Estados Unidos

El «affaire» ruso del asesor de seguridad compromete a Trump

Michael Flynn ocultó al Gabinete que durante la transición en la Casa Blanca prometió al embajador ruso rebajar las sanciones cuando llegara al poder el magnate. Ahora éste medita su relevo. «Ha mentido y ya han sacado los cuchillos», dicen en la Casa Blanca

El teniente Michael Flynn
El teniente Michael Flynnlarazon

Michael Flynn ocultó al Gabinete que durante la transición en la Casa Blanca prometió al embajador ruso rebajar las sanciones cuando llegara al poder el magnate. Ahora éste medita su relevo. «Ha mentido y ya han sacado los cuchillos», dicen en la Casa Blanca

Las transiciones nunca han sido sencillas en la Casa Blanca, pero la mayoría de los expertos políticos coinciden en que la de la Administración Trump está siendo especialmente problemática. Además, cuando este caos se instala en uno de los órganos clave como es el Consejo Nacional de Seguridad, resulta, cuanto menos, preocupante. Más aún si el asesor principal del comandante en jefe en la materia resulta ser un «mentiroso». Éste es el adjetivo que ayer corría por los pasillos de la Casa Blanca para definir el comportamiento de Michael Flynn, hasta ahora uno de los hombres de confianza de Trump y cuyo cargo podría estar en peligro por haber traicionado al vicepresidente Mike Pence e, incluso, al presidente en relación a una promesa a Rusia.

La historia se remonta a diciembre, cuando Donald Trump era sólo presidente electo y Obama decidió aprobar un último paquete de sanciones contra Rusia a modo de reprimenda por su interferencia en las elecciones. En ellas se expulsaba del país a 35 diplomáticos y se ordenaba el cierre de dos centros propiedad del Gobierno ruso. Pues bien, los días posteriores a esta orden, el ahora asesor principal de seguridad nacional se puso en contacto con el embajador ruso en EE UU, Sergei Kislyak, para prometerle que con Trump en la Casa Blanca la situación cambiaría. Esa conversación saltó a la Prensa, pero Flynn negó dicha información y así lo aseguró a la nueva Administración. El vicepresidente y el ahora jefe de Gabinete, Reince Priebus, negaron que su asesor hubiera tratado el tema de las sanciones con el embajador ruso, ya que el mismo Flynn así se lo había comunicado. El viernes, Pence le llamó dos veces para que le aclarara la situación y su versión parece que fue diferente.

Además de una muestra de deslealtad hacia el nuevo presidente, Flynn podría haber violado la Ley Logan de 1799, que prohíbe implicarse en política exterior a los ciudadanos que no forman parte del Gobierno. Según publicó ayer «The Wall Street Journal», finalmente el asesor de seguridad habría reconocido haber hecho esta promesa a los rusos, en la que se incluía una reducción de las sanciones, y ahora Trump estaría decidiendo si lo mantiene en el cargo o apartarlo. La segunda opción sería munición para sus enemigos, que aprovecharían la circunstancia para incidir en el descontrol de la nueva Administración. Por eso, Steve Bannon, mano derecha de Trump en la Casa Blanca, le habría recomendado mantenerlo en el cargo, pero alejado de las reuniones principales por si el «affaire» con Rusia cobra más fuerza y les compromete.

Por su parte, el presidente ha hecho oídos sordos de esta crisis y tras ser preguntado por Flynn este fin de semana, declaró que no tenía información al respecto y que no podía opinar. Sin embargo, fuentes de la Casa Blanca citadas por «The New York Times» y «The Washington Post» aseguran que el mandatario está frustrado y enojado con «la pesada mochila» que el asesor de Seguridad Nacional ha llevado a la Casa Blanca. «Se está quedando sin amigos, el consenso general en el Despacho Oval es que ha mentido. El vicepresidente se siente engañado. Flynn ocupa un cargo que tiene que estar alejado de los dramas y ahora está metido en uno de lleno. Me sorprendería que durara mucho en su puesto», dijo un funcionario. «Ya han sacado los cuchillos», apuntó otro.

«Yo no puedo decir lo que el presidente tiene en mente», respondió Stephen Miller, otro de sus asesores, sobre si la confianza del magnate en Flynn seguía intacta. Algo que parece improbable, más aún tras saberse que el presidente ha registrado las conversaciones de su asesor. Según «The New York Times», hay al menos una transcripción de una llamada suya que podría ser determinante para el futuro del militar. Sin embargo, en el entorno de Flynn aseguran que está tranquilo y seguro con su posición. De hecho, el fin de semana acompañó a Trump a Palm Beach para participar en el encuentro con el primer ministro nipón, Shinzo Abe. Al cierre de esta edición, se confirmó que Flynn se había reunido con Trump y Pence para pedirles disculpas por no haberles ofrecido «información correcta sobre la conversación con Kislyak».

A la polémica de Flynn se añade el descontrol en el Consejo de Seguridad Nacional, donde la mayoría de los miembros son militares (gran parte recomendados por el propio Flynn) y escasean diplomáticos y expertos legales. Este órgano es clave en materia de asesoría al presidente en asuntos de alta sensibilidad, especialmente terrorismo y política exterior. En una de sus primeras órdenes ejecutivas, Trump otorgó una silla a Bannon en este consejo y limitó las funciones del jefe del Estado Mayor y del de Inteligencia.