Defensa
Suecia descarta albergar armas nucleares tras ingresar en la OTAN
Stoltenberg asegura que la Alianza es «mayor y más fuerte» tras izar la bandera sueca en Bruselas
La bandera nacional de Suecia ya ondea en la sede de la Alianza en Bruselas, después de que el pasado jueves el país nórdico se uniera de manera formal a la organización militar, tras una ceremonia celebrada en Washington en la que se convirtió en el miembro número 32 de la OTAN. Esto significa que el país queda resguardado bajo el manto protector de la cláusula 5 de Defensa Colectiva, pero que también Estocolmo pondrá a disposición de la OTAN su posición geográfica y su ejército.
“Somos humildes, pero también somos orgullosos. Sabemos que las expectativas para Suecia son altas, también nosotros tenemos muchas expectativas”, ha asegurado el primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, antes del comienzo del izado. El país se convierte en miembro de la Alianza con los deberes hechos, ya que este año llegará al 2% del gasto en PIB, la meta fijada en la Cumbre de Gales de 2014. Debido a sus proximidad a Rusia y su sofisticado armamento, Suecia no es un socio cualquiera. A pesar de esto, su postura sobre las armas nucleares no ha cambiado.
“Entendemos completamente la necesidad de todo tipo de capacidades de defensa de la Alianza, incluyendo su estrategia nuclear. Por otro lado, debemos decir claramente que no vemos necesidad para que Suecia albergue bases permanentes o armas nucleares en suelos sueco en tiempo de guerra. Es una decisión sueca que encuentro plenamente respetada”, ha asegurado Kristersson.
El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, ha validado sus palabras. “No hay planes para expandir el número de países aliados de la OTAN con armas nucleares. Por supuesto, estamos constantemente evaluando nuestra postura cuando nos referimos a las fuerzas convencionales. Pero no hay, por ejemplo, planes para un batallón en Suecia como tenemos en los países bálticos”. Al solicitar la adhesión en mayo de 2022, tanto Suecia como Finlandia negaron estar interesados en alojar en sus territorios tropas permanentes de la Alianza o armas nucleares, pero en Helsinki se ha reabierto el debate sobre esto último después de que Alexander Stubb haya ganado las elecciones.
La entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN, tras doscientos años de no alineamiento militar, significa que el mar Báltico está ahora rodeado de miembros de la organización militar, lo que supone una amenaza geopolítica de primer orden para Vladimir Putin. El mar Báltico ya ha sido bautizado como el “lago de la OTAN”.
“Cuando el presidente Putin lanzó su invasión a gran escala hace dos años, quería menos OTAN y más control sobre sus vecinos. Quería destruir Ucrania como un Estado soberano, pero fracasó”, ha asegurado el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien ha vuelto a reiterar que el país invadido se convertirá en miembro de la Organización militar, aunque no se sabe cuándo. “Ucrania está ahora más cerca de la Alianza que antes. Esto también demuestra el gran fallo estratégico que el presidente Putin hizo cuando invadió Ucrania, porque su propósito era denegar a Ucrania la posibilidad de acercarse hacia la OTAN y la Unión Europea”, ha declarado.
Fuentes diplomáticas explican que no se esperan cambios de cara a la cumbre que tendrá lugar en el mes de julio en Washington, en la que se conmemorará el 75º aniversario de la Alianza, y que no se producirá ningún tipo de invitación a que Ucrania se una a la OTAN.
Stloltenberg ha asegurado que ahora la OTAN es “mayor y más fuerte”. Suecia posee isla de Gotland, un gran enclave estratégico en medio del Mar Báltico a tan sólo 200 kilómetros de Estonia, Letonia y Lituania. Además, las nuevas fronteras de la OTAN acercan a la Alianza tanto a la ciudad rusa de San Petersburgo como la Península de Kola, donde Rusia dispone de las bases militares con el mayor número de armas nucleares del mundo.
Aunque tras el fin de la Guerra Fría el país fue recortando su presupuesto en Defensa, la invasión de Crimea en 2014 propició un cambio de tendencia, en un país que en los años 50 poseía la cuarta fuerza aérea militar del mundo. Estocolmo ha mantenido durante todos estos años de neutralidad fuerzas militares con tecnología avanzada que incluyen cazas Gripen de cuarta generación equipados con misiles Meteor aire- aire largo alcance, tanques Leopard 2 y submarinos clase Gotland reforzados con un sistema de propulsión de aire independiente.
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