Caracas
Todo el poder para Maduro
El presidente lleva al Parlamento un proyecto de ley para gobernar por decreto durante un año
«La situación en Venezuela es realmente angustiosa», explica por teléfono a este periódico el analista Alfredo Keller, director de una empresa encuestadora en Caracas. Keller habla del malestar social provocado por los continuos apagones eléctricos, el de-sabastecimiento de productos básicos y una inflación acumulada del 45,4%, según el Banco Central.
Ante este panorama nada halagüeño, el presidente Nicolás Maduro presentó ayer a la Asamblea Nacional un proyecto de Ley Habilitante que le otorgará poderes especiales para aprobar normas sin control del Parlamento. El Ejecutivo argumenta que es una herramienta para luchar contra la corrupción y «la guerra económica de la burguesía». La oposición replica que es una decisión innecesaria que amplía el carácter autoritario de Maduro. «Es difícil averiguar lo que el Gobierno hará con esta ley», comenta a LA RAZÓN el economista Richard Obuchi. «En el pasado otros presidentes utilizaron esta norma para cualquier cosa», añade.
Maduro dijo al Parlamento que con esta Ley Habilitante quiere "profundizar, acelerar y dar la batalla a fondo por una nueva ética política". El presidente explicó que durará un año y que con ella quiere "adecentar el país y hacer la revolución económica productiva que sustente la felicidad del pueblo". "Requerimos de una ley habilitante (...) que nos blinde contra la corrupción y los corruptos", manifestó tras pedir "mano dura", "castigos ejemplares"y aumentos de las penas para enfrentar el problema. "O lo hacemos hoy, y lo hacemos nosotros, o la corrupción se va a tragar la patria", zanjó el dirigente.
Este nuevo movimiento se produce a dos meses de las elecciones municipales y medio año después de asumir el poder. En las filas del Gobierno hay nerviosismo, dicen los analistas. «Hay indicadores que muestran que la gente quiere castigar al Gobierno en las urnas», explica Keller. «Si Maduro pierde las municipales, se profundizará aún más la crisis de legitimidad que arrastra» tras la victoria en las presidenciales de abril, en las que el chavismo ganó por un estrecho margen ante las denuncias de fraude de la oposición. Cada vez más chavistas están desencantados con Maduro, dice Keller. «Existe un malestar contenido que está erosionando las bases tradicionales del Gobierno, y como consecuencia estamos viendo un Ejecutivo dando zarpazos a la desesperada».
Henrique Capriles, el líder de la oposición, llamó ayer a los venezolanos «a desconocer la Ley Habilitante si se aprueba fuera de lo que dice la Constitución». Para sacar esta norma adelante, el Gobierno necesita 99 de los 165 diputados, si bien hasta ahora sólo cuenta con 98. Capriles denunció que el chavismo ha intentado comprar a dos diputados.
En una ofensiva para acallar las críticas, el presidente instó la semana pasada a la fiscal general a que investigue a los medios de comunicación que difunden noticias sobre el desabastecimiento porque contribuyen a fomentar la «guerra económica de la burguesía». Maduro también ha expulsado a tres diplomáticos de EE UU acusados de sabotear el sistema eléctrico y de conspirar junto a la oposición. «El Gobierno echa la culpa de los males de la economía a sus enemigos», señala Obuchi, «pero lo cierto es que tiene una mayoría parlamentaria que le permite tomar medidas y no las ha tomado porque no ha habido un reconocimiento oficial de los problemas públicos». Obuchi cita los problemas de suministro eléctrico, la inseguridad ciudadana y la corrupción.
Para enfrentar el desabastecimiento, el Gobierno ha enviado a las Milicias Bolivariana (una guardia pretoriana de 200.000 civiles) a los supermercados para gestionar las largas colas. Maduro también quiere militarizar la vida política y ha anunciado que reestructurará su Gabinete para que los ministros tengan a su disposición «estados mayores bien definidos» basados en el concepto de «organización militar». Keller considera que el chavismo quiere seguir implantando el modelo cubano. "En Venezuela se ha militarizando la distribución de la energía, los puertos y aeropuertos y otros sectores. De los veinte estados en que manda el chavismo, en doce hay gobernadores que son militares. Lo único que no han militarizado es la calle", explica Keller, quien añade que cada vez más venezolanos están en contra de las Fuerzas Armadas.
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