Proceso de adhesión
La UE supedita los visados y las mejoras en la unión aduanera con Turquía a la disensión en el Mediterráneo
Ankara sigue manteniendo conflictos territoriales con Grecia y Chipre
La Unión Europea ha examinado este jueves cómo relanzar la relación con Turquía. Durante la pasada cumbre de la OTAN en Vilna (Lituania), el presidente Recep Tayyip Erdogan pidió a los Veintisiete reanudar las negociaciones de adhesión con el país –metidas en el congelador desde hace años– e incluso vinculó esto último al levantamiento del veto al ingreso de Suecia en la Alianza.
Finalmente la sangre no llegó al río y Ankara dio luz verde a la adhesión de Estocolmo, pendiente en octubre de la ratificación parlamentaria. Aunque el eterno debate de la entrada de Turquía en el club comunitario vuelve a emerger, fuentes diplomáticas aseguran que un hecho no está vinculado con otro. De hecho, el mandato del Consejo Europeo para dinamizar las relaciones con Turquía se produjo en la reunión del mes de junio, antes de la cita de la Alianza.
En todo caso, los intentos de Ankara de acercarse a la UE han sido bien recibidos por los ministros de Exteriores de los Veintisiete que se han reunido este jueves en la capital comunitaria, aunque el camino se presente pedregoso. El máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, ha calificado esta petición como «una buena noticia», si bien ha asegurado que antes de hablar de la Ampliación es necesario abordar otros asuntos como «la modernización de la unión aduanera y también de la cuestión de los visados». Este último aspecto ya fue tratado en el año 2016, cuando el club comunitario firmó un pacto con Turquía para que Ankara, a cambio de fondos europeos, interceptara a los demandantes de asilo sirios que intentaban llegar a territorio europeo a través de las islas griegas.
Ahora se abre un nuevo periodo del que todavía se desconoce si llegará a algún resultado fructífero. «No es solo lo que la Unión Europea espera de Turquía sino lo que Turquía espera de la UE», ha asegurado Borrell en rueda de prensa tras la reunión. En todo caso, el político español ha querido dejar claro que cualquier avance en visados o unión aduanera no será gratis, ya que «nosotros esperamos que haya una desescalada en el Mediterráneo oriental», en referencia a los conflictos territoriales que Ankara mantiene con Grecia y Chipre.
En cuanto a la adhesión, el máximo representante de la diplomacia comunitaria ha reconocido que la candidatura de Ucrania –país a quién la UE ha concedido el estatus de candidato en tiempo récord– «ha creado una nueva dinámica en nuestra vecindad» de la que también pueden aprovecharse los países de los Balcanes.
Sin embargo, no está tan claro que esto pueda afectar a Turquía de manera directa. La ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, ha recordado que el club comunitario tiene «reglas muy claras con respecto al proceso de adhesión» y fuentes diplomáticas recalcan que «no hay entradas en la UE con descuento».
Se espera que durante el otoño la Comisión Europea emita un nuevo informe sobre si Ucrania está preparada para comenzar negociaciones de adhesión –hasta ahora solo cumple dos de las siete condiciones– y algunos países europeos están presionando para que en el mes de diciembre los jefes de Estado y de Gobierno den su respectiva luz verde, aunque de momento no existe unanimidad en las capitales europeas. Nada indica que Turquía vaya a ver avances en este terreno en el corto plazo.
La reunión de este jueves también ha servido para que los Veintisiete mantengan un primer debate sobre el plan presentado por Borrell para destinar 20.000 millones de armamento para Ucrania, de manera que al país le queden garantizadas una serie de garantías de seguridad en el medio plazo.
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