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Solo con los venezolanos

La Razón
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En algunos círculos diplomáticos se escucha de manera insistente: «Los americanos no se meterán militarmente en Venezuela a no ser que una masacre continuada sea arrolladora». Quizás ni siquiera eso sea suficiente, o bien, habría intervención pero no necesariamente militar. Adicionalmente, dicha opción sigue siendo rechazada por la mayoría de países que incluso hoy reconocen a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.

La agenda de Trump hacia el país caribeño irá por detrás de la agenda de Guaidó y de los venezolanos, no viceversa. El presidente interino insiste todos los días que la movilización de calle es fundamental para el cese de la usurpación. Lo hace precisamente porque es consciente de que los Estados Unidos avanzarán en la medida en que los venezolanos lo hagan. El régimen también parece entenderlo. En consecuencia, apela al cansancio, al desgaste, a la frustración. El plan de racionamiento eléctrico anunciado por el chavismo y la carestía de agua en todo el país confirma lo antes mencionado. La estrategia de Maduro resulta clara: la rendición del pueblo venezolano.

La agenda establecida desde la Secretaría de Estado norteamericana hacia Latinoamérica oxigena la esperanza. La preocupación de la administración Trump por el tema venezolano es real. Sin duda, Venezuela será un eje en las conversaciones entre los halcones norteamericanos y el liderazgo de algunos países de América Latina. Los Estados Unidos deben seguir midiendo y calando la posición de cada uno de los líderes de América del Sur con el propósito de ir acoplando agendas. Trump entiende perfectamente que cualquier paso que den deberá estar amparado y apoyado por los aliados y amigos de Venezuela, esos mismos que siguen trabajando desde los salones diplomáticos por una salida definitiva a la crisis.

El otro asunto a considerar es la injerencia rusa, china, turca, iraní y sobre todo cubana. Básicamente es la lista de los enemigos más importantes de los Estados Unidos en la actualidad. Por lo tanto, cualquier esfuerzo que Trump siga desarrollando por Venezuela irá de la mano con la intención de ahuyentar e inhibir cualquier intento de estos regímenes autocráticos de establecer satélites políticos en ese país. Ciertamente, tampoco se debe sobreestimar el apoyo de estos países hacia Maduro, en su mayoría, dicha lealtad es frágil. Sin embargo, lo que menos desea la nación más poderosa del mundo, es que se instale un “club antiimperialista” al norte de América del Sur.

Incluso con el apoyo norteamericano, incluso con el ajedrez geopolítico en el que Venezuela parece un mero espectador e incluso con el deseo de la mayoría de las democracias latinoamericanas en que la crisis se resuelva prontamente, lo que no cabe duda es que la salida de Maduro comenzará y terminará de manera definitiva a través y gracias al pueblo venezolano, a ese que hoy sufre – y cada vez con mayor intensidad - los embates inclementes de un régimen que hoy ya puede ser calificado de criminal.

Director general de Motta Focus