Política exterior
Una mutua dependencia
El tiempo suele poner las cosas en su sitio, pero más aún si detrás está la poderosa geopolítica de las materias primas. Por ello, no debe sorprender que la tan anunciada “guerra comercial” EE.UU-China no sólo no haya tenido lugar sino que además podrían estar a un paso de firmar un pacto histórico de libre comercio que descoloca a una buena parte del escenario político internacional que apostaba por una cruenta disputa comercial, el avance del proteccionismo y la vuelta de los dos bloques. No ha sido así.
En cierta ocasión, Lenin aseveró que la realidad es tozuda. Y más aún cuando a economía política se refiere. La evidencia empírica, basada en los datos de balanza corriente Estados Unidos-China como en el flujo de inversiones de China a la economía norteamericana, indicaba que las amenazas tanto de Beijing como de Washington eran no creíbles. Con los últimos datos de 2017 publicados por el Departamento de Comercio de EE.UU, el déficit comercial más abultado (asciende a 134.863 millones) para EE.UU corresponde al segmento de componentes electrónicos, seguido de material auxiliar para la fabricación de reactores nucleares (-96.761 millones), justo dos de los cuatro principales destinos de inversión china en EE.UU: componentes electrónicos e informáticos (29%), sector inmobiliario (13%), sector financiero y asegurador (11%) e industria del automóvil (8%).
Pero al mismo tiempo, la posición de China frente a EE.UU en materia de inversión es justo la contraria. Si bien China acumuló activos frente a EE.UU en 2016 por valor de 27.500 millones de dólares, EE.UU en el mismo período incrementó sus inversiones en China por un importe de 92.500 millones de dólares. Por tanto, EE.UU ha acumulado en 2016, 65.000 millones de dólares adicionales en activos netos frente a China, lo cual refleja, entre otras cuestiones, la deslocalización de empresas americanas en China (la inversión americana en China es más rentable que la china en Estados Unidos). Además, de los 6,92 billones de activos totales chinos frente al exterior, más de la mitad corresponden a las reservas de divisa extranjera controladas por el Banco Central (3,14 billones) y materializadas en su mayoría en bonos del Tesoro americano (1,16 billones).
Por tanto, se da una dualidad clara: mientras China tiene posición de fuerza en materia comercial frente a EE.UU, este último domina las relaciones de inversión. En este sentido, no puede haber conflicto alguno puesto que es un juego en el cual todos pierden si adoptan estrategias agresivas de cierre de fronteras e imposición de aranceles. Una vez más, se hace necesaria la prudencia y la paciencia en un escenario geopolítico nuevo y que puede ir caminando hacia otro equilibrio global de cooperación bilateral.
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