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Stoltenberg, un político de casta y experimentado con buena relación con Moscú

El ex primer ministro noruego Jens Stoltenberg, que asume mañana el mando de la OTAN, es a sus 55 años un político laborista de casta, con amplia experiencia en el poder y una buena relación con Rusia. Stoltenberg, el primer secretario general de la Alianza Atlántica procedente de un país no miembro de la Unión Europea, pasó de las manifestaciones pacifistas de su juventud a respaldar la participación de su país en operaciones militares en el extranjero.

Estuvo nueve años al frente del Gobierno noruego, en dos etapas, y en ese período forjó un histórico pacto con Rusia, que culminó años de florecientes relaciones políticas y económicas mutuas.

El entonces presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, viajó a Oslo en abril de 2010 para firmar con Stoltenberg un acuerdo sobre los límites de la frontera marina en el mar de Barents, un conflicto que había enfrentado a ambos países durante 40 años.

Fue en su última legislatura como primer ministro cuando afrontó la mayor tragedia de la historia reciente de Noruega, los atentados perpetrados por el ultraderechista Anders Behring Breivik en julio de 2011 y en los que murieron 77 personas.

Su papel unificador y su defensa de una sociedad abierta le granjearon el respeto de los ciudadanos, pero los elogios, pese a graves defectos de seguridad por los que pidió perdón, no evitaron la derrota electoral que sufrió hace un año por el desgaste en el poder.

Ni la movilización masiva de las bases laboristas ni un brillante truco publicitario haciéndose pasar por falso taxista en Oslo en un vídeo electoral impidieron el triunfo de la derecha.

Tras la derrota de la coalición de centroizquierda que encabezaba, Stoltenberg continuó al frente del Partido Laborista y pasó a ejercer como líder de la oposición, aunque se daba por descontado su salto a un cargo de nivel internacional.

La OTAN no parecía sin embargo el destino más evidente para un político que como primer ministro se mostró muy activo apoyando proyectos globales contra el cambio climático, sobre todo para la protección del Amazonas, y el Fondo Global de Vacunas de la ONU.

En su época de estudiante, en la que probó el hachís, admiraba al "Che"Guevara y acudía a manifestaciones contra intervenciones militares de EEUU, a la vez que iniciaba una carrera política que le llevó a dirigir las Juventudes Laboristas (1985-1991).

Mientras estuvo en el poder, Stoltenberg mantuvo no obstante la presencia militar noruega en Afganistán y aprobó la participación en la operación internacional contra Libia.

Bajo su mando Noruega también firmó en 2008 un acuerdo por 8.000 millones de euros con EEUU para renovar su flota de F-16.

Jens Stoltenberg se inició a los 14 años en la política, una vocación temprana pero nada rara atendiendo a sus raíces familiares.

Su padre, Thorvald Stoltenberg, ejerció de ministro de Defensa y Exteriores, dirigió el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y fue mediador en los Balcanes; su madre, Karin Stoltenberg, fue secretaria de Estado en varios departamentos.

De su época de estudiante data una famosa portada de una popular revista femenina en la que en postura provocadora Stoltenberg aparecía como hombre de la semana por su sex-appeal.

Con 33 años pasó a la vicepresidencia laborista, un año antes de ser elegido diputado y ministro, ocupando las carteras de Energía y Finanzas en los gobiernos de Gro Harlem Brundtland.

En 2000, la caída del Gobierno de centroderecha tras una moción de censura le permitió subir al poder en minoría con la etiqueta del "Blair"noruego y primer ministro más joven en la historia del país.

Pero su campaña de privatizaciones generó un descontento popular que pagó al año siguiente en las elecciones con el peor resultado del Partido Laborista.

Stoltenberg regresó a posiciones más izquierdistas y, tras derrotar al también ex primer ministro Thorbjørn Jagland en la lucha por el liderazgo interno, dirigió una histórica alianza con el Partido de la Izquierda Socialista y el Partido Centrista que le permitió regresar al poder en 2005 con mayoría absoluta.

Su agónico triunfo cuatro años después supuso la primera victoria electoral de un gobierno en el poder desde la época de Brundtland.

Stoltenberg mantuvo a Noruega, destacado exportador mundial de gas y petróleo, relativamente ajena a la crisis, con buenas cifras macroeconómicas y un paro inferior al 4 %.