Internacional

Una pelea de gallos

La Razón
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De momento sigue sin haber “fumata blanca” en las negociaciones para formar gobierno: cuando todos esperaban que la coalición Liga-Movimiento Cinco Estrellas fuera a anunciar el nuevo gobierno al Presidente Mattarella, los líderes respectivos (Salvini y Di Maio) han informado de que necesitan más tiempo para conformar el programa de gobierno, desmintiendo que la falta de acuerdo se deba al nombre del Primer Ministro. La realidad es que todo esto contradice las informaciones anteriores y, sobre todo, los compromisos adquiridos. Porque debe recordarse que la semana pasada ambas formaciones anunciaron un preacuerdo de gobierno y pidieron al Presidente Mattarella que les diera de plazo hasta el pasado Domingo para articular un programa de gobierno. Pero, de momento, ni hay programa de gobierno, ni Primer Ministro, ni relación de elegidos para cada cartera.

Si tenemos en cuenta la conferencia pronunciada por el Jefe del Estado la pasada semana avisando de que Italia no debía hacer la guerra por su cuenta, da la impresión de que en realidad lo que hay es un forcejeo muy importante entre el Presidente de la República y la nueva coalición: más en concreto, entre Mattarella y Di Maio. Y es que hay mucho en juego. El programa que intenta implementar la teórica coalición de gobierno constituye todo un desafío tanto para las políticas comunitarias como para los mercados. Italia tiene muy poco margen para aumentar el gasto público, que es precisamente lo que el Movimiento Cinco Estrellas quiere incrementar. Su descomunal deuda nacional (132.5% sobre su PIB), cuando aún no se ha realizado el saneamiento de la mayor parte de las entidades financieras, no permite seguir gastando lo que no se tiene. Y el que mejor sabe de esta realidad es Silvio Berlusconi: no olvidemos que ya él en su momento tuvo que presentar su dimisión de manera anticipada en noviembre de 2011 porque los mercados necesitaban con urgencia que se llevara a cabo una fuerte reducción del gasto público.

Debe tenerse presente que Italia sigue siendo la tercera economía de la eurozona; que ostenta, al mismo tiempo, la categoría de “país fundador”; y que su principal protector, el Presidente del Banco Central Europeo (Mario Draghi), dejará el cargo en el plazo de un año, con lo que la nación transalpina se va a quedar en poco tiempo sin su principal valedor. En todo caso, no debe perderse de vista que seguramente en el centro de la falta de acuerdo esté el nombre del Primer Ministro: mientras Di Maio piensa que el 32.5% de los votos que obtuvo el pasado 4 de marzo es razón suficiente para presidir el Consejo de Ministros, Mattarella piensa que ahora más que nunca ha de hacer valer sus prerrogativas como Jefe del Estado para imponer un nombre de más entidad ante la escasa preparación de Di Maio para el cargo. Así que no resultaría de extrañar que el Presidente de la República les haya concedido un margen para la reflexión para que, entre otras cuestiones, acepten los posibles candidatos que él les ha debido proponer. Aunque este martes puede haber la anhelada “fumata blanca”, de momento las espadas siguen en todo lo alto mientras Italia inicia su undécima semana sin gobierno: lógico, por otra parte, cuando se han perdido más de dos meses en vetos cruzados que solo han perjudicado al país, dando la razón a aquellos que piensan que uno de los principales problemas del país es, precisamente, su clase política. Ver para creer