Independencia de Reino Unido

Sturgeon desafía a Londres con su consulta «sí o sí»

La líder independentista mantiene su calendario para lanzar el segundo referéndum separatista a pesar del no de Theresa May.

La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, se prueba el uniforme de los bomberos, ayer en Aberdeen
La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, se prueba el uniforme de los bomberos, ayer en Aberdeenlarazon

La líder independentista mantiene su calendario para lanzar el segundo referéndum separatista a pesar del no de Theresa May.

A la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, le importa muy poco que la «premier» Theresa May haya dicho que «no es el momento» para un segundo referéndum de independencia. La líder nacionalista dejó ayer muy claro que sigue adelante con su plan separatista y prometió que los escoceses tendrán derecho a decidir sobre su futuro «sí o sí». Ante el cruce de acusaciones entre Londres y Edimburgo, el discurso de Sturgeon en la clausura del congreso de primavera de su partido, el SNP, había creado gran expectación. Y la protagonista no defraudó a sus fieles. Aunque su mensaje, más que a las gradas entregadas de Aberdeen iba dirigido a Downing Street y a la UE, a quien lanzó la siguiente advertencia: «Si May se porta con Bruselas como se ha portado con Escocia, el Brexit se estrellará contra las rocas».

Ésta, al fin y al cabo, viene siendo su retórica. Una vez más, Sturgeon señaló que desde el triunfo del Brexit, propusieron al Gobierno distintas alternativas, como «dotar de más poderes al Parlamento escocés» o quedarse en el mercado único. Sin embargo, sus propuestas nunca fueron escuchadas por lo que, tal y como recalcó, ante el constante «muro de intransigencia» no le queda otra alternativa que llamar de nuevo a las urnas. El apoyo a la independencia apenas ha cambiado desde el plebiscito de 2014, donde el 55,3% apoyó la permanencia en Reino Unido, frente al 44,7% que apostó por cortar el cordón umbilical con Londres. El 53% de los escoceses se opone a la celebración de una segunda consulta, frente al 46% que ve bien otra consulta, según un sondeo de Sky News. Sturgeon podría, por tanto, tener problemas el miércoles cuando el Parlamento de Edimburgo vote la moción presentada por su partido donde se pide autorización para solicitar al Gobierno central la orden bajo la sección 30 de la Ley de Escocia, a fin de poder celebrar el plebiscito.

Los nacionalistas gobiernan en minoría –cuentan con 63 de los 128 escaños– y para sacar adelante sus planes independentistas necesitan el apoyo de los seis asientos del Partido Verde, cuyo manifiesto especifica que apoyarían otro referéndum si se logra un millón de firmas. Los diputados se encuentran en una posición complicada, pero Sturgeon confía en que finalmente apoyen su plan. «Si una mayoría del Parlamento escocés apoya esta iniciativa, la primera ministra debe tenerlo claro. En ese momento, un referéndum justo, legal y acordado, con un calendario que permita a los escoceses tomar una decisión informada, dejará de ser solo mi propuesta», dijo. «Será la voluntad del Parlamento democráticamente elegido de Escocia», añadió ante una gran ovación. Lo cierto es que el Ejecutivo no se ha negado a celebrar otra segunda consulta en el futuro. Pero May insiste en que no se deben sacar las urnas hasta que Reino Unido no haya salido formalmente de la UE, previsiblemente para 2019. Sturgeon, sin embargo, quiere celebrar el plebiscito entre primavera de 2018 y otoño de 2019. Durante su discurso dijo que estaba dispuesta a «discutir las fechas» aunque advirtió que la opción presentada por el Parlamento escocés es la que «debe prevalecer». «Una vez estén claros los términos del Brexit, pero cuando todavía haya tiempo para que los escoceses puedan elegir, habrá un referéndum de independencia», declaró. «Vetarlo por completo minaría la noción de Reino Unido como una asociación respetuosa entre iguales», matizó.

Debido a que una parte importante del electorado que apoyó en 2014 la independencia votó por el Brexit, Sturgeon prefirió resaltar las ventajas de permanecer en el mercado único. Y es que, si finalmente se alcanzara la independencia, el Gobierno escocés daría prioridad al acceso al espacio económico europeo (EEE), frente a la plena pertenencia a la UE. Seguir el modelo de Noruega, Liechtenstein e Islandia podría ser más fácil que la futura adhesión al bloque como Estado independiente, teniendo en cuenta que España podría ser uno de los primeros en negarle la entrada por la cuestión catalana.