Asia
El Tiananmen silencioso de Hong Kong o cómo imponer el comunismo sin tanques
La Unión Europea constata en su último informe sobre el enclave la "continua erosión de las libertades"
Hay muchas formas de imponer una dictadura comunista. Una de ellas es sacar los tanques a la calle y acabar por la fuerza con las revueltas, como lo demostró en tantas ocasiones la Unión Soviética (en Berlín, en Praga, en Budapest), o como China en 1989 en la masacre de la plaza de Tiananmen.
Y hay otra forma silenciosa de hacerlo, en la que los tan estruendosos tanques son sustituidos por leyes, decretos y sanciones o, en terminología de la Unión Europea, una "erosión continua de los derechos y libertades".
Esto es, según la UE, lo que está ocurriendo desde hace años en la ex colonia británica de Hong Kong, un moderno y pujante territorio situado en territorio chino cuya soberanía fue transferida en 1997 por Londres a Pekín bajo la promesa de que se mantendría un sistema bautizado como “un país, dos sistemas”.
Para confiar en que este difícil equilibrio entre un régimen libre y una dictadura comunista saliera adelante era necesario que se cumplieran unas buenas dosis de buena fe (o de cinismo) de la antigua metrópoli británica y una renuncia a sus principios por parte de China.
Quizás lo primero se ha cumplido, pero desde luego no lo segundo.
En su último informe anual sobre la evolución política y económica de Hong Kong, citado por Europa Press, la Unión Europea constata que Pekín está desmantelando este principio de "un país, dos sistemas" a través de la polémica ley de Seguridad Nacional, en un proceso de degeneración democrática que se va acelerando con el paso del tiempo.
En este descenso en la calidad de las libertades ha habido dos momentos especialmente notables: las elecciones del pasado 10 de diciembre, en las que se registró una participación mínima histórica en medio de la persecución de voces opositoras, y la aplicación extraterritorial por primera vez de la ley de Seguridad que China impuso a Hong Kong, una vez que las autoridades habían publicado una lista de búsqueda de activistas hongkoneses residentes en el extranjero.
Según constata el informe comunitario, el mínimo electoral para conseguir representación "redujo drásticamente el número de miembros elegidos directamente a menos de una quinta parte". Para hacer aún más difícil la participación, el exigente proceso de investigación a los aspirantes hizo que ningún candidato prodemocrático cumpliera los requisitos.
Es decir, unas elecciones supuestamente democráticas en las que se prohíbe concurrir a los candidatos que defienden que esas elecciones sean democráticas.
La Unión Europea destaca además en su informe, según Europa Press, que los partidos de la oposición no pudieron organizar actos para recaudar fondos y que como resultado las elecciones al Consejo de Distrito del pasado diciembre registraron un índice de participación históricamente bajo. Además, recuerda los juicios contra activistas, políticos y personas defensoras de la democracia usando la ley de Seguridad Nacional y la legislación conexa, en particular el caso de los 47 activistas prodemocráticos perseguidos por participar en unas primarias opositoras en 2021 o el juicio al magnate y antiguo propietario de medios de comunicación prodemocráticos, Jimmy Lai.
El resultado de esta sofisticada técnica de presión por parte de las autoridades de Pekín es, en el fondo, el mismo que se consiguió con la represión con los tanques de Tiananmen en 1989, aunque desde luego mucho menos aparatoso. Y menos incómodo para la comunidad internacional, más preocupada por lo que ocurra con otras dos batallas, una económica por los aranceles económicos y otra militar por el acoso de China a Taiwán y al resto de países del área del Mar de la China Meridional.
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