Estados Unidos

Guerra civil en el Partido Republicano

Trump tacha al portavoz republicano, Paul Ryan, de «líder débil», mientras el «establishment» ya da por perdida la presidencia y lucha por mantener el Congreso

El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump
El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trumplarazon

Trump tacha al portavoz republicano, Paul Ryan, de «líder débil», mientras el «establishment» ya da por perdida la presidencia y lucha por mantener el Congreso

Durante las primarias republicanas, fueron muchos los congresistas y gobernadores que atacaron sin piedad a Donald Trump, pero una vez que éste se alzó con la victoria en la convención de julio decidieron callar. Un silencio impostado que estalló tras la revelación de las conversaciones sexistas del magnate. El puñal más doloroso se lo ha clavado a Trump el portavoz de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, el republicano electo de más rango. Éste ha encendido de nuevo la mecha que hacía falta para que estalle la verdadera guerra civil en la formación conservadora. Ryan afirmó que respaldará la candidatura, pero que no hará campaña por Trump, al tiempo que indicó que se empleará a fondo para «no ofrecer a Hillary Clinton un cheque en blanco con un Congreso controlado por los demócratas». Con sus comentarios, dejó claró que la candidata demócrata va a ganar la Casa Blanca y que lo que le preocupa es que también se haga con el control del Capitolio. Trump se despachó ayer a gusto contra Ryan. «A pesar de ganar el segundo debate por goleada, resulta difícil hacer las cosas bien cuando no tienes ningún apoyo ni de Paul Ryan ni de los otros. Es un líder débil e incompetente», apuntó el empresario. «Está muy bien que me hayan quitado los grilletes. Ahora puedo luchar por Estados Unidos de la manera que yo quiera», aseveró en su perfil de Twitter, para posteriormente añadir: «Los desleales republicanos son más difíciles que Hillary ‘la Deshonesta’. Te atacan por todos lados. No saben cómo ganar, pero yo les enseñaré», sentenció.

El presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, es de los pocos que han confirmado su apoyo a Trump a pesar de que al menos 40 senadores y congresistas de las dos Cámaras han retirado en los últimos días su apoyo al hombre de negocios. Incluso, algunos de ellos han pedido a Trump que abandone la carrera. Temen que los comentarios del neoyorquino contra las mujeres pongan en peligro sus asientos en el Congreso.

El 8 de noviembre, los estadounidenses no sólo eligen presidente, sino que también se renueva un tercio del Senado y la Cámara de Representantes al completo. Ahora, los conservadores mantienen la mayoría en esta última Cámara (con 245 de los 435 asientos) y también en el Senado (con 54 de los cien escaños que integran la Cámara Alta).

Our very weak and ineffective leader, Paul Ryan, had a bad conference call where his members went wild at his disloyalty.

La guerra civil entre los políticos republicanos también se ha empezado a sentir entre los votantes. Angie Stroud, de 52 años, afirma que los nombres de los más de 150 miembros del Partido Republicano que ha retirado su apoyo a Trump no contarán con su voto. «No pienso votar a ninguno de ellos. Lo peor que puede haber en esta vida, además de un demócrata, es un republicano que actúe igual que un demócrata», reconoció Stroud. Esta polarización que también se ha trasladado al votante conservador augura un futuro incierto al partido, que, una vez se hayan celebrado las elecciones, deberá elegir la estrategia para sobrevivir al torbellino Trump.

Las encuestas vuelven a estar del lado de Clinton. Mientras que en los últimos meses no conseguía despegarse lo suficiente de su rival republicano (todos los sondeos oscilaban alrededor de los cinco puntos), ayer un estudio realizado por «The Atlantic/PRRI» le dio a la demócrata una ventaja de once puntos sobre el magnate, que ha vivido un fin de semana repleto de polémicas.