Violencia
Semana de masacres en Nigeria, Congo y Burkina Faso
Hasta 90 civiles han sido asesinados a raíz de la violencia de corte yihadista que se ha extendido en estos tres países
Una matanza en África no debería ser normal pero lo es, o al menos diríamos se ha normalizado desde un punto de vista informativo. Donde Europa fue sacudida esta semana por la deleznable masacre de ocho personasen un centro para testigos de Jehová de Hamburgo (y la cobertura mediática ha sido extensa), los yihadistas asesinaron a 12 aldeanos en Burkina Faso y a otros 37 pescadores en Nigeria, mientras miembros del ADF terminaron con la vida de más de 40 personas en República Democrática del Congo. En torno a 90 civiles han perdido la vida esta semana en África a raíz de las matanzas intermitentes que salpican el continente, absorbidas por espirales de violencia que hace décadas que devoran a los inocentes (y la cobertura mediática ha sido ínfima en los tres casos).
Burkina Faso
Lunes. Un grupo de hombres armados irrumpen con sus motocicletas en la localidad de Aorema, al norte del país, y abren fuego de forma indiscriminada contra un grupo de jóvenes que conversaban sentados junto a un quiosco. Los disparos revientan el pequeño pueblo. La razón del ataque: los terroristas habían prohibido a los locales reunirse en ese lugar y, ante la insolente valentía de las víctimas, se descolgaron los fusiles del hombro y borraron su valor con correctores de plomo. La cifra oficial de civiles asesinados durante un presunto ataque yihadista en la localidad de Aorema contradice las declaraciones de los testigos, que aseguran que dos personas más fallecieron a causa de sus heridas varios días después del ataque. Estas muertes se suman a las 10.000 víctimas, entre civiles y militares, del yihadismo burkinés que opera en el país desde 2015, muertes que se suman por docenas cada semana.
Pero las cifras en Burkina Faso hace meses que bailotean. Otro ataque registrado a finales de febrero en la localidad de Partiaga dejó un saldo aproximado de “sesenta muertos”, aunque las autoridades no se han arriesgado a ofrecer una cifra exacta. El líder de la junta militar que gobierna en Burkina Faso desde el golpe de Estado de septiembre de 2022, Ibrahim Traoré, ha procurado enfrentarse al yihadismo con la creación de una fuerza de Voluntarios de Defensa de la Patria (VDP), pero el número creciente de ataques como el de Partiaga, donde las VDP fueron superadas, no hace sino mostrar la delicada situación a la que se enfrenta el país. El Presidente del Consejo Nacional de Organizaciones de la Sociedad Civil de Burkina Faso llegó a declarar en una rueda de prensa reciente que “la situación de inseguridad amenaza la existencia misma del Estado”.
República Democrática del Congo
Miércoles. Miembros de las Fuerzas Aliadas Democráticas (ADF por sus siglas en inglés) irrumpieron en la pequeña de localidad de Mukondi, en la provincia de Kivu Norte, y asesinaron a 38 personas a machetazos. Los testigos relataron que los milicianos comenzaron su ataque quemando algunas casas de particulares, al parecer de forma indiscriminada, acabando en el acto con quienes iban saliendo de las viviendas en llamas. Durante el proceso secuestraron también a un número indeterminado de civiles. Ese mismo día, un segundo ataque en la cercana localidad de Mausa terminó con la vida de otros ocho civiles.
El ADF es uno de los 120 grupos armados que operan en el este de República Democrática del Congo, siendo conocidos por sus niveles extremos de violencia y sus conexiones con el Estado Islámico, hasta el punto en que numerosos expertos aseguran que el grupo ya ha sido absorbido por el Estado Islámico del África Central. Al ADF le atribuyen más de 800 muertes desde su creación en 2018, en cinco años ha conseguido lo que ETA en cuarenta y tres. Aunque llevan a cabo operaciones en Uganda y Mozambique, es en RDC donde la extrema situación de inseguridad ha permitido una mayor continuidad en sus ataques, lugar donde se enfrentan tanto a las fuerzas armadas congoleñas como a otros grupos de insurgentes, tales y como el archiconocido M23.
Nigeria
Jueves. Luchadores de Boko Haram acusan a un grupo de pescadores de la aldea de Guggo, en el Estado de Borno, de espiar para la policía y las fuerzas armadas. Abren fuego, matan a un número indeterminado de ellos y arrojan sus cadáveres al río. Fuentes sobre el terreno aseguran haber recogido los cuerpos “entre los juncos que crecen en el río Yedzaram”. Hasta la fecha se han recuperado 37, aunque todavía se espera encontrar más entre los arbustos de la zona porque los yihadistas siguieron disparando a los pescadores que intentaron huir. Es casi un milagro que unos pocos consiguieran escapar y avisar sobre lo sucedido en la cercana ciudad de Dikwa, pero cuando las autoridades llegaron a la zona ya era demasiado tarde para hacer otra cosa que no fuera iniciar un conteo.
El Estado de Borno, ubicado al noreste del país, se trata de la región nigeriana que más ha sufrido los dolores del terrorismo. Los yihadistas de Boko Haram mataron aquí a diecisiete pastores en diciembre de 2022. Cincuenta civiles fueron asesinados durante el pasado mes de mayo. La semana del 11 de abril de 2022 se retorció a causa de tres ataques consecutivos contra varios pueblos. Incluso atacaron a los votantes durante las elecciones presidenciales de este mes de febrero, resultando sus acciones en varios heridos. Los dos millones de desplazados con razón de esta violencia endémica se distribuyen a lo largo de la geografía nigeriana pero también en la vecina Camerún, donde se registró un brote de cólera en noviembre del año pasado que no hace sino dificultar todavía más la supervivencia de los afectados.
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