Ampliación
Suecia culmina su accidentado proceso de adhesión a la OTAN
El Parlamento de Hungría aprueba el lunes la adhesión del país nórdico a la Alianza tras el acuerdo militar firmado el viernes
Una de las consecuencias más palpables de la invasión rusa de Ucrania hace ahora dos años es que Suecia y Finlandia, dos países históricamente no alineados militarmente, llamaran a las puertas de la OTAN en busca de seguridad frente a la amenaza de Vladimir Putin. Tras lograr un amplio consenso tanto de los partidos como de sus opiniones públicas, Estocolmo y Helsinki presentaron formalmente juntos su solicitud formal de ingreso en la Alianza Atlántica en mayo de 2022.
Sin embargo, un proceso de adhesión que se vislumbraba como un mero trámite dado la estrecha colaboración entre sus modernos ejércitos y los aliados transatlánticos se convirtió en una auténtica carrera de obstáculos para las autoridades suecas, que se vieron a merced del veto de dos aliados de Putin, el turco Recep Tayyip Erdogan y el húngaro Viktor Orban. Finlandia, en cambio, se adelantó y desde abril pasado es el Estado miembro número 31 de la OTAN.
Tras superar las reticencias de Ankara, que acusaba a Suecia de ser un «santuario» del terrorismo kurdo, el Parlamento turco dio luz verde a la adhesión sueca en enero. Pero Hungría no estaba dispuesta a perder la oportunidad de jugar su baza negociadora contra Suecia, a la que tachaba de «prepotente» por sus críticas al deterioro del Estado de derecho.
El Gobierno conservador sueco tuvo que aceptar esta vez que el primer ministro, Ulf Kristersson, visitara a Orban en Budapest el viernes para firmar un acuerdo militar bilateral. Suecia se compromete a vender a Hungría cuatro cazas de guerra JAS Gripen y suministrar asistencia logística a la otros 14 aviones suecos con los que cuenta el Ejército húngaro desde 2001.
«Hoy hemos llegado a un acuerdo para añadir cuatro aviones a la flota Gripen de las Fuerzas de Defensa de Hungría», anunció Orban tras conversar con Kristersson. «El lunes el Parlamento húngaro se reunirá y tomará las decisiones necesarias, y con esto cerramos una fase y abrimos una nueva».
Si bien Orban rechaza vincular el acuerdo con la ratificación del ingreso sueco en la OTAN, lo cierto es que el pacto se produce sólo tres días antes de que el Parlamento húngaro vote esta tarde la ratificación del tratado de adhesión tras levantar el partido oficialista, el Fidesz, su veto a incluirlo en la agenda parlamentaria, como reclamaba la oposición socialdemócrata.
Si el Parlamento vota a favor, como se espera, el acta de la decisión se enviará al presidente interino de Hungría, László Kövér, que dispone de cinco días para firmar el texto desde que lo recibe. A continuación, el protocolo deberá enviarse por vía aérea a Washington y entregarse al Departamento de Estado de Estados Unidos, que guarda el tratado fundacional de la OTAN. En el caso de Finlandia, este trámite llevó tres días.
Cuando se constante que todos los miembros de la OTAN han ratificado la solicitud de Suecia, el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, invitará a Suecia a depositar su documento de adhesión ante Estados Unidos. Dicho paso puede ocurrir de diferentes maneras. Un representante sueco puede viajar a Washington en persona o entregar el documento directamente durante una ceremonia en Bruselas, como optó Finlandia en abril pasado. El entonces ministro de Asuntos Exteriores finlandés, Pekka Haavisto, fue quien entregó los documentos de adhesión, y luego se pudo izar la bandera azul y blanca en la sede de la OTAN en Bruselas.
En el caso sueco, según informa la agencia de noticias TT, el Gobierno pretende que el primer ministro sea el protagonista principal de la histórica ceremonia cuando se ice la bandera azul y amarilla. Ya como Estado miembro de pleno derecho, Suecia podrá participar entre el 9 y 11 de julio en Washington en la cumbre extraordinaria que reunirá a los 32 jefes de Estado y de Gobierno para celebrar el 75º aniversario de la fundación de la OTAN.
Para entonces y en un tiempo récord, Suecia habrá puesto fin a más de 200 años de neutralidad y no alineamiento militar. Para la OTAN, el mar Báltico se convertirá en un mar interior de la organización tras completar su ampliación al norte de Europa con la integración de los dos únicos países que habían permanecido fuera desde su fundación en 1949.
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