
Turismo
No es solo Mallorca: el sector turístico de Turquía también sufre la caída de los viajeros alemanes
Un descenso de visitantes y desafíos económicos amenazan la industria turística

Turquía, que esperaba alcanzar cifras récord de visitantes este año, atraviesa una crisis inesperada en su principal motor económico. Según datos oficiales, en los últimos meses el número de turistas ha caído de forma significativa, especialmente entre los alemanes, tradicionalmente uno de los pilares del sector. Solo en julio, las llegadas se redujeron un 5 % respecto al mismo mes del año anterior, lo que ha generado alarma entre hoteleros y autoridades. Frente a este panorama, especialistas del sector insisten en que la salida no puede basarse únicamente en competir por precio. Turquía necesita reposicionarse como un destino de valor añadido, diversificando su oferta y apostando por experiencias culturales, gastronómicas y de calidad que la diferencien en el saturado mercado mediterráneo.
Impacto económico y estratégico
El panorama empeora en el verano: en julio, último mes con datos disponibles, el país registró un retroceso del 5 % en turistas respecto al mismo mes del año anterior, mientras que en mayo y junio la caída fue de 1,8 % y 1,5 %, respectivamente. Ante este desplome, algunos establecimientos hoteleros en la región del Egeo contemplan bajar aún más los precios a finales de temporada, aunque los sindicatos advierten que esta estrategia puede comprometer la sostenibilidad financiera del sector a largo plazo.
El optimismo del ministro Mehmet Nuri Ersoy a principios de año, que pronosticaba una temporada récord, se ha visto frustrado. El experto en turismo Hamit Kuk considera que si no se supera la marca del año pasado, que ya estaba por debajo del objetivo de 65 millones de visitantes, solo se podrá hablar de éxito si se logra alcanzar la cifra registrada el año anterior, 62,3 millones.
Más allá de los números, el impacto humano resulta especialmente grave. El registro de quiebras empresariales y los casos de suicidios entre empresarios turísticos muestran la dimensión psicológica y económica de la crisis. La inflación persistente y la debilidad de la lira turca, además, han erosionado la competitividad del país frente a destinos alternativos como Grecia, Egipto o España, que ofrecen condiciones más atractivas para los viajeros internacionales.
El futuro del turismo turco dependerá, en definitiva, de su capacidad para convertir la actual crisis en una oportunidad de renovación. Solo con una estrategia de largo plazo, que combine sostenibilidad económica, fortalecimiento de la imagen internacional y apoyo a los empresarios del sector, será posible revertir la tendencia y garantizar que Turquía mantenga su papel como uno de los principales destinos del Mediterráneo.
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