Fundamentalismo

La temida "policía de la moral" del régimen iraní regresa a las calles de la república islámica

Diez meses de la muerte de Mahsa Amini por la paliza de uno de sus agentes, los ayatolás rehabilitan al controvertido cuerpo policial

Una fan iraní con una camiseta de Mahsa Amini en el Mundial de Qatar
Una fan iraní con una camiseta de Mahsa Amini en el Mundial de QatarDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

La siniestra "policía de la moral" de la República Islámica ha regresado a las calles de las ciudades iraníes. Un portavoz del cuerpo, Saied Montazeralmahdi, confirmó este domingo la vuelta de las patrullas con el objetivo principal de ser implacables con las mujeres que no lleven bien colocado el hiyab.

En palabras del citado portavoz de la ‘policía de la moral’ o Gasht-e Ershad (Patrullas de Orientación en persa), “en coche y a pie”, los agentes del cuerpo “advertirán y llevarán ante la justicia a quienes, desgraciadamente, insistan en su comportamiento contrario a la ley sin preocuparse de las consecuencias (…) de situarse fuera de aquella”.

Según Montaeralmahdi el regreso del cuerpo responde a las “demandas de la población e instituciones” para “expandir las seguridad pública” y “fortalecer los pilares de la familia”. El hiyab es un elemento fundamental de la fe según la concibe el régimen teocrático desde su implantación en 1979.

Las intervenciones más habituales de los agentes del citado cuerpo de la moral –que depende jerárquicamente del Ministerio del Interior y del propio líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei-van desde exigir a las mujeres y niñas que cumplan con todas las exigencias indumentarias del islam, incluida su “correcta” colocación del hiyab, hasta obligar a cualquier viandante a cambiar de vestimenta si se percibe que ésta atenta contra la moral religiosa.

Los agentes de la Gashte Ershad tienen la potestad de multar y detener a los ciudadanos, y hasta de llevarlos en sus tradicionales furgonetas a "centros de reeducación" para asegurarse de que no vuelvan a incurrir en los mismos "pecaminosos" comportamientos. No obstante, la imposición de llevar el velo figura desde 1983 en el Código Penal.

Diez meses después de la muerte de Mahsa Amini

La vuelta del cuerpo se produce diez meses después de la muerte en extrañas circunstancias de Mahsa Amini, una kurda de 22 años, mientras permanecía detenida por la Policía en Teherán. El delito de la joven no había sido otro que no llevar adecuadamente colocado, según los criterios de los "agentes de la moral", el velo islámico. Según sus familiares, las agresiones físicas sufrida a manos de la Policía le costarían la vida después de tres días detenida.

El fallecimiento el pasado 16 de septiembre de Mahsa, que acababa de encontrar trabajo en su localidad natal, Saqez, se encontraba en Teherán para visitar a unos familiares y nunca abandonó el sueño de poder estudiar en la universidad, desató un movimiento popular de protesta inédito por sus dimensiones y perseverancia en las últimas décadas de la historia iraní.

La revuelta, que estuvo protagonizada por las generaciones más jóvenes de la sociedad iraní, denunció con valentía –y con las mujeres a la cabeza- la represión y la corrupción y exigió el fin de la teocracia de los mulás. El gesto de las jóvenes iraníes deshaciéndose de sus velos y prendiéndoles fuego, y cortándose mechones del cabello dio la vuelta al mundo. Y trascendió como un símbolo de la resistencia.

Pero el régimen sólo respondería con represión y muerte contra un movimiento que comenzaba a ser amenazante para su supervivencia y estaba ya erosionando su legitimidad. Transcurridos más de dos meses de protestas, a comienzos del pasado mes de diciembre la siniestra fuerza policial parecía haber abandonado las calles definitivamente. No ha sido el caso.

La única realidad es que la intervención violenta de las fuerzas de seguridad iraníes contra los manifestantes, a los que acusa de formar parte de una conspiración extranjera, iba a costar la vida a más de medio millar de personas, incluidos al menos 70 menores. Además, el régimen no ha tenido inconveniente en ejecutar a varios jóvenes señalados por su participación en las protestas prodemocráticas. Unos 20.000 individuos han sido detenidos por las fuerzas de seguridad de la República Islámica por su implicación en el movimiento desde septiembre pasado.