Crisis en Egipto
Temor a otra oleada de dura represión
A pesar de las llamadas a la calma y a las garantías que ha ofrecido el Ejército para respetar el derecho a la libertad de expresión, la persecución y arrestos de los líderes de los Hermanos Musulmanes, así como la clausura de medios de comunicación y la reiteración de actos violentos hacen temer a los egipcios una vuelta a la época más dura de la represión. Las detenciones de destacadas figuras islamistas empezaron pocas horas después de que el presidente Mohamed Mursi fuera depuesto, y el propio mandatario está retenido e incomunicado. No se sabe dónde se encuentra, pero se cree que podría estar en las dependencias del Ministerio de Defensa o en el cuartel de la Guardia Republicana. Ayer la ONU se mostró preocupada por las detenciones de los miembros del partido, que se cuentan ya por decenas. La Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay, solicitó a las autoridades interinas que especifiquen los cargos contra los detenidos o que los libere. «No debería haber más violencia, más detenciones arbitrarias, ni actos ilegales de venganza», dijo Pilay en un comunicado. Mientras, los medios de comunicación afiliados o cercanos a los islamistas han sido clausurados, y la Hermandad sólo se expresa a través de los pocos portavoces que salen a la luz y de su página web. Ayer también fue liberado el director de Al Yazira en el país, después de que el pasado miércoles entraran las fuerzas de seguridad en sus instalaciones. Por su parte, la ONG Human Rights Watchs instó a las nuevas autoridades a investigar matanzas como la que costó la vida a 18 personas en las proximidades de la universidad de El Cairo esta misma semana.
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