Estados Unidos

Trump aumentará el gasto militar en 54.000 millones

El presidente ofreció ayer un avance de sus primeros presupuestos. Promete aumentar un 10% el gasto en defensa y compensar este incremento con un recorte generalizado en el resto de agencias federales menos en pensiones y Seguridad Social

Donald Trump dirigiéndose a la reunión con gobernadores en la Casa Blanca, ayer
Donald Trump dirigiéndose a la reunión con gobernadores en la Casa Blanca, ayerlarazon

El presidente ofreció ayer un avance de sus primeros presupuestos. Promete aumentar un 10% el gasto en defensa y compensar este incremento con un recorte generalizado en el resto de agencias federales menos en pensiones y Seguridad Social

Como si se tratase de un nuevo golpe de efecto para desviar la atención por su baja popularidad, el equipo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció ayer un aumento del gasto en el Departamento de Defensa de 54.000 millones de dólares (51.500 millones de euros) en los presupuestos generales que presentará en dos semanas. Esta cantidad supone un incremento de casi el 10% en la partida del gasto militar. El problema es que con este aumento en Defensa será muy complicado que el Gobierno pueda cumplir con la promesa de Trump de reducir el déficit presupuestario, que rondará los 500.000 millones de dólares.

La Casa Blanca ha explicado que el aumento del esfuerzo militar se compensará íntegramente con los recortes en otros programas, como en el caso de la cooperación internacional, que sufrirá «amplias reducciones» que podrían llegar hasta el 66%. Al mismo tiempo, Trump quiere un recorte en el presupuesto de la Agencia de Protección Medioambiental y en el Departamento de Estado. Sin embargo, por muy importantes que fueran estos recortes, no pueden alcanzar ni mucho menos una cantidad cercana a los 54.000 millones de dólares que ha prometido para aumentar la seguridad del país. El responsable de la Oficina de Gestión de Presupuestos, consultado por «The Washington Post», añadió que la mayoría de las agencias federales sufrirán recortes importantes en sus partidas.

Este plan lleva la impronta de uno de sus más cercanos asesores, el polémico Stephen Bannon, estratega jefe de la Casa Blanca, quien se ha implicado personalmente en este proyecto junto con el director de la Oficina Presupuestaria, Mick Mulvaney, y el director del Consejo Económico Nacional, Gary Cohn.

La Casa Blanca emitió un comunicado en el que el presidente aseguró que «el presupuesto antepondrá los intereses de EE UU al centrarse en Defensa, los cuerpos de seguridad y los veteranos». Trump añadió: «Utilizaremos el dinero que antes gastábamos en el exterior. Vamos a hacer más con menos y conseguir que el Gobierno apoye y rinda cuentas a la gente. Podemos hacer más con el dinero que gastamos», recordó el mandatario. «Cuando era joven, en el instituto y en la universidad todo el mundo decía que nunca perdíamos una guerra. EE UU nunca perdía. Ahora no ganamos ninguna», explicó. Trump puso como ejemplo las intervenciones en Irak y Afganistán. «Aquí estamos, casi 17 años luchando en Oriente Medio. Hace un mes vi un gráfico, nos hemos gastado seis billones de dólares en Oriente Medio. Es inaceptable».

El presidente de la Comisión de Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, Marc Thornberry, ya criticó ayer el aumento, pues dicha subida no es suficiente tras los recortes realizados en los mandatos anteriores. «Durante la Administración Obama, nuestro gasto militar fue recortado en un 20% mientras el mundo se volvía más peligroso. Si bien no podemos reparar todo el daño en un sólo año, podemos y deberíamos hacer más de lo que este nivel de fondos permitirá», recalcó el republicano.

Pese a todo, Trump evitó especificar ayer los detalles de su proyecto para los presupuestos del próximo año fiscal, que comienza el 1 de octubre. Ha prometido no tocar los programas de Medicare (la cobertura médica de los jubilados) y la Seguridad Social (las pensiones federales), que se llevan gran parte del gasto público del Gobierno. El propio Trump reconoció ayer que «es una materia increíblemente compleja. Nadie sabía que la sanidad podía ser tan complicada». Sólo utilizó su Twitter para asegurar que el Obamacare, la reforma sanitaria que ha dado cobertura a 20 millones de estadounidenses, «ha fracasado y lo vamos a derogar y sustituir». Sin embargo, reconoció que la reforma se encontrará con muchas dificultades ante la falta de un plan alternativo serio por parte de los republicanos.

Lo que sí se sabe ya es que si continúa con su intención de recortar los impuestos, se disparará la deuda nacional. Una menor presión fiscal, sin embargo, es bien vista por sus compañeros de partido, los republicanos, que cuentan con mayoría en las dos cámaras del Congreso. Precisamente Trump tenía previsto reunirse anoche con los portavoces de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, y del Senado, Mitch McConnell, horas antes del discurso que hoy ofrecerá ante el Congreso, en el que dará su visión del país y podría anunciar planes futuros, entre ellos su promesa de «arreglar» las infraestructuras de EE UU, un ámbito en el quiere gastar e invertir más. Los líderes demócratas Chuck Schumer y Nancy Pelosi pronosticaron que el discurso ante la sesión conjunta será «otra muestra de su retórica populista» y estará lleno «de palabras vacías».

Es de esperar que a partir de marzo, cuando se comience a debatir el proyecto de presupuestos en las cámaras del Congreso, surjan las primeras fricciones entre la Casa Blanca y los republicanos, nada partidarios de subir el déficit fiscal.