ucrania y las sanciones, el Kremlin anunció un plan de envergadura para reconstruir su industria de aviación nacional, prometiendo que para 2030 las aerolíneas rusas recibirían más de mil aeronaves de fabricación propia. La hoja de ruta preveía entregas a partir de 2023, con una producción anual que se esperaba alcanzara los 200 aviones para 2028.
Sin embargo, la realidad ha sido bien distinta. Según Kommersant, en los tres años de guerra, de las fábricas rusas han salido solo cinco aviones: tres Tu-214 y dos Il-96-300. Ante estos persistentes contratiempos, el gobierno ruso recortó oficialmente su objetivo de producción en un 50% a principios de 2025.
Esta situación se une a incidentes recientes, como el 24 de julio, cuando un avión An-24 de diseño soviético se estrelló en el Extremo Oriente ruso, a unos 15 kilómetros de Tynda, en la provincia de Amur, según Interfax. El bimotor transportaba a 49 personas a bordo, 43 pasajeros y seis tripulantes.
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