Asia

Seúl invierte miles de millones en un ejército de silicio ante la falta de soldados

Con apenas 0,68 hijos por mujer, el país se enfrenta a un déficit de tropas que compromete la seguridad en la frontera más tensa del planeta

Soldados de la división de infantería mecanizada del Ejército surcoreano
Soldados de la división de infantería mecanizada del Ejército surcoreanolarazonLa Razón

En la península de Corea, la Zona Desmilitarizada (DMZ), custodiada por alambradas y campos minados, contiene a duras penas las perpetuas amenazas nucleares de Pyongyang. Mientras tanto, Seúl enfrenta un desafío interno silencioso pero crítico: una tasa de natalidad de 0,68 hijos por mujer, la más baja del planeta. Este colapso demográfico no es un problema social menor, sino una bomba de relojería que desmantela la espina dorsal de la seguridad nacional de la República de Corea (ROK).

El 1 de octubre de 2024, la plaza Gwanghwamun de Seúl se transformó en un escenario de músculo militar. Cinco mil tropas, flanqueadas por 340 unidades de 83 tipos de equipos, exhibieron el misil balístico Hyunmoo-5, el sistema antimisiles L-SAM y el bombardero B-1B Lancer estadounidense. El Día de las Fuerzas Armadas, elevado a festivo nacional, fue un alarde de disuasión, un mensaje de «capacidad defensiva abrumadora» para contener a la República Popular Democrática de Corea (RPDC). Pero el espectáculo revela una verdad incómoda: Seúl maquilla su vulnerabilidad interna con despliegues de fuerza, mientras la demografía parece clavarle un puñal por la espalda.

Un Horizonte de Vulnerabilidad

En el teatro de operaciones del noreste asiático, esta península permanece en un precario armisticio desde 1953, y la ROK enfrenta esta amenaza insidiosa que eclipsa incluso las provocaciones balísticas de Pyongyang. La conscripción universal, eje de la disuasión surcoreana, obliga a los varones de 18 a 28 años a prestar servicio por 18 a 21 meses, dependiendo de la rama. Sin embargo, las fuerzas activas han menguado un 20% en los últimos seis años, pasando de 690.000 efectivos a 450.000 en 2024.

Las estimaciones del MDN proyectan un declive catastrófico: para 2040, el pool de reclutas masculinos de 20 años se reducirá de 226.000 a 130.000, un 42% menos. Este umbral crítico erosiona la capacidad de disuasión convencional frente a la RPDC, cuya artillería de largo alcance puede saturar Seúl con miles de proyectiles por minuto.

Del otro lado de la DMZ, el régimen de Kim Jong-un ha consolidado un arsenal nuclear estimado en 20 a 50 ojivas operativas, con una tasa de producción anual de 6 a 12 unidades adicionales. Los ejercicios norcoreanos cerca de la frontera subrayan una superioridad numérica que, combinada con tácticas de guerra híbrida, podría sobrecargar las defensas surcoreanas en un conflicto de alta intensidad.

La doctrina de la innovación: Hacia un ejército híbrido

Frente a este vacío humano, Seúl ha pivotado hacia una transformación doctrinal con el plan «Defensa Innovación 4.0» de 2022, que aspira a un ejército «más esbelto pero letal» mediante la integración de tecnologías disruptivas. Esta estrategia sustituye masa por multiplicadores de fuerza: drones, IA y vehículos autónomos comienzan a ocupar el lugar de soldados que la sociedad ya no provee.

El programa KF-21 Boramae, un caza de quinta generación con capacidades stealth y puntería asistida por IA, epitomiza esta visión de superioridad cualitativa. Para 2040, todas las brigadas de combate deberían estar reconfiguradas con soluciones autónomas para patrullaje, logística y operaciones de negación de área.

En este panorama, la ROK no opera aislada. Su alianza con Estados Unidos se fortalece mediante ejercicios conjuntos como Freedom Shield y Ulchi Freedom Guardian. La cumbre trilateral con Japón y Washington institucionaliza el intercambio de inteligencia en tiempo real y refuerza la disuasión ante contingencias norcoreanas.

La crisis demográfica representa un catalizador para la innovación disruptiva. Líderes industriales como KAI, Hanwha Defense y LIG Nex1 capitalizan este momentum, atrayendo inversión global. No obstante, analistas advierten que «sustituir infantería por algoritmos no neutraliza la guerra de trincheras ni las operaciones de contrainsurgencia».

Dinero a paladas, resultados a cuentagotas

El «Milagro del Río Han» forjó a la cuarta potencia asiática, un coloso tecnológico erigido sobre las cenizas de la posguerra. Pero el brillo económico oculta una factura brutal: un costo de vida asfixiante, jornadas interminables y un rechazo creciente a la maternidad.

El gobierno ha arrojado más de 200.000 millones de dólares desde 2008 a políticas pronatalistas: subsidios para vivienda, exenciones fiscales, tratamientos de fertilidad. El retorno es patético: un leve repunte de nacimientos en 2024 fue apenas un espejismo que no revierte el desplome demográfico.

El verdadero cáncer no es económico, es cultural. En Corea del Sur, el éxito profesional es un altar donde se sacrifican la vida personal y la familia. La presión social y el machismo estructural han hecho de la maternidad una utopía, más allá de los miles de millones invertidos en políticas públicas.