Crisis política en Italia

Salvini da el golpe final a Conte con una moción de censura

La crisis política se instala en la cuarta economía de la eurozona. Un día después de romper la coalición con sus socios del Movimiento 5 Estrellas, el vicepresidente italiano busca dejar en minoría en el Senado al Gobierno del que aún forma parte para precipitar así la convocatoria de elecciones en octubre

El vicepresidente italiano, el ultraderechista Matteo Salvini, responde a la prensa en un acto preelectoral en Tarmoli
El vicepresidente italiano, el ultraderechista Matteo Salvini, responde a la prensa en un acto preelectoral en Tarmolilarazon

En cabeza de los sondeos en intención de voto, Matteo Salvini ha lanzado su ofensiva final para alcanzar el poder en Italia

En cabeza de los sondeos en intención de voto, Matteo Salvini ha lanzado su ofensiva final para alcanzar el poder en Italia. Después de haber dado por muerto el jueves el Gobierno de coalición que ha compartido durante poco más de un año con los populistas del Movimiento 5 Estrellas (M5E), ahora se dispone a desahuciar a Giuseppe Conte del Palacio Chigi. La Liga presentó ayer una moción de censura en el Senado contra el primer ministro del Ejecutivo del que aún es socio menor y Salvini es su vicepresidente y ministro del Interior.

«Desde hace unos meses tenemos muchos 'noes'. No a la autonomía, no al tren de alta velocidad, no a la reforma de la Justicia, no a la investigación petrolera... un 'no', vale; otro, bueno, pero tres no», se explayó el líder ultraderechista contra el M5E. «Mi posición no es mantener paralizado al país. Para tenerlo paralizado, preferiría dar la voz al pueblo italiano. Que los italianos digan lo que hay que hacer. No estoy aquí solo para sobrevivir», dijo.

El ministro del Interior desea una muerte rápida del Gobierno para que «devolvamos rápidamente la palabra a los electores», dijo, e incluso dejó caer el domingo 13 de octubre como posible fecha. «Acudamos inmediatamente al Parlamento para constatar que no tenemos ya una mayoría, como demuestra la votación del tren de alta velocidad y los repetidos insultos a mí y a la Liga por parte de los ‘aliados'», hizo saber en un comunicado.

El aludido Conte, sin embargo, no está dispuesto a tirar la toalla tan fácilmente y culpa al vicepresidente de hacer saltar por los aires el Gobierno para satisfacer exclusivamente sus ambiciones políticas. «Corresponde al ministro del Interior, en su papel de senador y líder de la Liga, explicar al país y justificar a los votantes que creyeron en la perspectiva de un cambio, las razones que lo llevaron a interrumpir la acción del Gobierno de manera abrupta», aseguró el «premier». Esta explicación «deberá hacerse ante los parlamentarios, representantes de la nación y de todos los ciudadanos. Debemos decir la verdad y no escondernos en la retórica y el eslogan mediático».

La puñalada final de Salvini contra sus hasta ahora aliados tendrá, sin embargo, que esperar, dado que el Parlamento acaba de iniciar sus vacaciones estivales. «Que los diputados mueven su culo y regresen a Roma», les conminó el ultra. A lo que respondió el líder del M5E que «Después de haber pasado dos semanas en la playa, regresa a Roma solo para derrocar al Gobierno, acusando a los parlamentarios de no trabajar. Es surrealista», lamentó.

Corresponde ahora a las autoridades parlamentarias decidir los tiempos para la celebración de la moción, en un plazo máximo de diez días. Por ahora, la presidenta del Senado, Elisabetta Casellati, ya ha convocado a los portavoces de la Cámara Alta para una reunión el lunes. La Liga es partidaria de que sea antes de la festividad de Ferragosto, en concreto el día 13, mientras que la oposición de centroizquierda se inclina por el 19 o el 20.

En un sistema de bipartidismo perfecto como el italiano, donde el Gobierno debe obtener la mayoría en ambas cámaras legislativas, el Senado no es el único frente que aguarda a Conte. Tras el portazo de la Liga, el primer ministro se dispone a acudir a la Cámara de Diputados para comprobar con qué apoyos cuenta ahora el Gobierno. Dado que tanto los conservadores de Forza Italia del tres veces ex primer ministro Silvio Berlusconi como los ultras de Hermanos de Italia de Giorgia Meloni apuestan por un adelanto electoral, a los «grillinos» solo les queda explorar una alianza con el segundo partido de la Cámara, el Partido Democrático (PD). Sin embargo, la bancada socialdemócrata, encabezada por el ex primer ministro y ex líder del partido Matteo Renzi, no se muestran partidarios de explorar un camino que ya sondearon sin éxito tras las pasadas elecciones.

De ahí que, una vez que Conte constate su falta de apoyos para gobernar, se vea obligado a acudir al Palacio del Quirinal para presentar su dimisión al presidente de la República, Sergio Mattarella, se convertirá una vez más en el árbitro de la política italiana. Como en ocasiones anteriores, el jefe de Estado italiano hará uso de sus poderes constitucionales para impedir que la inestabilidad se instale en la tercera economía de la eurozona. Antes de dar por acabada la legislatura, que finaliza oficialmente en marzo de 2023, Mattarella podría nombrar otro primer ministro si se logra constituir otra mayoría en el Parlamento o, la hipótesis más probable, designar un Gobierno técnico que conduzca el país a las urnas la próxima primavera tras aprobar los presupuestos de 2020, cuyas líneas maestras deben ser remitidas a Bruselas en octubre.

El M5E, entretanto, asume el divorcio con la Liga y apuesta por la celebración de elecciones una vez que se aprueba su promesa electoral de reducir 445 legisladores con los que se ahorrarían «500 millones de euros», unos «300.000 euros menos al día», que, según Di Maio, se podrían invertir en carreteras, hospitales y en renovar edificios abandonados.

La Liga acudirá en solitario a las urnas

Ya no va a ser comparsa de nadie y menos de la decadente Forza Italia (FI) de Silvio Berlusconi, a la que ya «sopassó» en las elecciones de hace un año. Matteo Salvini será el candidato a primer ministro de la Liga, a la que los sondeos conceden un 36%. «Pido a los italianos que me den plenos poderes para hacer las cosas como se debe», aseguró en Pescara, una de las últimas paradas de su gira de campaña por las playas italianas. El «cavaliere», en cambio, no quiere asumir el papel de segundón. «Los juegos de palacio y los teatrillos desesperados no serán los que resuelvan los problemas de los italianos (...). Elijamos el camino de la transparencia, firmemos un acuerdo antes de las elecciones», reclamó Berlusconi. En la misma línea, Giorgia Meloni, líder de Hermanos de Italia, descartó que Salvini acuda en solitario a la cita con las urnas porque «no tendría mucho sentido que formara otro Gobierno, fruto de juegos de palacio, en lugar de contar con los partidos que ha necesitado en los últimos meses», en referencia a su partido y Forza Italia, a los que los sondeos conceden apenas un 7%. De ganar con claridad las elecciones, a Salvini solo le bastaría con contar con el apoyo de uno de ellos.