Elecciones

Sanna Marin, la política más popular de Finlandia, lucha por su reñida reelección

Pese al ingreso en la OTAN y la exitosa gestión de la pandemia, la primera ministra socialdemócrata afronta unas inciertas elecciones con un triple empate con conservadores y ultras

La socialdemócrata Sanna Marin se convirtió con 34 años en la primera ministra más joven del mundo en 2019
La socialdemócrata Sanna Marin se convirtió con 34 años en la primera ministra más joven del mundo en 2019STEPHANIE LECOCQAgencia EFE

Política más popular de Finlandia de este siglo, portada de revistas internacionales como «Vogue» o «Time», la primera ministra más joven de mundo al llegar al poder en 2019 a los 34 años. La socialdemócrata Sanna Marin, sin embargo, no las tiene todas consigo para ser reelegida para un segundo mandato en las elecciones que celebra hoy el país nórdico.

Con unos sondeos que conceden un triple empate a conservadores (20,3%), socialdemócratas (19,3%) y populistas de derechas (19,3%), el destino político de quien es vista como ejemplo de la nueva generación de líderes socialdemócratas europeos resulta cuanto menos incierto.

«Sanna Marin es un personaje polarizante. Tiene seguidores como una estrella de rock. Pero, por otro lado, tiene mucha gente que no la soporta», resume Marko Junkkari, periodista del diario «Helsingin Sanomat».

Tras ganar por la mínima en abril de 2019 los socialdemócratas sus primeras elecciones en veinte año, Marin fue nombrada ministra de Transportes en el efímero Gobierno de Antti Rinne. El veterano líder sindical tuvo que dimitir seis meses después por las consecuencias de una huelga del servicio postal, dejando el camino libre para que Marin fuera elegida primera ministra y líder del Partido Socialdemócrata en agosto de 2020.

Lo cierto es que la nueva primera ministra tuvo que enfrentarse muy pronto a la pandemia de coronavirus, que Finlandia supo manejar con mucho más éxito que países vecinos como Suecia. El Gobierno de centro izquierda, formado por socialdemócratas, verdes, centristas, Alianza de Izquierdas y el Partido del Pueblo Sueco, aprobó un generoso paquete de ayudas para los ciudadanos y las empresas frente a las consecuencias económicas del coronavirus.

Como resultado, la deuda pública pasó del 65% al 73% y el déficit alcanzó un 6%, el doble que el límite impuesto por la Unión Europea. De ahí que el líder de la oposición, el conservador Petteri Orpo haya centrado su campaña en acusar a Marin de despilfarro y prometer una reducción del gasto público de 6.000 millones de euros durante la próxima legislatura.

La primera ministra finlandesa Sanna Marin durante la votación en el Parlamento
La primera ministra finlandesa Sanna Marin durante la votación en el Parlamento KIMMO BRANDTAgencia EFE

Marin, en cambio, ha centrado su primera campaña como candidata del SDP en la defensa del Estado del Bienestar. Promete financiar el aumento del gasto en educación, sanidad y servicios sociales con una subida de impuestos a las rentas más altas. «No vamos a equilibrar el gasto público ni a mantener una sociedad saludable a base de recortes; esa es la medicina amarga de la derecha y no funciona», zanja.

La otra gran crisis a la que se ha enfrentado la primera ministra es la invasión rusa de Ucrania hace un año, que llevó al país escandinavo a romper con su tradicional política de no alineamiento militar para llamar a las puertas de la OTAN en busca de su paraguas de seguridad frente a una impredecible Rusia con la que comparte 1.340 kilómetros de frontera.

Tras el «sí» del Parlamento turco del jueves, la líder socialdemócrata ha culminado con éxito un proceso de adhesión exprés que llevará en unos días a Finlandia a convertirse en Estado miembro de la Alianza. Sin embargo, puede que Marin no se beneficie en las urnas de un asunto sobre el que existe un amplio consenso y, en cambio, sea castigada por el aumento de los precios de los alimentos y la energía por culpa de la guerra. Una inflación del 8% y una economía en recesión pesan más en el electorado.

Un descontento que una vez más ha sabido aprovechar la ultraderecha. Con su nueva líder, Riikka Purra, el Partido de los Finlandeses aspira a superar el 19%, el récord de votos que lograron en 2015. Entonces seis partidos pactaron una coalición para aislar a los populistas, que habían crecido atizando el rechazo a los rescates financieros del Sur de Europa. Hoy, sin embargo, los conservadores no los descartan como socios de Gobierno. Orpo reconoce que los dos «tienen diferencias» sobre la UE, la inmigración y los objetivos climáticos, pero que también tienen «muchas cosas» en común como la política económica.

Por el contrario, Marin se niega a pactar con un partido al que califica de racista, mientras no excluye una gran coalición con los conservadores. La duda es quién encabezaría el Gobierno.