Estado Islámico

Seducidas por la nueva yihad

Mujeres y adolescentes occidentales se convierten en la mejor arma del Estado Islámico: se casan con los terroristas para darles hijos, hacen propaganda y hasta regentan sus burdeles de esclavas

Seducidas por la nueva yihad
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Las gemelas Zahra y Salma Halane, de 16 años, abandonaron su casa de Manchester el pasado mes de julio. Acababan de terminar los exámenes con excelentes resultados. Siempre habían querido estudiar Medicina. Sus padres, que llegaron hace años a Reino Unido en calidad de refugiados procedentes de Somalia, denunciaron su desaparición. Ahora saben que sus hijas no fueron raptadas. Las dos viajaron hasta Siria por su propia voluntad y ahora están casadas con combatientes del Estado Islámico (EI).

Un 15% de los británicos que viajan hasta Siria o Irak para unirse a los yihadistas son mujeres o niñas, para ser más exactos, porque en algunos casos tan sólo tienen 13 años. Captadas en su mayoría a través de las redes sociales, dejan todo atraídas por la idea romántica que los radicales les meten en la cabeza. Desde que el EI proclamó en junio el Califato Islámico y se declaró Estado independiente, el número de féminas que se ha unido a sus filas ha crecido considerablemente. Según un estudio del King’s College, tienen entre 16 y 24 años y muchas han terminado con éxito la universidad. Entre las fichadas por los académicos se encuentra Jadiya Dare, que quiere convertirse en la primera mujer en decapitar a un prisionero occidental, o Aqsa Mahmud, que con 20 años fue una de las primeras en abandonar Reino Unido hace ahora casi un año. A través de su blog ha descrito recientemente las dificultades que tiene para contactar con su familia desde la frontera turca. Quiere contarles sus deseos de convertirse en mártir. «Esto es una guerra contra el islam. Estás con nosotros o contra nosotros», escribe en las redes sociales.

«Si nuestra hija, que tenía todas las posibilidades y la libertad del mundo, pudo radicalizarse en su propio dormitorio, entonces es posible que esto le suceda a cualquiera», advierte ahora su padre. Una vez llegan a las zonas de conflicto, se encargan de la custodia de las mujeres iraquíes, a las que convierten en esclavas sexuales para los miembros del EI. Desde que comenzaron los ataques yihadistas en la región, más de 3.000 mujeres de la tribu yazidí han sido llevadas a estos burdeles, controlados por la llamada Brigada al-Khanssaa.

«Utilizan interpretaciones bárbaras de la fe islámica para justificar sus acciones. Creen que pueden utilizar a las iraquíes a su antojo, ya que no son musulmanas. Son las mujeres británicas las que han sido colocadas en la parte más alta de lo que llaman Policía de la sharia», explica a LA RAZÓN Haras Rafiq, de la fundación Quilliam.

El experto del reputado «think-tank» que colabora con el Gobierno para evitar la radicalización asegura que, a pesar de que la función principal de las mujeres es casarse con los militantes y tener hijos, los yihadistas también las utilizan para otros fines, como formar parte de esta patrulla ultra religiosa, radicalizar a otras a través de las redes sociales o explotar la formación que muchas traen como profesoras o enfermeras. «No suelen estar en el campo de batalla y las que aparecen portando armas o amenazando con matar a rehenes lo suelen hacer por pura propaganda», señala.

Lo cierto es que las condiciones de estos burdeles son infrahumanas. Las yazidíes pueden ser violadas hasta 60 veces cada día. La mayoría acaba suicidándose. Esta semana ha tenido especial repercusión el testimonio de una de ellas, que pedía encarecidamente a la misión occidental encabezada por Estados Unidos bombardear su propia cárcel sexual para acabar con su sufrimiento. «Después de esto no hay vida. Yo me voy a suicidar igualmente», explicaba en un relato estremecedor. «Me han violado 30 veces ya hoy y no es ni siquiera medio día. No puedo ni ir al servicio», decía. La entrevista la han sacado a la luz activistas kurdos que han llevado distintas demostraciones en Londres para alertar a la comunidad internacional del infierno por el que estas féminas están pasando. Según diversos informes publicados estos días por la prensa británica, los responsables del EI han dado a las mujeres británicas papeles prominentes en la ultrarreligiosa policía de la milicia porque las ven como las más comprometidas de las combatientes extranjeras.

Pero tal y como señala Rafiq, no son únicamente mujeres de Reino Unido las que viajan a Irak o Siria. Per cápita, Francia tiene el mayor número de reclutas yihadistas femeninas, cerca del 25% del total. En Austria, el caso de dos amigos adolescentes, Samra Kesinovic y Sabina Selimovic, de 16 y 15años, respectivamente, que huyeron de sus hogares en Viena para unirse a los terroristas, puede ser, según las autoridades, «sólo la punta del iceberg». Hasta catorce mujeres y niñas podrían haber abandonado el país para unirse a los radicales.

Por su parte, en Estados Unidos, no hay datos oficiales, pero esta misma semana, las autoridades norteamericanas confirmaban que tres adolescentes de Denver (Colorado) fueron detectadas en el aeropuerto de Fráncfort cuando se predisponían a viajar a Siria. Se trataba de dos hermanas de 15 y 17 años de origen somalí y de una joven de 16, perteneciente a una familia de origen sudanés. En cooperación con el FBI, las menores fueron llevadas hasta sus casas. Los expertos estiman que unas 200 europeas han viajado a Siria e Irak en los últimos dos años, lo que supondría el 10 por ciento de los occidentales que combaten junto al Estado Islámico.

El ideal de la mujer del Estado Islámico

Familiar y violenta. Son las características que definen el ideal de las mujeres de los combatientes del Estado Islámico. Katherine Brown, profesora del King’s College de Londres, afirmó que las imágenes compartidas en las redes sociales muestran a las mujeres del EI cocinando, cuidando a niños y reunidas para tomar café, haciendo la compra... Al mismo tiempo, comparten imágenes portando rifles y cinturones de explosivos. Esta combinación es importante, ya que implica que las están involucradas en la política del Estado Islámico.

Estados Unidos

El FBI consigue impedir el reclutamiento de tres jóvenes

Tres adolescentes de Denver, Colorado, fueron interceptadas por el FBI en el aeropuerto de Frankfurt y devueltas a Estados Unidos, cuando se dirigían a Turquía para cruzar la frontera con Siria. Dos de ellas, de 15 años y origen somalí, y otra de 17 y origen sudanés, cruzaron, sin ningún impedimento, el océano Atlántico tras haber sido reclutadas por el Estado Islámico. Gracias a la intervención de los padres de las jóvenes, quienes informaron al FBI de la desaparición de sus hijas, fue posible localizarlas en Alemania, tras el contacto entre las autoridades norteamericanas y las alemanas. A raíz de este suceso, la opinión pública de Estados Unidos ha cuestionado la falta de restricciones de las aerolíneas al viaje de menores, informa Marta Torres.

Alemania

Crece la alarma por el aumento significativo de yihadistas

El número de salafistas en Alemania se ha triplicado en pocos años hasta alcanzar los 7.000. Cerca de 1.800 radicales habrían dejado el país rumbo a regiones controladas por los yihadistas, lo que muestra que el EI cuenta con un gran apoyo en el país, como se desprende del numeroso material propagandístico disponible en alemán. No obstante, se critica la falta de personal capacitado para vigilar o detener a este número de personas. De hecho, las autoridades no aciertan a describir un perfil claro, aunque estiman que se trata de hombres con edades entre los 15 y los 63 años y procedentes de familias en las que uno de los progenitores es musulmán. La situación ha hecho saltar las alarmas en el Gobierno y la opinión pública, informa Rubén Gómez.

Francia

Medidas para frenar la radicalización en las cárceles

Según un informe parlamentario, en Francia existen 950 personas implicadas en las filiales yihadistas. Un tercio están combatiendo, unos 150 están en tránsito, 180 han regresado y más de 200 planean marcharse a Siria o a Irak. Muchos de ellos están o han estado en la cárcel, donde el 60% de la población carcelaria es musulmana y se ha radicalizado. Para hacer frente a la situación, el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, preconiza la creación de unidades especiales antiradicalización para hacer seguimiento de los que regresan de la yihad, insonorizar las prisiones y restablecer los registros. Diputados y senadores han reforzado la ley de lucha contra el terrorismo prohibiendo la salida del territorio de jóvenes franceses radicales, informa Asunción Serena.