La Haya
Someten a un minucioso registro a un ministro marroquí en aeropuerto de París
El ministro marroquí de Exteriores, Salahedín Mezuar, pasó un mal trago ayer en el aeropuerto Charles de Gaulle de París cuando los policías le sometieron a un minucioso registro en el que le obligaron a quitarse hasta los calcetines. El incidente ha hecho que su homólogo francés Laurent Fabius le haya llamado por teléfono "para transmitirle las disculpas de las autoridades francesas por los inconvenientes causados cuando él transitaba por el aeropuerto Charles de Gaulle", según la nota publicada por la cancillería francesa.
La historia la cuenta hoy el diario Asabah y también el portal Goud.ma, que explican que Mezuar regresaba de la cumbre sobre seguridad nuclear de La Haya junto con una delegación de cuatro personas e hizo escala en París.
Al parecer, Mezuar no informó a las autoridades francesas de esta escala y solo se identificó en el último minuto ante el policía que se disponía a cachearlo, presentando su pasaporte diplomático y advirtiéndole de que era el ministro de Exteriores de su país.
El policía replicó que no había recibido instrucciones específicas y que debía someterse al mismo registro que cualquier pasajero, pero la discusión debió subir de tono, porque el registro no solo incluyó sacarse el cinturón y los zapatos para pasar el escáner, sino que el ministro tuvo que quitarse hasta los calcetines.
El diario "Asabah"asegura que el ministerio ha presentado una protesta ante la Embajada francesa de Rabat, aunque el ministerio, contactado por Efe, no quiso comentar el asunto.
La nota publicada por el ministerio francés de Exteriores no entra en los detalles de lo sucedido, pero subraya que ha pedido a los servicios competentes, policiales y del aeropuerto, "que se respete estrictamente las reglas y usos diplomáticos que se aplican a los ministros de Exteriores y los jefes de Estado y gobierno extranjeros".
Casualmente este incidente se produce cuando Marruecos y Francia acaban de salir de un encontronazo diplomático por una orden judicial de interrogatorio al jefe del contraespionaje marroquí, Abdelatif Hamuchi, cuando se encontraba en Francia.
El interrogatorio no se produjo porque Hamuchi ya había abandonado la residencia del embajador marroquí en París cuando llegaron los policías para interrogarlo por una denuncia interpuesta contra él en Francia por torturas, pero causó un enorme enfado en el gobierno marroquí.
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