Aborto

El Tribunal Supremo de EE UU rechaza por unanimidad limitar el acceso a la principal píldora abortiva

La corte de mayoría conservadora levanta las restricciones que pesaban sobre la mifepristona, la píldora abortiva más utilizada en el país

Washington (United States), 13/06/2024.- Activists protest outside the Supreme Court in Washington, DC, USA, 13 June 2024. With the Supreme Court in the final weeks of its term it still has to rule on many cases including former President Donald Trump's immunity from prosecution, guns, abortion and social media. (Protestas, Estados Unidos) EFE/EPA/SHAWN THEW
Manifestantes contra el aborto frente al Tribunal Supremo el jueves 13 de junio de 2024, en WashingtonSHAWN THEWAgencia EFE

El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha rechazado este jueves por unanimidad un recurso para prohibir la mifepristona, la píldora abortiva más utilizada en el país para la interrupción voluntaria del embarazo. Según el juez conservador Brett Kavanaugh, los grupos antiabortistas y los médicos que pretendían restringir el acceso al medicamento carecían de legitimación para impugnar las acciones de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas), que aprobó el fármaco en el año 2000. «Reconocemos que muchos ciudadanos, incluidos los médicos demandantes aquí, tienen preocupaciones sinceras y objeciones a que otros usen mifepristona y obtengan abortos. Pero los ciudadanos y los médicos no tienen legitimación para demandar simplemente porque a otros se les permite participar en ciertas actividades», subraya el magistrado.

Las asociaciones en contra del aborto alegan que la mifepristona no es segura y que los médicos antiabortistas se veían obligados a violar su conciencia al intervenir a pacientes que sufrían complicaciones tras usarla, una serie de argumentos con los que pretendían convencer a las autoridades para restringir su consumo. Kavanaugh, sin embargo, detalla en el escrito que los tribunales federales eran «el foro equivocado para abordar las preocupaciones de los demandantes sobre las acciones de la FDA» y que podían presentar sus objeciones a través de procedimientos reguladores o a través de los «procesos políticos y electorales».

El caso de la mifepristona comenzó el pasado año en un tribunal de distrito de Texas, desde donde el juez ultraconservador Matthew Kacsmaryk, nombrado durante la presidencia de Donald Trump, ordenó la suspensión de la píldora abortiva a nivel federal. Un tribunal de apelaciones anuló el fallo meses después porque había prescrito el plazo para impugnar la aprobación de la FDA, pero mantuvo ciertas restricciones sobre el acceso al fármaco. En concreto, redujo de 10 a siete semanas el periodo durante el cual se podía tomar la mifepristona, impidió que el medicamento se entregara por correo y exigió que fuera recetado y administrado por un médico. La sentencia del Tribunal Supremo de este jueves levanta esas restricciones.

El caso de la mifepristona es el primer expediente importante relacionado con el aborto sobre el que se pronuncia la máxima instancia judicial de Estados Unidos desde la anulación del derecho constitucional al aborto de hace dos años, el famoso Caso Roe contra Wade. Desde junio de 2022, cuando se emitió el fallo, unos 20 estados han prohibido o restringido la interrupción voluntaria del embarazo.

Este es uno de los temas clave de las elecciones del próximo 5 de noviembre. El fallo del Tribunal Supremo, de mayoría conservadora, impulsa con este pronunciamiento la política de la Administración de Joe Biden. El líder demócrata, favorable a mantener el derecho al aborto, había instado al tribunal a mantener el acceso al medicamento. Trump, por su parte, es la cabeza visible de un Partido Republicano que implanta políticas antiabortistas en los estados en los que gobierna.

El aborto farmacológico representó el 63 por ciento de los abortos en Estados Unidos el pasado año, frente al 53 por ciento en 2020, según los datos del Instituto Guttmacher. Las encuestas reflejan que la mayoría de los estadounidenses apoyan el acceso continuado a un aborto seguro, incluso cuando los grupos conservadores presionan para limitar el procedimiento o prohibirlo por completo.