Política

Terrorismo yihadista

Una larga espera para poder enterrar a los 142 universitarios muertos en Kenia

Varias personas llevan cruces durante una vigilia por los asesinados en el ataque yihadista a la Universidad de Garissa.
Varias personas llevan cruces durante una vigilia por los asesinados en el ataque yihadista a la Universidad de Garissa.larazon

Las carpas instaladas junto a la morgue de la Universidad de Nairobi acogen a decenas de familiares de las víctimas del atentado terrorista de Garissa y se han convertido en centro de peregrinación para políticos, religiosos y organizaciones sociales. Pero las familias, sentadas, solo esperan a sus muertos.

Todavía quedan al menos 30 cadáveres por identificar de los 142 que se recuperaron en la arrasada universidad de Garissa, donde el pasado jueves entraron varios asaltantes de la milicia yihadista somalí Al Shabab y asesinaron a 148 personas, el segundo peor atentado de la historia de este país.

Muchos llevan allí desde ese mismo día, rodeados por voluntarios de la Cruz Roja, Cáritas, coros de monjas de la archidiócesis de Nairobi, voluntarios de distintos partidos políticos y funcionarios del Gobierno que van y vienen.

Jonh Mika Okodoy, padre de Obeddy, espera a que le devuelvan el cuerpo de su hijo -"el más inteligente de los cuatro"- para poder enterrarlo en su condado, Trans-Nzoia, en el norte del país.

Sin embargo, en la morgue de Chiromo trabajan al ritmo que les impone la identificación dactilar y biométrica del Ministerio de Inmigración.

Las familias se acercan a la recepción, donde fotos de los estudiantes, tomadas por las fuerzas armadas cuando recuperaron el control de la universidad, cuelgan de las paredes.

Un tiro en el pecho, en el estómago, o en la cabeza. Y un número de identificación escrito en cartón colocado sobre su cuerpo.

Geoffery Mandela, ayudante forense durante cuatro años en la morgue de la Universidad de Nairobi, explica a Efe que los cadáveres llegaron durante la tarde del jueves y viernes pasados, y las fotos de los estudiantes que cuelgan de la pared sirven para que la identificación sea más sencilla.

Según señala Mandela, ya han tratado la mayoría de los cuerpos para evitar la descomposición, y ahora dependen de que el Ministerio identifique las huellas dactilares tomadas de los cadáveres, un proceso que puede durar todavía unos días, dada la degeneración de los tejidos.

Aunque admite que su trabajo puede parecer duro por las "implicaciones emocionales", sin embargo, ahora él tiene un objetivo mayor: "Devolver cuanto antes los cuerpos".

De pie, junto a la carpa de recepción, espera una joven de 18 años. Ella era estudiante en Garissa, y conocía a muchos de los muertos que permanecen en la morgue.

Espera, antes de regresar a casa, a que todos los cuerpos sean identificados y devueltos.

Mientras, el Secretario de Educación keniano, Richard Belio Kipsang, asegura que las familias "pueden irse ya a casa y recogerlos en sus pueblos".

El Gobierno ha donado 142 ataúdes y correrá con los gastos del transporte de los cuerpos de los estudiantes hasta sus ciudades de origen, repartidas por toda Kenia, un traslado que comienza hoy y se prolongará hasta el viernes.

También pagará una compensación a las familias. "No son serios, siempre actúan después de que haya pasado algo. Tenían una pista (del ataque), y no hicieron nada", critica la hermana de uno de los estudiantes, Teresa Kasiloni.

Para dar el pésame, se han acercado esta mañana a la morgue tanto la primera dama del país, Margaret Kenyatta, como el arzobispo de Nairobi y cabeza de la Iglesia católica keniana, John Njue, que ha rezado con las víctimas.

"No tengo compasión de ellos (de los terroristas). Llevé a mi hijo a la Universidad pensando que estaba haciendo lo mejor para él, que estaría seguro, y ahora lo recojo de aquí", se lamenta Okodoy, señalando a la morgue, de donde sale una furgoneta cargando un ataúd.

Otros familiares se acercan a la última de las carpas: la mesa de la Policía, para abrir un expediente.

Y es que persisten las sospechas de que los muertos no sean sólo los 142 que han llegado a la morgue.

Los representantes del Gobierno keniano presentes hoy en Chiromo han pedido tiempo: "Cuando hayamos acabado de identificar y enterrar a estas víctimas, repasaremos los números", aseguran.