Un listón muy alto para el Gobierno

¿Qué valoración hace del referéndum convocado por la oposición?

–Fue un día increíble por el carácter ciudadano y marcó varios hitos para el país. El primero una cantidad sorprendente de participantes, con 6,5 millones a nivel nacional y 7,1 millones si consideramos los votos que se han contabilizado a nivel internacional, con la diáspora venezolana. El Gobierno no ha movilizado a tanta gente en una dinámica electoral unipartidista. El resultado logrado el domingo quizá no alcanza los 7,7 millones de votos necesarios para la revocatoria del mandato presidencial, pero hay que tener en cuenta que esta votación no era oficial, no estaba convocada por el Consejo Nacional Electoral. Creo que los votos conseguidos representan sólo el 60%-70% de los que tiene la oposición. Por tanto, en una elección real, este resultado podría suponer unos nueve o diez millones de votos antichavistas.

¿Cree que el Gobierno logrará tantos votos de apoyo el 30 de julio en la votación para la Asamblea Constituyente?

–El Gobierno no va a poder alcanzar esa cifra el 30 de julio. Ni siquiera logrará la mitad. Creo que ese día el Gobierno sacará dos o tres millones de votos. Es otro reto que tiene Maduro. Va a activar todos los mecanismos clientelares y de chantaje político para que la gente vaya a votar ese día. Ahora está intentando descalificar los resultados conseguidos el domingo, que ha sido una manifestación muy clara de rechazo al Ejecutivo.

Un mal resultado el 30 de julio, ¿provocará cambios dentro del Gobierno?

–Sí, sin duda, generaría mayores rupturas internas, pero no sé si serían las rupturas necesarias para un cambio mayor. Maduro está cuestionario dentro de su Gobierno, ya hemos visto líderes chavistas que han roto con el presidente, como la fiscal general, y creo que hay otros que lo harán próximamente. Las primeras acciones de la Asamblea Nacional Constituyente van a ser determinantes.

¿Qué sentido tiene la concesión del arresto domiciliario del opositor Leopoldo López?

–Yo creo que esta liberación es una concesión no para la oposición sino a la comunidad internacional, muy especialmente a los países del Caribe. El Gobierno venezolano quiere mantenerlos como aliados y no perder una votación en la Organización de Estados Americanos, como ha estado a punto de suceder. También es una concesión para ver si puede iniciar un nuevo proceso de diálogo. Todo dependerá de la elección del 30 de julio.