Represión en Venezuela
Simulacro de democracia
¿Es creíble la cifra de ocho millones de votos que Maduro dice haber conseguido en la Constituyente, que no ha podido ser comprobada por ningún observador internacional?
–Es muy difícil. Ese techo sólo fue alcanzado por Chávez. Maduro lo obtuvo en 2013 gracias a la plataforma que había erigido el propio ex presidente. El chavismo después de ese episodio electoral y el de las elecciones a la AN nunca más lo volvería a contar. Simulacros de democracia van y vienen en un país donde el experimento democrático es todavía una asignatura pendiente. ¿En qué lugar y momento se pueden expresar los 9 millones de electores quienes, aún descontentos con la situación país, claman por un cese de las hostilidades y un mejoramiento de sus condiciones de vida? Las agendas de la polarización no se cruzan con las de la cotidianidad de las ausencias.
¿Cómo valora la estrategia de la oposición plantándole cara a la Constituyente?
–La estrategia que la oposición ha venido siguiendo es una estrategia errada y fracasada. Finalmente el Gobierno impuso la Asamblea Nacional Constituyente a fuerza de represión, pero también ante el error de cálculo político de la oposición. La huelga ha sido un episodio más de las estrategias de lucha de la oposición. Sin embargo, no ha alcanzado los resultados esperados en cuanto a la paralización total del país.
¿Qué país o países tienen en su mano la posibilidad de presionar ahora al Gobierno de Venezuela?
–El grupo de países que se conforme para contribuir a una salida negociada (no hay otra salida) debe ser del entorno cercano al Gobierno, pero nunca sin prescindir del Vaticano y de la Organización de Naciones Unidas, ya que la OEA está muy posicionada frente a la crisis.
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