
Inmigración
Uganda acepta acoger a migrantes rechazados en EE UU en un acuerdo temporal con Washington
El pacto no incluye a personas con antecedentes penales ni a menores no acompañados

Uganda se ha convertido en el último país africano en cerrar un acuerdo con Estados Unidos para recibir migrantes que no logren permanecer en territorio norteamericano. Así lo confirmó este jueves el secretario permanente del Ministerio de Asuntos Exteriores ugandés, Vincent Bagiire, en un comunicado publicado en redes sociales.
“El acuerdo se refiere a nacionales de terceros países que no pueden obtener asilo en Estados Unidos, pero que son reacios o tienen preocupaciones para regresar a sus países de origen”, precisó Bagiire, quien subrayó que se trata de una “disposición temporal”. El responsable también aclaró que no se aceptarán personas con antecedentes criminales ni menores no acompañados, y que la preferencia de Kampala es acoger principalmente a migrantes provenientes de África.
Según la ONU, Uganda alberga actualmente 1,7 millones de refugiados, la mayor cifra del continente africano. La mayoría procede de Sudán del Sur, la República Democrática del Congo y, más recientemente, de Sudán, tras el estallido de la guerra civil en 2024. El organismo ha destacado la política de “puertas abiertas” del Gobierno de Yoweri Museveni, en el poder desde hace casi cuatro décadas, aunque advirtió de que el flujo de llegadas ha crecido de forma “significativa” en el último año.
La noticia llega apenas un día después de que el propio Ejecutivo ugandés negara públicamente la existencia de tal acuerdo. Ahora, Kampala reconoce que trabaja junto a Washington en la definición de los “detalles de implementación” del pacto.
Desde su regreso a la Casa Blanca en enero, el presidente Donald Trump ha buscado acelerar las deportaciones de inmigrantes indocumentados, recurriendo a acuerdos con terceros países para sortear las trabas legales y diplomáticas que dificultan el proceso. Uganda se suma así a Ruanda y Sudán del Sur, que ya han aceptado recibir a parte de los expulsados.
En el caso de Sudán del Sur, el país confirmó en julio que se hizo cargo de ocho migrantes con antecedentes criminales enviados por Washington, aunque solo uno de ellos tenía nacionalidad sursudanesa. Ruanda, por su parte, anunció a principios de mes que recibiría hasta 250 migrantes, sin ofrecer más detalles.
Los defensores de derechos humanos han denunciado que estos traslados podrían vulnerar el derecho internacional al enviar a personas a países donde corren riesgo de tortura, secuestro o abusos. Washington, en cambio, defiende la medida señalando que algunos Estados se niegan a aceptar de vuelta a sus propios nacionales, lo que obliga a buscar acuerdos alternativos.
El pacto con Uganda se enmarca, por tanto, en una estrategia más amplia de Trump para endurecer la política migratoria y exhibir mano dura en un tema clave de su agenda electoral.
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