Irán

Tensa calma en Irán tras una semana de protestas

El Ejército persa asegura que volverá a reprimir a los opositores, mientras exhibe músculo con una segunda marcha progubernamental

El régimen volvió ayer a sacar a miles de seguidores a las calles. En Mashad, la ciudad donde comenzó la protesta, se quemaron banderas de Estados Unidos
El régimen volvió ayer a sacar a miles de seguidores a las calles. En Mashad, la ciudad donde comenzó la protesta, se quemaron banderas de Estados Unidoslarazon

El Ejército persa asegura que volverá a reprimir a los opositores, mientras exhibe músculo con una segunda marcha progubernamental.

Calma aparente en Irán. El general Abdolrahim Mousavi, jefe del Ejército de Irán, aseguró ayer que las protestas de los últimos días contra el régimen han terminado. «Aunque esta sedición ciega fue tan pequeña que bastó con una parte de la Policía para aplastarla, podéis estar seguros de que vuestros camaradas en el Ejército de la República Islámica estarán listos para enfrentarse a los vendidos al gran satanás», declaró en evidente referencia a Estados Unidos. El régimen de los ayatolás ha llamado siempre así a Estados Unidos,y ahora que las máximas autoridades acusan a «enemigos del exterior» de haber instigado los desórdenes, no es extraño escuchar los comentarios de Mousavi.

Es prematuro afirmar si tiene o no razón en cuanto al sofocamiento de las protestas, si dice la verdad o presenta una imagen falsa de la situación. Pero sí es cierto que tras varios días de manifestaciones en diversas partes de Irán–durante las cuales murieron 21 personas y unas 1.000 personas fueron detenidas– ayer por primera vez no hubo fallecidos en alternacos. Lo que sí hubo fue una nueva marcha de apoyo al Gobierno.

En Mashad, la ciudad donde prendió la mecha del descontento hace una semana, marcharon ciudadanos iraníes con carteles favorables al régimen y gritos de «muerte a los sediciosos», y se entonaron eslóganes en defensa del líder supremo, Ali Jamenei. A pesar de que las protestas estallaron especialmente por reivindicaciones económicas, en las manifestaciones hubo duros reproches contra Jamenei como símbolo de la extrema imposición religiosa.

Uno de los mensajes más interesantes de las protestas fue que en lugar de «libertad y república islámica» –es lo que coreaban los opositores al Shah derribado cuando se impuso la revolución islámica en 1979–, esta semana se oían en las marchas mensajes como «libertad y República iraní». El mensaje era claro: no al islam impuesto por la fuerza por el régimen fundamentalista.

El pueblo iraní opuesto al régimen recibió ayer un apoyo de gran simbolismo procedente de Shirin Ebadi, su compatriota galardonada en 2003 con el Premio Nobel de la Paz. Desde Londres exhortó a sus conciudadanos a resistir al régimen mediante la desobediencia civil. Dio ejemplos concretos de los pasos a dar, como dejar de pagar cuentas de agua y electricidad o retirar el dinero depositado en los bancos.

«El Gobierno no os ha escuchado durante 38 años, así que ahora es vuestro turno de ignorar lo que el Gobierno os dice», declaró Ebadi en una entrevista citada por el periódico en árabe «A Sharq el Awsat», publicado en Londres.

El tema de Irán sigue ocupando el interés de Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump ha manifestado repetidamente su apoyo al pueblo en las protestas contra las autoridades religiosas. Pero la postura norteamericana exigiendo medidas contra Irán fue criticada ayer por Rusia, que sostiene que eso es «perjudicial y destructivo». Moscú recalcó que no se debe intervenir en los «asuntos internos» de la República islámica. «Los temas domésticos de Irán no tienen nada que ver con el papel del Consejo de Seguridad de la ONU, que es el mantenimiento de la paz internacional y de la seguridad», dijo el viceministro ruso, Sergei Ryabkov. Un mensaje similar fue lanzado ayer por Turquía, cuyo presidente transmitió el apoyo de Ankara ayer en una conversación telefónica al presidente iraní, Hasan Rohani.

Y en Líbano, el jefe de la organización chií proiraní Hizbulá, que recibe armas y dinero de Teherán, minimizó la importancia de las protestas, calificándolas de «mero descontento económico». «No hay aquí nada de qué preocuparse», aseguró la milicia.