Defensa

Sigue el ocaso de la Royal Navy: Reino Unido se ve obligado a dar de baja dos fragatas ante la falta de reclutas

Dos buques de guerra en cuya reciente rehabilitación se invirtieron grandes sumas de dinero, serán retirados del servicio al no poder cubrir la tripulación necesaria para su correcto funcionamiento.

Imágenes de las fragatas HMS Westminster (izquierda) y la HMS Argyll
Imágenes de las fragatas HMS Westminster (izquierda) y la HMS ArgyllRoyal Navy

Siguen los problemas para las fuerzas armadas de Reino Unido y más concretamente para la Royal Navy, que a sus últimos fiascos con sus portaaviones y otros incidentes, ahora se ha visto en la obligación de retirar del servicio dos fragatas de combate de la clase Albion ante la grave escasez de marineros, según han informado varios medios británicos.

La decisión después de tratar de juntar las tripulaciones de ambos buques y juntar una completa pero ni aún así se pudo lograr la cantidad suficiente de marineros para su despliegue en el Mar Rojo, en medio de una presencia reforzada para proteger el transporte marítimo civil.

Debido a esto, se decidió retirar los barcos del servicio activo hasta que sea posible reclutar un número suficiente de tripulantes. Se trata de los buques HMS Westminster y HMS Argyll, dos fragatas del modelo Tipo 23 que, de hecho, habían sido remodeladas hace poco. En el caso del HMS Westminster, en 2014 se sometió a una extensa remodelación que modificó incluso su armamento principal, pasando a contar con un sistema de misiles tierra-aire Sea Ceptor. Con el doble de alcance que el antiguo sistema de misiles, Sea Ceptor hace que este barco "esté mejor equipado que nunca para enfrentar los desafíos de la guerra del siglo XXI", según explican en la propia página web de la Royal Navy. Sin embargo, ahora, se decide su retirada, que tendrá lugar en 2024.

Fuentes del Gobierno británico citadas por el diario Daily Telegraph explican que justifican el desmantelamiento de los barcos y aseguran que es "la decisión correcta", pues son antiguos. "Las nuevas fragatas Tipo 26 estarán en servicio antes de que esos barcos puedan ser reacondicionados", explican, sin entrar a fondo en el verdadero problema de las fuerzas armadas británicas, la falta de personal.

Según Sky News, la marina de guerra de Reino Unido viene sufriendo una grave caída en el reclutamiento, llegando a una situación que fuentes militares definen como un “colapso general” en el flujo de nuevos reclutas al servicio. De hecho, hay escasez de hasta el 35% de personal en algunas áreas, algo que cabría achacar a varios factores, como los errores en el análisis de datos para ayudar con el reclutamiento, la incapacidad del propio Gobierno para garantizar que los salarios de las fuerzas armadas suban conforme a la inflación y graves problemas para evitar la "fuga" de los ya reclutados, dándose el caso de que se producen más bajas que altas.

Entre julio de 2022 y julio de 2023, la fuerza laboral de la Royal Navy se redujo un 4.1 % (se marcharon 1,640 personas más de las que se contrataron). La diferencia entre los nuevos marineros y los que se van continúa creciendo y si se permite que las cifras disminuyan a un 4% anual, cabe la posibilidad de que el HMS Westminster y el HMS Argyll no sean los últimos buques que se retiran del servicio por falta de personal. De hecho, fuentes de la Royal Navy creen que si no cambia la situación, ni siquiera podrán cumplir con sus compromisos principales en misiones internacionales.

El mismo problema lo enfrentan otros buques de superficie que se encuentran en reparaciones de larga duración, y durante este tiempo el número de tripulantes disminuye debido a la finalización del contrato y los cambios de especialidad.

Además de en la Armada, también existe el problema de la falta de personal en las fuerzas terrestres y aéreas, lo que pone en duda la capacidad de combate de la mayoría de las unidades.

Así, de los 32 batallones de infantería del ejército británico, sólo tres están actualmente en pleno funcionamiento. Algo similar ocurre con la Fuerza Aérea, que experimenta una escasez crítica de pilotos jóvenes interesados ​​en servir durante más de 10 años.