Política

Ginebra

Una propuesta que beneficia a Asad

La Razón
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l Con el plan de desarme propuesto por Rusia, ¿quién sale beneficiado: los rebeledes o el presidente sirio?

–Sin duda el presidente Asad. En este plan se ve claramente la voluntad del presidente ruso, Vladimir Putin, de ayudar a Asad. En ningún momento ha habido ninguna indicación de que a Putin le interese que cambie el régimen sirio ni a Asad ponerse bajo esa presión que supone un bombardeo internacional en Siria. Mientras los rebeldes están tan divididos, tanto Rusia como Irán se mantendrán juntos para evitar un ataque y para ello han insistido en que la crisis se resuelva en el Consejo de Seguridad de la ONU y bajo los términos legales que no incluya el famoso Capítulo 7 y no a la manera que proponía EE UU con una intervención militar.

l ¿En qué lugar deja esto al presidente Obama?

-Aunque dudo mucho que finalmente se decidiera a atacar, la falta de resultados tras un bombardeo también le dapilarían. Aun así, si finalmente no ataca pese a que Asad haya cruzado su «línea roja» también le resta credibilidad. Con todo, Siria no interesa mucho a la opinión pública estadounidense.

l ¿Qué interés tiene Rusia en construir una coalición para reducir la intensidad del conflicto?

–El principal interés de Rusia en el conflicto sirio es el principio de no interferencia en asuntos de la soberanía del Estado. Moscú ha aprendido la lección, durante décadas de experiencia, de que las intervenciones prolongadas rara vez traen más seguridad y prosperidad a las regiones vecinas. Rusia también tiene un interés secundario en continuar funcionando en su permanente puerto de Tartus y el bienestar de la comunidad ortodoxa cristiana del Este es una preocupación que resuena en la opinión pública doméstica. La condición de Moscú para apoyar la paz en Siria tendrá entonces como consecuencia un proceso que no sea una imposición pro occidental ni una solución islamista. Rusia nunca forzará a que Asad sea depuesto.

l Se ha visto que la UE no ha podido tener una opinión común respecto a Siria. Mientras que Rusia siempre ha mantenido la misma visión y parece que ahora, ¿cree que la propuesta del presidente Vladimir Putin podría llevar la paz a la región?

–La falta de un consenso dentro de la comunidad internacional ha sido claramente uno de los grandes obstáculos para que distintos procesos que intentan solventar la crisis siria lleguen a funcionar. Incluso hoy. En el lado de la oposición están los saudíes, los qataríes y Occidente, mientras que junto a Asad se encuentran los iraníes y los rusos. Ambos bandos no han parado de recibir mensajes de que podían ganar. Por ejemplo Asad en sus últimas intervenciones ha dejado claro que podía resistir pese a cualquier apoyo de EE UU a los rebeldes. Por otra parte, la UE ha dejado un poco su acción a manos de lo que haga EE UU. Parece que finalmente Putin conseguirá que tanto los iraníes como el propio presidente Asad se sienten en la misma mesa de negociación que las potencias occidentales. La solución vuelve ahora al plan político que se iba a debatir en la cumbre de Ginebra.

l Al principio del conflicto se vio que nuevos actores, como por ejemplo Turquía, emitían comunicados a diario sobre su postura, pero finalmente son Rusia y EE UU los que tomarán las decisiones.

–La guerra en Siria ha pasado a ser una guerra de apoderados. En este conflicto se ven claramente los tres niveles: los actores domésticos, los regionales y los internacionales. Las divisiones entre potencias, que tan patentes han quedado en el Consejo de Seguridad de la ONU, propulsan las competencias regionales.