Elecciones en Alemania
Un relevo dispuesto a todo para llegar al poder
La marcha de Peer Steinbrück deja todo el protagonismo al presidente del Partido Socialdemócrata, Sigmar Gabriel, que, precisamente, se hizo con las riendas del SPD tras el batacazo de las elecciones de 2009. Desde entonces, los conocidos como los «tres tenores», Gabriel, Steinbrück y el ex ministro de Asuntos Exteriores Frank-Walter Steinmeier, estuvieron deshojando hasta el final la margarita de quién se enfrentaría a la popular Merkel en las urnas. Al final, el triunvirato eligió a Steinbrück como víctima propiciatoria para perder unas elecciones anunciadas. Aunque hábil e inteligente, Gabriel no goza de buena prensa en Alemania, donde se le percibe como un político oportunista dispuesto a todo por llegar al poder. Así se está demostrando ahora en la batalla soterrada que mantiene con la vicepresidenta del partido y presidenta del «Land» de Renania del Norte-Westfalia, Hannelore Kraft, por ocupar la cartera de Finanzas en una hipotética gran coalición. La influencia y trascendencia pública de dicho Ministerio es visto por ambos como el mejor trampolín para las elecciones de 2017. Además de tener en su poder ministerios de peso, los socialdemócratas van a cobrar muy cara su participación en una gran coalición. «Nuestro ritmo es firme. No hay ningún automatismo hacia una gran coalición. Que nadie lo crea», asegura Gabriel, para confirmar que el SPD no precipitará los acontecimientos. Encima de la mesa están las promesas estrella de su campaña: un salario mínimo de 8,5 euros la hora y la subida de impuestos para los contribuyentes que cobren más de 100.000 euros anuales. Antes de sentarse a negociar, la política fiscal ya ha creado las primeras fricciones dentro de la CDU, que prometió en su programa no aumentar la presión fiscal. La información del diario «Bild» de que Merkel estaría dispuesta a flexibilizar su posición ha despertado las críticas de muchos «barones» de la CDU y de la patronal alemana.
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