Estado Islámico
Turquía, primer país dispuesto a enviar tropas a Siria contra el Estado Islámico
El presidente Erdogan pretende establecer una «zona de seguridad» que proteja sus fronteras
Turquía será el próximo país que se sume a la ofensiva contra el Estado Islámico (EI) en Siria y en Irak, y el presidente turco ha asegurado que está dispuesto a tomar «todas las medidas necesarias», incluido el envío de tropas, para hacer frente a los yihadistas. Recep Tayip Erdogan ya había declarado en los últimos días y en varias ocasiones su intención de unirse a la coalición internacional liderada por EE UU, que ha presionado a su aliado de la OTAN para que contribuya a la operación militar que lanzó a comienzos de la semana en Siria. Con el Estado Islámico a las puertas de casa y tras la liberación de los 49 rehenes turcos secuestrados por los yihadistas en Mosul (Irak), Turquía parece ahora decidida a involucrarse en la guerra contra el EI para satisfacer a Washington y, al mismo tiempo, salvaguardar sus intereses.
El Gobierno turco ya no puede dar la espalda a lo que está ocurriendo al otro lado de sus fronteras: 1.250 kilómetros compartidos con Siria e Irak, que coinciden además con las zonas «calientes» donde el EI se ha establecido en los pasados meses. Por ello, Erdogan apuntó ayer la posibilidad de mandar tropas turcas a territorio sirio, con el objetivo de «proteger» las fronteras, si bien en un segundo momento los soldados turcos podrían tomar parte en operaciones contra los yihadistas.
«No se puede terminar con esa organización terrorista (el EI) sólo con bombardeos aéreos; las fuerzas de tierra son complementarias (...). Sin una operación terrestre, el resultado (de la ofensiva) no sería permanente», dijo Erdogan a los periodistas turcos durante el viaje de regreso a Ankara, tras haber participado en la Asamblea General de la ONU en Nueva York esta semana. Erdogan ha asegurado que su país está estudiando todas las posibilidades, en coordinación con Washington y los países aliados, y este domingo se reunirá con el primer ministro, Ahmet Davutoglu, y otros miembros del gabinete para fijar la estrategia turca. Esta semana, el Gobierno la expondría ante el Parlamento, que está previsto que vote una resolución el próximo jueves, día 2 que permita a las tropas turcas realizar operaciones más allá de las fronteras del país, esto es, en Siria y probablemente en Irak. «El reparto de tareas se está negociando», admitió Erdogan.
Las autoridades turcas tienen ya muy claros sus obtejivos: establecer una zona «colchón» en las fronteras para detener el avance de los yihadistas y, sobre todo, para albergar a los refugiados, evitando así que sigan llegando a territorio turco. Actualmente en Turquía hay un millón y medio de expatriados procedentes de los países vecinos, y ésta es la prioridad del Gobierno de Ankara, ya que el flujo de desplazados supone una gran carga, económica y política. Por otra parte, Turquía ya se ha visto envuelta en los combates que tienen lugar junto a sus fronteras, y por ello desea establecer zonas «seguras», incluso una zona de exclusión aérea, para evitar que la violencia le salpique. Asimismo, Turquía ha apoyado abierta y sustancialmente a los rebeldes en Siria, y su intervención en este país buscaría fortalecer a éstos y, en última instancia, acabar con el régimen del presidente Asad. Erdogan no ha escondido en ningún momento este deseo, aunque ahora mismo no sea ni la prioridad ni el objetivo de la ofensiva internacional. «Decir que Turquía nunca tomará una posición militar es erróneo. ¿Protegerán otros países nuestras fronteras? No, nosotros mismos protegeremos nuestras fronteras», comentó ayer el presidente turco.
El cambio de postura de Ankara ha sido rápido y evidente, y se ha producido sobre todo durante el viaje de Erdogan a EE UU, donde se ha reunido y ha hablado con representantes estadounidenses y el propio presidente Barack Obama. Washington estaba molesto con el hecho de que Turquía no se hubiera apuntado a su coalición antiyihadista, pero todo apunta a que los 49 rehenes turcos en manos del Estado Islámico fueron la principal razón por la que Ankara guardó un perfil bajo hasta lograr su liberación el 20 de septiembre. A partir de entonces, y con el empuje del propio Erdogan, Turquía parece ahora más que dispuesta a sumarse a la lucha contra el yihadismo, y salvar la cara ante su aliado occidental.
Aun así, está por ver si las autoridades turcas podrán satisfacer todas las peticiones de Estados Unidos, que le exige principalmente un mayor control de las fronteras, para detener a los combatientes radicales que entran a Siria, así como la salida del petróleo que el Estado Islámico vende en el mercado negro turco. Por otra parte, la intervención turca podría tensar las relaciones con los países árabes suníes aliados de Washington, que ven con recelo las aspiraciones regionales del «sultán» Erdogan y su apoyo a los movimientos islamistas de la región.
Obama defiende que EE UU vuelve a «liderar el mundo»
Las cuatro crisis del presidente
Barack Obama defendió ayer en su discurso de los sábados que su país «está liderando al mundo» de nuevo en las actuales crisis internacionales: la amenaza del Estado Islámico (EI), las tensiones en Ucrania, la epidemia del ébola y la lucha contra el cambio climático. «La gente del mundo recurre a nosotros para que tomemos la batuta y aceptamos la encomienda. Somos herederos de un orgulloso legado de libertad y, como le demostramos esta semana al mundo, estamos listos para hacer lo necesario a fin de protegerlo para las generaciones venideras», dijo Obama. Sobre su papel en Siria, añadió: «Me esforcé en la ONU por obtener más apoyo para esta coalición, imposibilitar la financiación a terroristas y detener el flujo de combatientes extranjeros hacia y desde esa región».
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